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La guillotina que dejó a 140.000 familias sin casa

Los afectados por las hipotecas reivindican una moratoria de tres años para salvar los préstamos y la dación en pago. Los colectivos piden al Gobierno un alquiler social de las viviendas que hay vacías

DANIEL AYLLÓN

Dos veces se arruinó y las dos salió a flote. 'Pero la tercera me ha cogido con 52 años y va a ser más difícil', cavila Roque Marchal en el salón de su chalet adosado en Fuenlabrada (Madrid). En 2006, cuando apenas faltaban por abonar 12.000 euros para pagar la propiedad, pidió un nuevo préstamo para comprar una nave industrial, que avaló con su propia vivienda. Le dieron 390.000 euros, pero sólo alcanzó a devolver 70.000 euros a la caja de ahorros. La entidad se negó a concederle una moratoria y, después de 19 meses de impagos, la casa salió a subasta en junio.

Se convocaron dos subastas y la falta de pujas dejó la casa en manos de la caja de ahorros, aunque la familia sigue habitando en ella. La orden de desahucio todavía no ha llegado y Roque tiene mujer y cuatro hijas, dos emancipadas confía en que el futuro le depare un golpe de fortuna: 'Que el Gobierno diga basta ya a esta situación, o que el banco nos ofrezca recomprar la vivienda... lo que sea', otea en un horizonte imaginario.

'Los bancos inflaron los precios y han de pagar por ello', reclama Roque

Desde enero de 2008, el Consejo General del Poder Judicial ha emitido un total de 140.485 notificaciones y embargos. 2011 ha sido el año más dramático, con 32.010 en los seis primeros meses.

A lomos del negocio de la carpintería ebanista, que vivió una época dorada con el boom de la construcción, Roque amasó una pequeña fortuna que permitió a su familia vivir con comodidades la década pasada. Con la bonanza del sector, la avalancha de pedidos de muebles de hogar a medida (dormitorios, librerías, piezas de lavabo...) desbordaron sus posibilidades y, en 2002, llegó a tener siete empleados a su cargo para poder atender los pedidos.

Hoy, del bolsillo de su camisa asoma con timidez la cartilla bancaria, que Roque mira con lupa desde hace tres años. En este tiempo 'no ha habido comidas de restaurante ni vacaciones en la playa', explica junto a su hija Marisol, de 20 años. El hombre no considera la posibilidad del desalojo: '¿Dónde íbamos a vivir? Soy capaz de casi cualquier cosa para evitar que nos echen'.

El precio de la vivienda todavía caerá un 20% más, según Adicae

Después de tirar durante meses de ayudas familiares, la falta de ingresos les llevó hace un año a poner en alquiler tres de las habitaciones de la casa. En ellas viven ahora un guardia jurado, un informático y un camarero. Roque dividió la buhardilla en dos amplias salas, en las que duermen Marisol y su hermana Cristina, de 23 años.

Los inquilinos comparten un cuarto de baño, una cocina y un salón. La vida de la familia Marchal se desarrolla en el resto de estancias de la casa, que han establecido como 'privadas'.

Desde que el 15-M empezó a rugir, Roque se unió a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Aunque esta es ajena al movimiento, se nutre de él cada vez que convoca una concentración popular para paralizar un desahucio.

El portavoz de la PAH Vicente Pérez recuerda los dos motivos que abocaron a la situación actual: 'Entre 2004 y 2007, los precios aumentaron de forma desmesurada y los bancos dieron préstamos a todo el mundo, trampeando las hipotecas aunque no se reuniesen los requisitos'. Roque se ve reflejado. El dinero que le sobró de los 390.000 euros que le dieron para comprar la nave lo aprovechó para hacer obras en casa.

Con aquellos mimbres, 'la bomba sólo necesitaba el paro y la depreciación de la vivienda para estallar', asegura Pérez. La PAH reivindica la dación en pago, de forma que la deuda quede saldada tras la entrega de las llaves a la entidad prestamista.

'La dación en pago es una putada para los bancos, pero ellos son los que inflaron los precios y ahora tienen que pagar por ello', opina Roque, que también compró una nave para su negocio, que avaló con su domicilio (todavía estaba pendiente de devolver la mayor parte del préstamo) y que empeoró la situación frente al banco. Con el tiempo, también la perdió.

El presidente de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), Manuel Pardos, calcula que otros 300.000 hogares se encuentran en el filo de la navaja, con mensualidades pendientes de pago o con la imposibilidad de asumir ni una sola. Adicae trasladó una propuesta al Gobierno para establecer una moratoria de tres años con financiación del ICO.

Pardos calcula que harían falta algo más de 1.000 millones de euros, pero que la medida 'beneficiaría tanto a las empresas como a las familias, cuyas economías se recuperarían, y se frenaría el drama de los desahucios'. Además, Adicae pronostica que el descenso del 20% que ha dibujado el precio de la vivienda desde 2007 seguirá durante los próximos años hasta alcanzar el 40%.

Junto a la dación en pago y el periodo de moratoria, PAH pide al Gobierno crear un parque de viviendas en alquiler para familias con problemas económicos, con los cientos de miles de casas vacías que hay en España.

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