El debate sobre el estado de la nación llevaba dos años sin celebrarse. Exactamente desde julio de 2007. Un tiempo suficiente para echar la vista atrás y hacer balance, para ver cómo han cambiado las cosas en dos años a través de los discursos de dos políticos que siguen siendo los mismos: Zapatero y Rajoy. 

En 2007 la crisis económica no existía, era la nada absoluta. Zapatero no mencionó esa palabra ni una sola vez en su discurso;  Rajoy tampoco. El líder del PP reconoció que la economía iba bien pero sólo en 'algunos aspectos'. 

Zapatero pintó un panorama optimista —habló de la 'robusta salud de la economía'— y dio a conocer una medida estrella que acaparó las portadas del día siguiente: el cheque-bebé de 2.500 euros por cada nuevo niño nacido. 

Rajoy mencionó la necesidad de hacer reformas económicas, aunque como siempre no fue muy preciso al respecto. Dijo que la economía española perdía capacidad para competir en el exterior y dijo que el país tenía un déficit importante. Hizo un buen diagnóstico pero no aportó soluciones. 

Las preocupaciones de Rajoy eran otras: ETA y la lucha contra el terrorismo copaban la agenda política.Y ese fue el eje del debate y el posterior cara a cara entre los dos.  En dos años se ha producido un giro de 180 grados: de terrorismo apenas se ha hablado pues la crisis lo ha acaparado todo. 

Lo que no ha cambiado, porque hay cosas que en la política española no cambian nunca, ha sido el tono duro, agrio y descalificatorio entre los dos políticos: hoy, como hace dos años, Zapatero se ha descolgado con nuevas medidas y Rajoy ha pintado un panorama aún más negro sin ser capaz de aportar una alternativa. 

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