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Los artificieros reciben el homenaje de sus compañeros

El rey y Rajoy, ausencias más destacadas en el funeral por los militares fallecidos

DIEGO BARCALA

Los compañeros de los artificieros militares fallecidos el jueves por la explosión accidental de minas anticarro en Hoyo de Manzanares les lloraron en un funeral católico celebrado en el cuartel de El Goloso (Madrid), sede de la brigada a la que pertenecían tres de las cinco víctimas. El príncipe Felipe de Borbón impuso a los militares las cruces del Mérito Militar y del Mérito Naval con distintivo amarillo, al haber muerto en acto de servicio. El jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas, el rey Juan Carlos, estuvo ausente al encontrarse de vuelta de un viaje a Kuwait, donde fue invitado por el jeque del país árabe junto a un grupo de monarcas absolutos de la zona.

Los fallecidos recibieron durante una hora un homenaje militar cuyo acto central fue un funeral católico oficiado por el arzobispo castrense Juan del Río. Junto al príncipe asistió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que pospuso su viaje a Qatar y Túnez para asistir al homenaje; la ministra de Defensa, Carme Chacón, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. En representación del PP acudió su secretaria general, María Dolores de Cospedal. Su líder, Mariano Rajoy no acudió. Fuentes del PP consultadas por este diario no precisaron los motivos de la ausencia de Rajoy.

El momento más emocionante del acto se registró cuando entraron los féretros, bajo la marcha fúnebre de Chopin, en el patio de armas del cuartel a hombros de los conmovidos compañeros del sargento primero Sergio Valdepeñas; los sargentos Víctor Manuel Zamora y Mario Hernández; el cabo primero Javier Muñoz y el cabo Miguel Ángel Díaz. Los familiares de los fallecidos recibieron el pésame por parte del príncipe y la bandera y las medallas honoríficas por parte de sus compañeros de brigada.

El accidente del jueves ocurrió durante un ejercicio de adiestramiento de una unidad mixta del Ejército de Tierra y de la Armada para una próxima misión de paz en Líbano. Una detonación inesperada de minas antitanque sorprendió a los cinco fallecidos. Otros tres resultaron heridos. El infante Herminio Álvarez Gómez, herido leve, estuvo presente en el funeral tras ser dado de alta.

La homilía católica llevó el hilo conductor de la ceremonia. 'El cristianismo nunca negó el dolor de la muerte', dijo el arzobispo antes de destacar que 'para el militar, la muerte no es un tabú' porque ha sido entrenado para un profesión de alto riesgo. Durante la misa, uno de los militares acuartelados en El Goloso rogó a Dios por el fin del terro-rismo y la paz en el mundo.

La representación militar fue la máxima para las víctimas del accidente castrense más grave en suelo españolen la última década. Todas las banderas de las instalaciones militares españolas ondearon a media asta.

El acto concluyó con el canto del himno La muerte no es el final, que entonaron los militares desplegados en el patio, la emocionada ministra Chacón, el príncipe y Dolores de Cospedal.

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