Con el nombramiento de Carmen Lamela y Susana Polo como nuevas juezas del Tribunal Supremo, son ya 14 las mujeres que integran el alto tribunal, una cifra muy alejada de los 67 hombres y que apenas supera el 17 % del total de magistrados en este órgano.

Porcentaje que, sin embargo, ha aumentado en cuatro puntos desde el pasado mes de enero, cuando el Consejo General del Poder Judicial eligió a tres nuevos magistrados para el Supremo, uno de ellos María Luz García Paredes. Hoy, de los cuatro aspirantes elegidos a ocupar una plaza en el alto tribunal, dos son mujeres.

Son Carmen Lamela y Susana Polo, que pasan a integrar la Sala de lo Penal del Supremo, en la que la magistrada Ana Ferrer, después de cuatro años, dejará de ser la única mujer entre más de una decena de hombres.

Ella fue la primera jueza en ascender a la Sala de lo Penal del alto tribunal en 2014 y no ha sido hasta hoy y después de varias renovaciones de plazas, cuando nuevas mujeres se incorporan a esta Sala.

Pese a los nuevos nombramientos y a la realidad de la carrera judicial (más de la mitad de los jueces en España son mujeres), las cifras siguen dando cuenta del evidente desequilibrio en el Tribunal Supremo.

Y no solo en el número de mujeres (14 frente a 67), sino también en el cargo que ostentan: no hay una sola jueza que presida una Sala en el alto tribunal.

Es la Sala Cuarta, la de lo Social, la que tiene entre sus magistrados a más mujeres, cinco (Lourdes Arastey, Milagros Calvo, María Luz García Paredes, María Luisa Segoviano y Rosa María Virolés) del total de 13 jueces, hace un balance del 38 % de mujeres entre los magistrados de esa Sala.

Le sigue la de lo Contencioso, con cuatro magistradas (Pilar Teso, Inés Huerta, Isabel Perelló y Celsa Pico), por delante de la de lo Penal.

A la cola se encuentran la Sala de lo Civil y de lo Militar, cada una con una mujer, María Ángeles Parra en la primera y Clara Martínez en la segunda.

Un balance que no es más que el reflejo de la realidad judicial en las altas instancias, donde el techo de cristal se agudiza a medida que el órgano es más elevado. Como ejemplo, el Tribunal Constitucional, donde solo dos de los doce magistrados son mujeres.

En el caso de los tribunales superiores de justicia, de nuevo, menos de la mitad de los jueces son mujeres, solo el 35 %, y sólo una preside uno de ellos, frente a 16 hombres, según datos del CGPJ.

Un compendio de cifras que no se ajusta con la estructura de la carrera judicial, donde el porcentaje de mujeres sigue creciendo. Ya son el 53,2 % del total de magistrados y jueces en activo en España, el mismo porcentaje que representaban los hombres hace diez años.