La Junta Electoral Central decidió anoche colocar a los indignados fuera de la ley si se manifiestan mañana, día de reflexión. Pero este nuevo sujeto, cuya irrupción imprevista ha dejado boquiabiertos a casi todos, dejó ayer claro una vez más que tiene vocación indomable: se mantiene la concentración en la Puerta del Sol de Madrid para mañana. E incluso para el domingo.
Los magistrados difundieron su no a 'cualquier concentración o reunión' cerca de medianoche. Y abrieron con ello una nueva batalla en este tira y afloja imprevisto que ha convertido una campaña anodina en la más excitantes de los últimos tiempos: un portavoz del movimiento avanzó que, de entrada, librarán el combate en el campo de la semántica porque nadie pidió permiso para 'manifestarse' y el derecho a 'concentrarse' está protegido por la Constitución. Hoy afinarán su estrategia, pero la línea gruesa estaba ya clara: siguen.
Zapatero pide 'respeto' por este 'movimiento pacífico'
La Puerta del Sol, que ya había gritado 'No nos moverán', seguía abarrotada, con miles de personas extendiéndose incluso por los alrededores: más gente que nunca. Y esa marea indignada que se ha apoderado de esta atípica campaña que hoy llega formalmente a su fin se va extendiendo también fuera de Madrid: ayer había llegado ya a más de 80 ciudades y preparaba el contagio a otros países de la UE.
Lo más difícil, sin embargo, empieza ahora, con un sector de la derecha asociando cada vez en voz más alta las concentraciones a una maniobra del PSOE para evitar una victoria del PP siguiendo el esquema que, según estos sectores, ya privó del Gobierno a los conservadores tras el 11-M.
Rajoy llama a votar 'para quitar al Gobierno que no está a la altura'
Si ya antes de la decisión de la Junta Electoral estos sectores exigían que la Policía impidiera las concentraciones por la fuerza, todo indica que la tensión puede llegar hoy y mañana a cotas muy elevadas.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, subrayó, antes de conocer la decisión de la Junta Electoral, que la Policía 'busca resolver los problemas y no crear más'. Pero anoche un dirigente tan importante en el PP como Federico Trillo mostró cómo está subiendo la tensión: a la salida de un acto electoral en Torrevieja (Alicante), hizo la peineta a un grupo de indignados, aunque luego subrayó que no había insultado a nadie.
Durante el día, todos los partidos intentaron mantener una apariencia de normalidad en una campaña completamente descontrolada. Eso sí, las alusiones a los indignados e incluso la petición de su voto fueron constantes. Empezando por las del propio presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ayer sí hizo una alusión explícita a los concentrados: 'Es una protesta pacífica y merece nuestro respeto', afirmó. Y añadió: 'Todas las mejoras y reformas se consiguen con el voto democrático y la exigencia crítica a los gobernantes'.
La Puerta del Sol de Madrid estuvo anoche más llena que nunca
No hizo referencias tan concretas el líder del PP, Mariano Rajoy, pero todo en esta campaña está ya tan perforado por este movimiento que no hace falta explicitarlo: el líder conservador explicó que 'la regla del juego de la democracia' consiste en 'quitar a los gobiernos que no están a la altura' mediante el voto. Y ya por la noche, en Sevilla, dijo: 'Los ciudadanos tienen derecho a exigir que se hagan las cosas mejor'.
Los dirigentes del PP más cercanos al líder se mantuvieron dentro de los límites del argumentario oficial, subrayando 'respeto' y poniendo todo el empeño en intentar transformar la indignación en una bofetada al Gobierno a través de las urnas y el voto al PP. Pero dejando que simultáneamente otros sectores del partido insistieran en descalificar a los manifestantes pintándolos como marionetas al servicio del PSOE o como peligrosos antisistema.
Entre estos destacó el eurodiputado Alejo Vidal-Quadras, quien tras leer el manifiesto concluyó que estos jóvenes tienen 'una empanada mental de preocupantes proporciones', los emparentó con 'los energúmenos que irrumpieron en diversas capillas universitarias' y arremetió contra los que 'lanzan su caña a tan turbulentas aguas' a la búsqueda del voto.
Su jefe en la Eurocámara, Jaime Mayor Oreja, insistió en ver detrás la mano del PSOE e incluso lo puso en el mismo saco de supuestas fechorías socialistas que 'la legalización y legitimación de ETA'.
También Esperanza Aguirre volvió a colocar a los indignados en el terreno de los antisistema. Tras insistir en que no le gusta que se pongan adjetivos a la palabra democracia subrayó que lo hacían Franco y los países soviéticos tras recordar que los indignados le agregan 'real', añadió: 'Tendría gracia que cuando un gobierno de centroderecha lo hace mal se le cambia y si es de izquierda, lo que se quiere es cambiar el sistema'.
Su principal rival el 22-M, Tomás Gómez, se ha convertido dentro del PSOE en el más entusiasta defensor de los indignados, lo que convierte el duelo de la Comunidad de Madrid en uno de los más ideológicos de todos los que se celebran el domingo: 'No veo ninguna razón para desalojar la Puerta del Sol. A quien hay que desalojar es a la auténtica antisistema que se sienta en un despacho en la Puerta del Sol. Hay que desalojar a la antisistema que está deteriorando los servicios públicos, que está haciendo negocio con lo que es de todos, en sanidad o en educación', afirmó Gómez.
UGT y CCOO también están intentado tejer complicidades con los indignados, pero nadie ha mostrado tanto entusiasmo como IU, convencida de que ya lleva en el programa la mayoría de reivindicaciones que se van aprobando en asamblea, como el rechazo a la Ley Electoral y las críticas al bipartidismo y a la banca.
El líder de IU, Cayo Lara, dejó claro que ya ve el 15-M y a los indignados como una semilla tan importante como fue la del referéndum de la OTAN para el nacimiento mismo de la federación: 'Esto es serio, de fondo y de calado. Nos han robado la democracia y muchos no estamos dispuestos'.
La bola de nieve ha crecido tanto que hasta los banqueros, contra los que se lanzan dardos muy afilados, empiezan a sentir la necesidad de pronunciarse. Ayer lo hizo Pedro Guerrero, presidente de Bankinter informa Virginia Zafra: incluso admitió algo de 'razón' en las críticas, pero aplicadas a la banca internacional, 'que ha tenido actuaciones verdaderamente imprudentes'.
La receta del banquero: 'Hay que pasar por un pequeño purgatorio'. Justo cuando tantos jóvenes sienten que acarician el cielo.
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