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Los jóvenes españoles se emancipan 6 años más tarde que en el norte de Europa

Las dificultades de este sector para acceder al mercado laboral, su precariedad y la falta de apoyo institucional provoca la deslegitimización de la democracia, según un informe de Obra Social La Caixa.

ALEJANDRO TORRÚS

Alejandro Degnan es un joven de 25 años. Su vida es muy similar a la de otros miles de jóvenes españoles. Se sacó una licenciatura, pasó algún tiempo en el extranjero aprendiendo idiomas e hizo las ineludibles prácticas en empresas. Después llegó el momento de su primer contrato, temporal y a jornada partida. Ahora, de nuevo en paro y sin prestaciones económicas de ningún tipo, se pregunta cuándo se podrá independizar.

El caso de Alejandro no es una excepción. Ser joven y español es sinónimo de precariedad. De hecho, siete de cada diez jóvenes con edades comprendidas entre 20 y 29 años vive con sus padres, según el informe La transición de los jóvenes a la vida adulta, presentado este martes por Obra Social La Caixa. La situación económica y la inestabilidad, hay quien lo llama flexibilidad laboral, hace del sueño de la emancipación una utopía.

En el año 2011, el 44,4% de los jóvenes entre 20 y 24 años estaba en paro y de los que trabajaban, un 58,6% tenía contratos temporales. 'Antes de la crisis, cuando supuestamente éramos ricos, los jóvenes españoles ya tenían una tasa de emancipación baja respecto a Europa, pero la crisis ha acentuado su dependencia de la familia y su riesgo de caer en la pobreza', señala Almudena Moreno, coordinadora del informe.

El limitado acceso a las prestaciones sociales ha redundado en un incremento del riesgo de pobreza y exclusión social entre los jóvenes, pasando del 23,6% en 2008 al 30,6% en 2010. Alejandro se pregunta qué ha podido hacer mal. “Siempre nos han inculcado que había que estudiar, saber idiomas y después vendría el trabajo. Siempre pensé que a esta edad ya podría vivir de alquiler. Pero no. Ni siquiera tengo la sensación de que ese momento esté cerca”, reflexiona este joven, que si hubiese nacido en Finlandia ya llevaría dos años independizado.

El 44,1% de los jóvenes españoles vive en el hogar familiarAsí, en el año 2009 sólo un 1,18% de los jóvenes españoles recibió ayudas por parte de los servicios sociales, un porcentaje que disminuye año a año. España sólo destina el 2,9% de su gasto social a la juventud, sin incluir prestaciones por desempleo, frente al 6,6% del Reino Unido o el 6,5% de Dinamarca. Primera consecuencia: la juventud española valora a la clase política con un 2,8 sobre 10 y más del 50% considera la gestión de los servicios públicos como poco o nada satisfactoria.  

Las comparaciones siempre son odiosas pero cuando se trata de España con un país del norte de Europa también pueden resultar insultantes. El 44,1% de los jóvenes españoles vive en el hogar familiar, frente al 40,7 % que lo hacía en 2005. En la actualidad, la edad media de abandono del hogar familiar en España se sitúa en torno a los 29 años, frente a países como Finlandia donde sus jóvenes se independizan con 23.

Las razones de este retraso en la edad de emancipación no hay que buscarlas en la tradicional idea de que los jóvenes de países mediterráneos se marchan de casa más tarde que el resto de los europeos por su apego al ámbito familiar. El informe señala que los causantes de esta situación, muy al contrario de la idea clásica, son la inestabilidad laboral y económica de este sector de la población y sobre todo de la falta de ayudas institucionales.

David Abellán trabaja en un casino de una zona costera. Tiene 26 años y ya ha trabajado como carpintero, peón del albañil, socorrista y, ahora, crupier. La idea de acudir a los servicios sociales a solicitar una prestación ni siquiera para por su cabeza. “¿Para qué?”, se pregunta. “La última vez que fui el INEM a darme de alta por desempleo me aconsejaron que me marchara del país”, recuerda.

La falta de apoyo institucional a la juventud se explica por dos motivos, según Antonio López, catedrático de Trabajo Social y Servicios Sociales de la UNED y coautor del informe. 'La relación entre los jóvenes y las instituciones está prácticamente rota. En primer lugar, porque los servicios sociales apenas destinan recursos para este sector de la población; y, en segundo lugar, porque los jóvenes tienen una idea negativa respecto de estas instituciones y no se acercan a solicitar ayuda', explica.

Muchos de los que ya se habían independizado han tenido a casa de sus padresOtra de las consecuencias del abandono tardío del hogar ha sido un descenso del número de viviendas encabezadas por jóvenes, pasando de un 16,4 por ciento en 2005 a un 14,5 por ciento en 2011, al no poder hacer frente al pago de una hipoteca o alquiler. Muchos de los que ya se habían independizado han tenido que volver junto a sus familias dando lugar al fenómeno de los 'desemancipados'.

Es el caso de Carlos Guisasola, de 31 años, que hace dos tuvo que regresar a casa de sus padres y con ellos continúa. En el 2002, en plena burbuja inmobiliaria, este joven montó una empresa de maquetas para nuevas construcciones. El negocio marchaba viento en popa y los proyectos surgían uno tras y otro, por lo que Carlos decidió emanciparse. Pero el sueño inmobiliario explotó y con él las expectativas vitales de este joven que se vio obligado a regresar al hogar familiar. 'Por suerte la familia siempre está para apoyarle a uno', señala.

La emancipación tardía también ha provocado el retraso en la formación de la pareja y el nacimiento del primer hijo. En 2009, la edad media de la mujer al nacer su primer hijo era de 31 años en España y el 60% de los alumbramientos provenían de padres mayores de 30 años. Se trata de la media de edad más elevada de la Europa de los 15.

Las expectativas sobre la edad en la que encontrar un trabajo y poder desarrollar una vida de manera independiente coinciden en la juventud de todos los países europeos, según señala el informe. “Los jóvenes españoles no quieren irse de casa más tarde, ni son más vagos, ni tienen menos ambición como repiten algunos”, señala Antonio López, quien apunta que esta crisis económica ha incidido “muy gravemente” en las expectativas de futuro de toda una generación.

Más allá de la habitual pregunta de si esta generación será capaz de salir adelante, para López y Moreno no hay ninguna duda de que sí, la cuestión es si estos jóvenes volverán a creer en este sistema como forma de organización social. 'Una democracia se legitima si es capaz de dar viabilidad a la trayectoria vital de sus ciudadanos”, explica López, quien añade que, en este momento, la democracia española está siendo incapaz de proporcionar esa trayectoria vital a sus jóvenes.

“La juventud sólo ha conseguido entrar en la agenda política mediante movimientos contestatarios y de protesta como el 15-M. Son la generación que en unos años tiene que ocupar los puestos de autoridad pero ven como las instituciones actuales no les sirven de nada porque en época de bonanza tampoco les iba bien”, explica López, quien ve un verdadero problema de futuro en esta cuestión.

Almudena Moreno explica que el Estado derivó el problema de los jóvenes a las familias, quienes se habían hecho cargo del futuro de los jóvenes. “Con la crisis el colchón familiar está muy debilitado. ¿Cómo van a salir de esta los jóvenes? Es un problema importante, pero los políticos ahora mismo sólo se preocupan del rescate a los bancos', concluye Almudena Moreno.

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