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Un bipartito en Cibeles

El anuncio de Gallardón de reducir la estructura de Gobierno provoca recelos en el sector fiel a Esperanza Aguirre

Y. GONZÁLEZ

Alberto Ruiz-Gallardón se ha ganado en las urnas otros cuatro años al frente del Ayuntamiento de Madrid. Pero ahora tiene otra batalla pendiente: la de lograr el consenso y la unidad del Grupo Municipal Popular. Una tarea que, con los antecedentes de la anterior legislatura, se antoja complicada. Sirva como ejemplo el tenso pleno en el que los concejales fieles a Esperanza Aguirre pidieron al regidor que su mano derecha, Manuel Cobo, dejara de ser portavoz del Grupo después de haber sido suspendido de militancia por el PP tras una entrevista en la que cargaba contra la presidenta.

Ahora, el escenario es distinto, pero los recelos con los que se miran uno y otro sector son los mismos. El primero de los choques puede llegar cuando Ruiz-Gallardón anuncie la estructura de su nuevo Gobierno.

Los aguirristas estudian oponerse a una redistribución de los distritos

Todavía no hay nada sobre el papel. Pero han bastado algunos puntos del programa electoral, las noticias publicadas en algunos medios y varias declaraciones del alcalde para que los concejales más fieles a la dirección regional del PP, o sea los aguirristas, se pongan alerta.

Lo que más inquieta a los fieles a la presidenta de la Comunidad es la promesa del alcalde de 'reducir la estructura de Gobierno' en aras de la 'eficiencia' y la 'austeridad'. Una apuesta que lanzó el martes en la rueda de prensa en la que realizó balance de los resultados electorales del 22-M.

A los más críticos con Gallardón Aguirre logró incluir más de una decena de fieles en las listas del Ayuntamiento en una negociación que no fue fácil su anuncio le sonó a redistribución de distritos, es decir, a la concentración de los existentes en un número menor.

Comunidad y Ayuntamiento se enfrentan por los resultados del 22-M

Fuentes próximas a este sector explican que de concretarse esta propuesta en la reducción de los distritos, la política municipal perdería su seña de identidad de cercanía al ciudadano y se incrementaría la burocracia, fomentando la existencia de concejales de primera (los de área), segunda categoría (macrodistrito) y aquellos que se encargarían de zonas concretas dentro de cada distrito.

Junto al argumento de la pérdida de cercanía al ciudadano que esgrimen algunos de los concejales electos fieles a la dirección del PP de Madrid, está también el temor a que el alcalde reparta juego entre sus hombres de confianza y discrimine al resto con puestos de menor relevancia.

En este contexto, los aguirristas están a la espera de ver plasmado en el papel el nuevo modelo de organización del Gobierno de la ciudad y aseguran que no votarán a favor de 'cualquier cosa' que les pongan sobre la mesa.

Las diferencias entre partidarios de Aguirre y Gallardón dentro del PP de Madrid son un clásico. Tras la aparente calma vivida en campaña, los resultados obtenidos por uno y otro han servido de foco de fricción. Máxime, cuando la presidenta ha logrado más de 42.000 votos que su compañero de partido en la capital, y cuando este ha perdido más de 120.000 votos.

En el equipo del alcalde, que insiste en que la campaña de Aguirre ha sido 'muy buena', achacan los datos a la crisis y al impacto que han tenido sobre los ciudadanos algunas de las medidas que han tomado en esta legislatura para hacerla frente. Y recalcan que todas las medidas que tomarán en la nueva legislatura tendrán como eje la austeridad y el fomento del empleo, algo en lo que pretenden involucrar a todo su equipo de Gobierno.

La constitución del nuevo ayuntamiento tendrá lugar el próximo 11 de junio en la Plaza de la Villa, pero la idea inicial es que en breve los plenos se trasladen al Palacio de Cibeles. Para antes de esta fecha, el alcalde mantendrá una reunión con los cabezas de lista del resto de formaciones que han conseguido representación en el pleno (PSM, IU y UPyD).

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