El despacho de José María Barreda (Ciudad Real, 1953) está a 25 minutos de Madrid en tren, pero aparenta situarse a años luz de distancia del ruido político de Madrid. En abril de 2004, Barreda relevó a José Bono al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha, mandato que revalidó con mayoría absoluta en las elecciones de 2007.
Ahora, recién constatado el fracaso de la Conferencia de Presidentes boicoteada por el PP, Barreda pide una nueva actitud política que entierre el frentismo para hacer frente con garantías al reto de la crisis. Las encuestas le otorgan ventaja sobre su adversaria en la Comunidad, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. La reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha, bloqueada por los conservadores en el Congreso, es su primera ocupación. Junto a lidiar con las consecuencias de la crisis económica, en una legislatura pasada por el agua del trasvase Tajo-Segura, donde el PP tropieza con la resistencia de Murcia y la Comunidad Valenciana. La convocatoria de la Comisión Constitucional del Congreso para esta semana alimenta en Barreda la posibilidad de que el texto estatutario acabe, finalmente, concitando el mismo apoyo con el que salió de las Cortes regionales: la unanimidad del PSOE y el PP.
¿Qué imagen cree que han dado los presidentes autonómicos y el Ejecutivo en la última Conferencia de Presidentes?
El resultado global es negativo, para todos. Es una oportunidad desaprovechada para que hubiéramos emitido un mensaje de tranquilidad, seguridad y confianza. Para que hubiéramos sabido delimitar nuestrasdesavenencias y defender el interés común. Sinceramente, los ciudadanos habrían agradecido que hubiéramos sido capaces de ponernos de acuerdo en aquello que más importa en este momento al conjunto de la población, que es la economía y el empleo. Tengo el convencimiento de que los ciudadanos no quieren que los políticos nos enfrentemos siempre y no acordemos nunca. Por el contrario, lo que esperan de los políticos es que resuelvan problemas y satisfagan sus necesidades, y el otro día teníamos una ocasión muy buena.
'El planteamiento de la Conferencia es válido, pero ha faltado madurez democrática'
¿Quién tiene la responsabilidad de esa 'oportunidad perdida'?
Los presidentes del PP cometieron un error de planteamiento; iban como un bloque de partido. Y los presidentes no están en nombre de unas siglas, sino representando a toda su comunidad. Esa conciencia debería haber roto el planteamiento de bloque contra bloque, de PP versus PSOE, porque no se trataba de eso. Por otro lado, creo que desde el primer momento se pudo comprobar que no deseaban un acuerdo por razones cortas de vista, por no decir mezquinas, pensando que lo iba a capitalizar el presidente del Gobierno. Días antes, algunos presidentes del PP llegaron a plantear boicotear la Conferencia y no acudir. Con esos precedentes, se entiende mejor su comportamiento durante la reunión.
¿Se debería reformar el formato de la Conferencia para que este fracaso no se vuelva a repetir?
'¿La reunión se podía haber preparado mejor? Todo es perfectible, pero eso no es excusa'
La reunión empezó aprobando por unanimidad un reglamento que previamente habíamos consensuado y del que carecíamos con anterioridad. Eso es un paso hacia adelante, hacia un órgano nuevo que no está previsto en nuestro ordenamiento. No hay ninguna instancia en la que podamos coincidir los presidentes de las comunidades autónomas y el Gobierno. El planteamiento es inteligente, novedoso y válido, pero requiere una madurez democrática e institucional que lamentablemente ha faltado en esta ocasión.
Todos los partidos de la oposición, no sólo el PP, acusan al Gobierno de improvisación en los preparativos de este encuentro.
Le doy mucha importancia a la mentalidad de bloque, que es lo que no necesita España nunca y menos ahora. Esa mentalidad frentista de derecha e izquierda, de PP contra PSOE. Si siempre se va con esa dialéctica, se pervierte el sentido de una reunión en la que, insisto, no estamos como militantes de un partido. ¿Se podía haber preparado mejor? Todo es perfectible, evidentemente. Se podría haber trabajado de manera previa de forma más consensuada, pero eso no es excusa para invalidar la reunión.
