Mariano Fernández Bermejo al comunicar a los medios su dimisión como ministro de Justicia. AFP
Pese a costarle mil euros, la cacería de Bermejo junto al magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, ha sido la más cara de su carrera política. Tras convocar una rueda de prensa con carácter urgente, Bermejo ha anunciado su dimisión como titular del departamento. Su sustituto será Francisco Caamaño.
'Sé que lo mejor que puedo haccer por el proyecto socialista es dejar el puesto para que lo ocupe otra persona', ha señalado Bermejo para agregar que cierra una etapa que 'ha sido apasionante'.
'Nadie es indispensable y nadie debe estar amarrado a un puesto', ha abundado al tiempo que ha concretado que 'los cargos publicos son para servir y en el momento en el que uno perciba que no es posible seguir al mismo nivel lo mejor es marcharse'. El ya ex ministro seguirá como diputado en el Congreso de los Diputados.
Mariano Fernández Bermejo ha detallado que esta misma mañana ha acudido al Palacio de la Moncloa para presentar su renuncia al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, según varias fuentes, ya presentó su dimisión la semana pasada, cuando se supo que había cazado en una finca de Jaén sin tener licencia para ello. Zapatero le emplazó entonces a una nueva reunión hoy mismo.
De esta forma, Bermejo concluye un mandato que arrancó el el 9 de febrero de 2007, tras dos años al frente del ministerio.
'Uno no ha venido aquí para estar pegado al banco sino a trabajar por un enorme proyecto en el que creo, creía y sigo creyendo', ha recalcado el hasta ahora titular de Justicia, quien ha agregado que 'cuando uno se da cuenta de que está siendo utilizado contra ese proyecto lo que debe hacer es evitarlo, es lo mejor que puede hacer para que ese proyecto continúe'.
Fernández Bermejo ha asegurado que no puede tolerar esa utilización y que por eso, sabe que, en este momento, 'lo mejor que puedo hacer' por el proyecto del Gobierno socialista 'es dejar el sitio a otro, que seguramente con ilusión parecida continuará' la obra de reforma de la Administración de Justicia.
Además de destacar el trabajo realizado por su 'magnífico' equipo, ha agradecido al presidente del Gobierno la oportunidad que le ha dado de hacer algo 'que está al alcance de muy pocos' en una etapa que ha calificado de 'apasionante'.
'Vine al Ministerio de Justicia con un enorme bagaje de ilusión, una enorme voluntad de servicio público y aquí me he vaciado. Esa ilusión me la llevo ahora al grupo socialista para trabajar como diputado en el Congreso y continuar ahí la labor que empecé', ha recalcado.
Bermejo ha insistido en que 'nadie es indispensable y nadie debe estar amarrado a un puesto si no es para servir' y que en el momento en el que 'uno percibe que no solo no está en condiciones de hacerlo sino que está siendo utilizado contra ese proyecto, la labor que le queda por delante es marcharse a otro lado con esa ilusión'.
Bermejo se metió de lleno en el ojo del huracán tanto por la huelga de jueces como por la cacería en la que coincidió con el juez Garzón, en el momento en que éste instruía la causa por corrupción contra cargos del partido Popular.
El ahora ex ministro de Justicia sólo llegó a reconocer que la montería 'probablemente fue inoportuna' , pero descartó que fuese a dimitir por ello. Bermejo criticó a los que 'disparan' contra Garzón por esa coincidencia, en referencia a dirigentes del PP, que quieren 'tapar graves problemas de corrupción '.
La cacería del ministro tornó en una cacería contra su persona: el líder del PP, Mariano Rajoy, solicitó su dimisión en cada intervención que hizo desde entonces. Esperanza Aguirre tildó la cacería de 'compadreo intolerable' y de 'escándalo sin precedentes'. ¿Más?: el portavoz del PP de Madrid Juan José Güemes, la calificó de escena 'propia del franquismo' y acusó a Garzón y Bermejo de 'intentar aniquilar al adversario'.
Desde sus filas también llegaron muchas voces críticas, e incluso el ex ministro socialista Jerónimo Saavedra le recomendó la dimisión como única salida. 'Es él (Saavedra) quien debe aclarar ese cuadro de valores; el mío está muy claro', subrayó Bermejo tras reiterar que para él un cargo político sólo debe dimitir si está imputado por un juez en un caso de corrupción.
Ante el levantamiento de los magistrados, Bermejo reconoció que 'un 35% de jueces en huelga ya es significativo' y que la la justicia española necesitaba 'un impuslo'. Sin embargo, anunció que la huelga no estaba justificada 'porque no existe ese derecho y porque su desproporción salta a la vista' y anunció que llevaría al Consejo de Ministros una ley para regular 'el modo en que los jueces pueden reivindicar sus derechos', desde la perspectiva de que un poder del Estado no puede ir a la huelga.
La huelga de los jueces es quizá el asunto más grave al que se ha tenido que enfrentar Bermejo desde que Zapatero le puso al frente de Justicia. Pero han sido más las formas del ministro, que incluyen esa cacería que no ha gustado a nadie, ni si quiera a los que creen que lo de Garzón fue una coincidencia insignificante, lo que ha dado con sus huesos fuera del Gobierno.
El último en opinar sobre la desafortunada montería ha sido José Bono, esta misma mañana en una entrevista en Onda Cero. El presidente del Congreso asegura que ese episodio montaraz no 'gusta nada' a la 'inmensa mayoría' del PSOE 'por diversas circunstancias' y que 'las últimas de la licencia no son nada desdeñables', refiríendose a que Bermejo abatió sus piezas sin el correspondiente permiso: 'Estaba al lado de Puertollano, que es Castilla-La Mancha pero muy pegado a Andalucía, y no me di cuenta', se justificó.
Durante los dos mandatos de Zapatero, sólo Bermejo y Jose Bono, entonces ministro de Defensa, han dimitido por motivos que no estaban relacionados con la renuncia al cargo para concurrir a unas elecciones.
Bono dimitió el 7 de abril de 2006 y alegó que la decisión respondía a su deseo de abandonar la 'actividad política' y dedicarse a su familia. Sin embargo, dos años después sí aceptó presidir el Congreso de los Diputados.
Para presentarse como candidatos a unas elecciones, renunciaron a sus respectivos cargos otros ministros como Juan Fernando López Aguilar, quien precisamente fue el que cedió la cartera a Bermejo para aspirar a la Presidencia canaria, o José Montilla, entonces titular de Industria, que lo hizo para presidir la Generalitat de Cataluña.
Con su renuncia, Bermejo se convierte en el duodécimo ministro de los gabinetes de Zapatero que sale del Gobierno por distintas causas.
Además de Bono, López Aguilar y Montilla, los ministros que dejaron el Gobierno de Zapatero son José Antonio Alonso, María Jesús Sansegundo, Jesús Caldera, Carmen Calvo, Jordi Sevilla, Cristina Narbona, María Antonia Trujillo y Joan Clos.
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