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Concha Carretero: "La República es el bienestar del trabajador"

La veterana militante de las JSU, compañera de cárcel de las Trece Rosas en 1939, fue nombrada presidenta de honor de la Conferencia Republicana del PCE

JUANMA ROMERO

Sus ojos chispean vida. Agarra al interlocutor de cuando en cuando con fuerza mientras habla, camina ligera apoyada en un bastón. No abandona la energía a Concha Carretero, pese a que en mayo cumplirá 93 años y pese a que sufrió la tortura franquista: fue encarcelada un 4 de agosto de 1939 en la misma prisión de Madrid donde horas después fueron fusiladas las Trece Rosas.

Nacida en 1918 en Barcelona 'por casualidad' –sus padres huían porque les habían acusado de atentar contra el rey Alfonso XIII en su boda con Victoria de Battenberg, en 1906–, pero 'súbdita madrileña' de toda la vida, pertenecía, como ellas, a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y, antes, a las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC). Fue liberada y vuelta a detener, hasta que salió de la cárcel definitivamente en 1942. Hoy es madre de cinco hijos –otro más murió recientemente–, y tiene 14 nietos y 10 bisnietos.

Ayer el PCE la nombró presidenta de honor de su Conferencia Republicana y la obsequió con 13 rosas rojas. Cantó como nadie el Joven guardia, el himno de las Juventudes Comunistas.

Se la ve con mucha fuerza e impulso. Con ánimo de construir esa III República.

... Y de cantar Joven guardia, que melevanta mucho la moral. Yo sigo perteneciendo a las JSU, las llevo tan dentro de mí que di mi vida por ellas, aunque no la perdí como otros. 

Sí, porque usted coincidió con las Trece Rosas. 

Lo primero que hizo Franco fue echarnos de mi casa, así que una amiga de Ventas [en Madrid] nos acogió a mi madre, a mi hermano pequeño y a mí. Luego, tras una reunión clandestina, me detuvieron y me llevaron a la cárcel el 4 de agosto. Pasé una tortura terrible. Me dejaron inconsciente, tirada. Fue al día siguiente, cuando me estaba recuperando, cuando me enteré de que en la madrugada del 4 al 5 habían fusilado a las Trece Rosas. Era muy amiga de una de ellas, Julia Conesa. 

¿Por qué es necesaria la República hoy en España?

'Me asusto cada vez que pienso que puede volver a gobernar España la derecha'

Es el bienestar del trabajador. Recuerdo cuando se proclamó la II República, en 1931, que pensábamos que era lo más grande. Mi hermano y yo bajamos de Tetuán a Cuatro Caminos cantando el 'No se ha ido [el rey Alfonso XIII], que le hemos barrido'. Luego no fue como pensábamos. Empezamos a vivir bien desde 1934 a 1936, pero en los primeros tres años seguíamos perseguidos, sobre todo el partido. Pero sí, veo totalmente necesario que se vayan estos [los reyes]. Me cabreo cada vez que les veo, que viven a cuenta del pueblo y que han sido protegidos. Que trabajen y vivan como los demás. Yo estoy esperando esa III República. Cuando venga, me iré. Antes quiero desfilar con la bandera por la que tanto hemos luchado, luchamos y seguiremos luchando. Porque siempre hemos luchado por la República.


¿Ve ánimo en la gente?

Veo de todo: gente que sí está concienciada y gente que no. Yo vivo en un barrio de trabajadores, en San Blas [en Madrid], pero luego es verdad que vota al PP. Ahí me duele. Yo imagino que es porque es una zona con muchos guardias civiles a los que Franco dio muchas viviendas. 

Pero ahora, en España, parece que puede volver a ganar el PP.

Es el dolor más grande que tengo. Me asusto cuando pienso que la derecha puede volver a gobernar de nuevo España.

Francia, Alemania o Italia son repúblicas...

No son repúblicas. Yo hablo de la República del proletariado, porque ésas son repúblicas capitalistas.

'No guardo ni una gota de rencor. Sólo quiero que la gente sepa qué pasó'

¿Le preocupa que la derecha diga que la memoria histórica divide?

Ellos tienen sus trucos. Pero la memoria no divide. Es muy necesaria para que la gente se sepa qué pasó y por qué. Que todos los que estábamos en la cárcel por nuestras convicciones no éramos delincuentes, sino luchadores por la libertad.

¿Ha superado España sus miedos?

Sí, sí, y de hecho ahora estamos sacando todo aquello, para que la gente sepa. No para dividir, ni con el ánimo de pasar factura, ni de rencor, ni de venganza. Sólo para que la gente sepa. 

¿Usted, con todo lo que ha sufrido, no siente nada de rencor?

No, no siento ni una gota de rencor, sólo quiero que se sepa qué pasó y por qué. Nunca he sido nada rencorosa. Me lo enseñó mi madre. Cuando salí de la cárcel, prometí que iría siempre que pudiera al cementerio, a ver a mis 60 camaradas. Y lo fui cumpliendo. Prometí que mientras viviera su nombre quedaría a la altura de lo que les correspondía, como luchadores por la libertad. 

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