'La crisis también le va a pasar factura a este Partido Popular que se opone por sistema'
¿Cómo se siguen desde Castilla-La Mancha las consultas soberanistas de Catalunya?
Con interés y con distancia. Relativizando el alcance y contenido de las propias consultas y sabiendo quiénes las están promoviendo. No hay que ponerse dramático ni mucho menos trágico. La inmensa mayoría del pueblo catalán y los partidos mayoritarios tienen las cosas claras, y desde luego el presidente de la Generalitat, también. La dinámica de enfrentamiento, de criminalizar a Catalunya, es un error. Catalunya es una tierra particularmente dinámica, con unas singularidades evidentes, que ha hecho una contribución a la historia reciente muy importante para que fueran posibles las autonomías. Y lo digo así de claramente, como presidente de una comunidad a la que la autonomía le ha llegado como un milagro, porque para nosotros ha sido un acelerador histórico que nos ha permitido hacer muchas cosas en muy poco tiempo.
¿Ha leído el texto del Estatut que está ahora en manos del Tribunal Constitucional?
'En política de agua quien manda en el PP no es Cospedal, sino Murcia y Valencia'
He leído cómo salió del Congreso. Y ese es un dato importante desde el punto de vista político. El texto ha sido aprobado por el Parlament, remitido a las Cortes, que hicieron su trabajo, posteriormente fue sometido a referéndum y ahora se tiene que pronunciar el Constitucional. Es así, guste o no guste, y todo esto influye, se quiera o no se quiera.
¿Cree que se ajusta a la Constitución? ¿Qué espera del fallo del Tribunal Constitucional?
Tengo confianza en el trabajo que hizo el Congreso. Sin duda ninguna.
'Aquí podemos meter la pata, pero no la mano; hemos sabido crear un microclima de limpieza'
¿La crisis de autoridad que afecta al Tribunal hará que, sea cual sea el fallo, sea discutible?
Es mal asunto. Realmente, el Constitucional ha tenido tiempo. Pero hay que aceptar las reglas del juego y que en España hay un Tribunal que es el máximo intérprete de la Constitución y por tanto hay que acatar, respetar y cumplir sus sentencias. Eso forma parte del juego.
¿Un fallo contrario al Estatut sería una victoria para el PP y una derrota para el PSOE?
No quiero adelantar acontecimientos. El Estatut ha recorrido todo ese itinerario al que me he referido, pero el PP ha interpuesto un recurso. Entonces, el propio PP y el PP de Catalunya, si quiere mantener una representación en aquella comunidad, aunque sea mínima, lo debería pensar.
¿Hay un PSOE españolista encarnado en territorios como el suyo y otro federalista en Catalunya o Euskadi?
No. Hay una concepción clara de la Constitución y del Título VIII [De la Organización Territorial del Estado]. Otros han pretendido monopolizarla, olvidando que sus antecedentes políticos inmediatos, de quienes son directamente herederos, no la apoyaron, precisamente por ese Título VIII. El PSOE siempre ha sido un decidido partidario del Estado de las autonomías. Independientemente del valor que se dé a algunas palabras, me refiero por ejemplo al federalismo, la descentralización de España es la mayor de toda la UE con mucha diferencia. Y creo que con mucho éxito.
La reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha se halla pendiente del Congreso. ¿En qué momento está?
Precisamente se acaba de convocar la Comisión Constitucional del Congreso para el próximo día 22. Espero que sea el principio de un acuerdo que permita aprobar el Estatuto, y confío que sea con el apoyo del PP. El texto contempla una reserva hídrica de 6.000 hectómetros cúbicos que asegure las necesidades presentes y futuras de Castilla-La Mancha. Hasta ahora, el PP se presenta como el máximo defensor del Estatuto y del agua, pero luego en el Congreso no lo apoyan. Espero que finalmente lo respalde.
Habilitar esa reserva para desatascar el texto es una solución similar a la que el PP sí ha apoyado en Aragón.
Exactamente. Eso hace que no entienda por qué lo apoyan en una comunidad autónoma, en Aragón, y en Castilla-La Mancha, no.
El PSOE, en este caso, ha cedido al retirar su intención original de exigir la derogación del trasvase Tajo-Segura.
