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Aragón exige que no se "mercadee con el agua"

Marcelino Iglesias pide al Gobierno garantías de que no se venderán derechos de uso del Ebro

JUANMA ROMERO

El decreto-ley que el Gobierno firmó el pasado 21 de abril, y que hoy convalida el Congreso, no es un trasvase. No, al menos, para otra de las partes contratantes, el Ejecutivo de Aragón con su presidente al frente, Marcelino Iglesias. La conducción de agua desde Tarragona hasta Barcelona es, pues, eso, una conducción que “no parece afectar” a la cuenca del Ebro. No le detrae agua.

El jefe del Ejecutivo regional bajó a Madrid, invitado por el Foro de la Nueva Economía, para terciar en la polémica hidráulica. En el almuerzo le arroparon José Blanco, presentador del acto, la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, destacados dirigentes socialistas (Consuelo Rumí, Carmen Hermosín, Tomás Gómez, Rafael Simancas, Ruth Porta, Juan Alberto Belloch...) y autoridades como el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica.

Iglesias defendió que ni él ni su Gobierno, que comparte con el Partido Aragonés, “ha sido, es y será coherente”. “Nos hemos opuesto a los trasvases porque suponen una política superada. Nunca hemos dicho que el agua sea nuestra, sino que se debe mantener la unidad de cuenca”.

A esa primera declaración de principios se ensambló el apoyo a la solución pactada por La Moncloa y Catalunya: “Siempre hemos diferenciado una medida de emergencia para resolver los abastecimientos urbanos”. La conducción es además una medida “temporal”, hasta que la desalinizadora de El Prat entre en funcionamiento en 2009. También “limitada”, ya que atañe a los derechos de agua de Reus y Tarragona –“cuencas internas de Catalunya”–, autorizados desde el trasvase de 1981.

Hasta ahí, todo correcto. Pero “ni un solo litro más de agua”. Aragón quiere aclarar términos. Exige al Gobierno central “garantías de que no se abre el mercado del agua y se pone a disposición del mejor postor”. “En ningún caso va a ser así, me asegura Moncloa”.

La precaución de Iglesias obedece a una redacción que cree equívoca del artículo 3 del decreto-ley del 21 de abril. En él el Ejecutivo central habla de “cesiones de derechos al uso del agua”, de que Catalunya, “directamente o a través de la entidad pública o privada que determine, podrá adquirir derechos al uso de agua a usuarios de la Demarcación Hidrográfica del Ebro”.

“Nos preocupa que se hable de cesiones”, explicó. Y por eso los servicios jurídicos de Aragón están estudiando el decreto, para que se “clarifique” la situación. Si al final se advierte una afección a la cuenca del Ebro, el Gobierno regional “estaría obligado” a recurrir la decisión.

Iglesias tuvo que matizarse a sí mismo. Él había comentado que veía lógico el malestar de Valencia y Murcia por el minitrasvase a Barcelona.

“Consideré normal su queja porque su posición habitual ha sido la de defender el Plan Hidrológico Nacional”. El aprobado por Aznar en 2001 y derogado por el PSOE en 2004. “No es comparable, ni por volumen, ni por origen, ni por los usos, ni por la temporalidad, el PHN [a la conducción hasta Barcelona]. No es homologable al trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos anuales previstos en aquel plan”, zanjó Iglesias.

 


1. 'No es una frivolidad'

Los Monegros espera aún el visto bueno definitivo. En ese secarral aragonés quiere construir un grupo de 12 empresas un macrocomplejo “de turismo, ocio, deporte, cultura y una parte de juego”. El Gobierno de Aragón, subrayó ayer Iglesias, “está estudiando” el proyecto y velará por que se cumpla la ley y se ubique en una zona no protegida. “Es una propuesta interesante, me gustaría que lo pudiéramos desarrollar”. El presidente se esforzó por desquitarse de los tabúes: “No un escándalo ni una frivolidad en un país que vive básicamente del turismo”.

2. ¿Problemas identitarios?

No, no los hay en Aragón, insistió Iglesias. Mejor. “Las tensiones con el centro, no los nacionalismos, han podido valer en el siglo XX. Se les ha sacado rédito, pero eso eso es un hándicap en el siglo XXI”, porque las inversiones fluyen “libremente”, donde hay menos obstáculos. “A eso jugaremos en Aragón. Tenemos ventajas”.

3. El impulso de la Expo

2008 es el año de Zaragoza y de Aragón. La “palanca” para la definitiva modernización de la región. Iglesias alabó el impulso de Aragón en los últimos años, con un crecimiento del 4,5% en 2007, siete décimas por encima de la media nacional.

4. Nueva cultura del agua

La Expo servirá para situar a Aragón como punto de referencia de la nueva cultura del agua (nuevas tecnologías, control de la demanda, mejor uso de los recursos, reutilización de los recursos y mejora de las infraestructuras).

 

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