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El Gobierno depende de un voto para aprobar el recorte

El PNV votará hoy en contra y los socialistas cuentan con la abstención de CiU, CC y UPN

M. Á. MARFULL / G. LÓPEZ ALBA

Es mucho más que una votación. El Congreso tiene hoy en su mano la llave que abre o cierra el oxígeno parlamentario que alimenta al Ejecutivo. El paquete de medidas de ajuste contra el déficit aprobado por el Gobierno se votará en la Cámara en el duelo más reñido y más decisivo de cuantos ha deparado hasta ahora la trabajosa geometría variable que, día a día, fragua el PSOE en el Congreso.

La victoria o la derrota del Ejecutivo se puede decidir por un solo voto si no cambia el ajustado equilibrio que se barajó en una jornada frenética de negociaciones. Los 169 diputados del PSOE están obligados a garantizar su presencia en el hemiciclo para no inclinar la votación hacia una derrota de consecuencias tan imprevisibles como funestas para el Ejecutivo.

Tienen enfrente a 168 parlamentarios -sólo uno menos- que votarán en contra. Liderados por el PP 153 diputados, los seis representantes del PNV cuyo presidente, Iñigo Urkullu, solemnizó ayer su rechazo 'por responsabilidad' se unirán a la izquierda minoritaria ocho diputados de ERC, IU, ICV, BNG y NaBai y compondrán con el rechazo de UPyD una fragilísima frontera de incertidumbre.

En medio de este enfrentamiento de infarto, un bloque de 13 diputados se inclinaba ayer por la abstención. CiU diez escaños, Coalición Canaria dos y el diputado de UPN se convertirán en el fiel de la balanza y decidirán la foto finish.

El anuncio de Urkullu activó todas las alarmas en el Ejecutivo y en el PSOE para intentar amarrar la votación, ante la evidencia de que una derrota supondría 'un problema político muy complicado', según fuentes gubernamentales.

El presidente, que ya por la mañana se había reunido en su despacho del Congreso con el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, se implicó directamente, apoyando las gestiones de las vicepresidentas María Teresa Fernández de la Vega y Elena Salgado y del portavoz parlamentario, José Antonio Alonso. Conquistar un muy difícil voto favorable de CiU y blindar su abstención era el objetivo.

El Gobierno rechazó hacer conjeturas sobre las consecuencias que le depararía una derrota, mientras subrayó que el ajuste que debate el Parlamento 'no es sólo una cuestión de política interna y la oposición debería ser consciente de ello y actuar en consecuencia'.

No obstante, en fuentes socialistas se asumía que, llegados a esa situación, Zapatero no tendría muchas más opciones que someterse a una moción de confianza si la votación del real decreto de medidas de ajuste cuyo anuncio se convirtió en el peor trago parlamentario del jefe del Ejecutivose atraganta definitivamente con una derrota en el Parlamento.

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