Hemos modulado la propuesta inicial, en vez de hablar de fecha de caducidad del trasvase. Hemos planteado esta otra fórmula, entre otras cosas, porque ya está probada y aprobada en el Estatuto de Aragón.
Castilla-La Mancha, incluso etimológicamente, forma parte de la España seca. ¿Acepta usted que les tachen de insolidarios por su defensa del agua?
Eso no tiene ni pies ni cabeza, y quien lo dice no sabe qué sucede. El trasvase fue consecuencia del tercer gran Plan de Desarrollo del franquismo. Desde que funciona, el caudal del Tajo se redujo en un 60%, afectando a la calidad y a la cantidad de su agua. Para dar prioridad a los regadíos de Levante, se dejaron de autorizar regadíos en la propia cuenca del Tajo. Además, se daba la paradoja inaceptable de que a muchos pueblos atravesados por el canal no se les podía abastecer con el trasvase, y teníamos que llevarles agua en cisternas. Eso era insultante. ¿Qué otra comunidad, por no decir qué otra nacionalidad histórica, hubiera permitido algo así? ¿Se nos puede llamar insolidarios en estas circunstancias? Por otra parte, en efecto, etimológicamente La Mancha significa la seca. Castilla siempre ha sido una tierra árida. Llevamos agua de la España seca a la España seca y nosotros no tenemos un mar que desalar. Llegará un momento en que el canal hará circular el agua a la inversa. Acabaremos trayendo agua del Mediterráneo.
¿Qué responsabilidad tiene María Dolores de Cospedal en el bloqueo del Estatuto? ¿Actúa como secretaria general del PP o como presidenta regional del PP?
La impresión que tengo y bien que lo lamento es que, en el PP, en los temas de agua no manda ella, sino Murcia y Valencia, donde gobierna. Tiene ese problema, porque sinceramente creo que, como aspirante a gobernar aquí, desea que se solucione el problema. Me gustaría que, en política de agua, quien mandara en el PP fuera María Dolores de Cospedal.
¿La teme como adversaria en las próximas elecciones?
Le tengo respeto como adversaria, como política y como persona, no cometeré el error de minusvalorar a nadie.
Las encuestas nacionales soplan en contra del PSOE. ¿La crisis puede costarle la Moncloa a Zapatero?
La crisis afecta más a quien gobierna, pero creo que ante esta situación lo que hubieran deseado los ciudadanos es que Gobierno y oposición empujaran en la misma dirección y hubieran sido capaces de consensuar políticas para dinamizar la economía y combatir el desempleo. Por tanto, creo que también le va a pasar factura a esta oposición que se opone por sistema, que sistemáticamente dice no, proponga lo que proponga el Gobierno.
¿Y qué pronostican las encuestas en su comunidad?
Dicen que vamos a mantener la mayoría. El electorado es muy maduro, discrimina perfectamente y sabe qué vota en cada caso. Hoy por hoy, los ciudadanos mantienen un apoyo claramente mayoritario al Gobierno regional.
La corrupción ha salpicado en los últimos tiempos a casi todos los partidos, pero su comunidad, por ahora, no aparece muy afectada en los titulares.
Aquí podemos meter la pata pero no la mano, tenemos una tradición de claridad, transparencia y control. Fuimos los primeros en impulsar la publicación de todas las retribuciones de todos los altos cargos. Seguramente hemos sabido crear un microclima de limpieza. Cuando ha habido algún atisbo, por muy incipiente y muy menor que fuera, inmediatamente se ha corregido; eso ha sido mano de santo.
¿El desafecto que genera la corrupción en la ciudadanía pasará factura en las próximas elecciones?
Tampoco es cuestión de dramatizar, pero hay un peligro potencial que deberíamos conjurar. Los ciudadanos han tenido la percepción de que el Gobierno y la oposición no han estado a la altura para dar una respuesta eficaz a la crisis y a esto se han unido algunos casos, minoritarios pero muy notorios, de corrupción. Eso genera un desafecto que hay que atajar, porque la política es una actividad noble, imprescindible para que haya convivencia. Ahí donde no hay política, la corrupción misma es el sistema. Tendríamos que hacer pedagogía política de la madurez democrática, de la negociación, del entendimiento, del pacto, del respeto profundo al adversario.
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