Si no fuera por los constantes saltos de una comunidad a otra, nadie habría dicho que se trataba de una campaña electoral. Desde luego, no al uso. Sólo hubo un debate, puro trámite, del que el PP salió dando ya por ganada la batalla al PSOE. Ni una propuesta estrella. De hecho, la derecha presentó su programa electoral completo dos días antes de la pegada de carteles. No incluía medidas revolucionarias y brilló por su ambigüedad. A destacar: sin memoria económica. 'Porque habrá que ver cómo nos encontramos las cuentas y la evolución económica', explicaron entonces desde la sede nacional. 'Depende, todo depende', dejó de ser el título de una canción para convertirse en la cantinela de los conservadores.
Críticas al PSOE, sí, pero las justas. Ignorando al adversario conscientemente. Identificándolo con 'pelea y división'. Tres claves: no entrar en el cuerpo a cuerpo, sortear polémicas como el aborto o los matrimonios homosexuales y ningunear al rival. Rajoy siempre se refirió a los socialistas de forma despectiva. 'Con esta gente es imposible generar confianza', dijo en el arranque. 'Estos nos han dejado tiesos', señaló al final.
El líder del PP avala los recortes realizados por sus barones regionales
Menos aún hablar del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. Rajoy sólo le citó una vez y fue erróneamente, en el cara a cara. Por otro lado, no era necesario. Su nombre era omnipresente en forma de banda sonora mitinera, obra del grupo alicantino SinPauxa. Así se escuchaba. De forma ininterrumpida durante más de media hora haciendo que hasta los militantes dejaran de bailar.
En estos días, Mariano Rajoy, ha ido sorteando polémicas, centrado en vender ilusión y despejar los fantasmas de los recortes que tendrá que realizar si llega al Gobierno. Sin concretar lo que hará, se ha dedicado a garantizar las prestaciones sociales y la actualización de las pensiones para 2012. 'Es nuestra prioridad', defendió. Eso y luchar contra el desempleo. Rajoy denunció los cinco millones de parados que deja Zapatero y, aunque las circunstancias no son las mismas, afirmó que lo resolvería como en el 96.
Eso sí, en sus desplazamientos no ha dudado en apoyar los ajustes de sus barones. Sobre todo los de la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, y los del de Balears, José Ramón Bauzá. De ambos dijo que está 'orgulloso' de su gestión y que van 'en la buena dirección'. En el partido admiten que, si toman las riendas, habrá que hacer 'sacrificios'. Rajoy reconoció en una entrevista en Abc Punto Radio que pensaba meter 'la tijera a todo 'menos a los derechos de los ciudadanos'. Saben que van a tener que hacer frente a varias huelgas, pero creen que serán las de algunos sectores muy concretos y que con pedagogía, la opinión pública, lo aceptará.
La derecha salió del debate dando por hecho que ya había ganado al PSOE
La campaña del PP ha sido intencionadamente plana y aburrida. Como la de las municipales y autonómicas del 22 mayo. Su organizadores pensaron que les había ido tan bien entonces que no había necesidad de arriesgar ahora. Todo volvió a girar alrededor de la economía. Pero esta vez la actualidad vino a reforzar su estrategia. La crisis griega, la dimisión de Berlusconi, la llegada de los tecnócratas al poder, la prima de riesgo española, el informe de la Comisión Europea sentenciando a España a la parálisis hasta 2013 no hicieron más que contribuir a que los discursos del candidato conservador se convirtieran en mensajes para Europa. 'Cumpliremos, pero no queremos que nos den órdenes', reivindicó.
Rajoy reconoció, además, que esta campaña había sido 'muy larga' porque comenzó con la convocatoria de los comicios en julio. Con ello, realmente sólo resumía la sensación de todo su partido de que esta vez, más que nunca, se la podían haber ahorrado. Con una gran ventaja sobre el PSOE, según todas las encuestas, la derecha da la victoria por segura y sólo estápendiente de ver si logra una mayoría absoluta mayor que la de José María Aznar en 2000. El presidente del PP, que comenzó moderado y pidiendo a los suyos que no se confiaran, terminó eufórico viéndose ya en la Moncloa y apelando a 'un voto de responsabilidad' para alcanzar su meta con mayor respaldo.
Ayer, Rajoy aprovechó la jornada de reflexión para dormir alguna hora más de lo habitual, salir a caminar, comer en familia y ver el partido del Madrid-Valencia con sus hijos. En estos días les ha visto poco. A su mujer, Elvira Fernández, Viri, algo más, ya que ella se pidió una excedencia para acompañarle algunas veces.
«Cumpliremos, pero que no nos den órdenes», replica Rajoy a Europa
Tras dos derrotas 'traumaticas', según su equipo, Rajoy está convencido de que, a la tercera, va la vencida. Y en el partido son conscientes de que tendrán que abordar un momento 'muy complicado'. Les 'preocupa' lo que se les viene encima. 'Sé que ha llegado el momento de darlo todo y de exigírmelo todo', proclamó en el cierre en el Palacio de Deportes de Madrid ante 17.000 personas. Fue, junto al de la plaza de toros de Valencia, el mitin más concurrido. El PP sólo pinchó en Las Palmas. En el resto sorprendió con aforos repletos, más teniendo en cuenta que algunos actos eran en laborable y a mediodía. Para el PP son un síntoma del apoyo que recibirá hoy. Sus mayores esfuerzos se han concentrado en Catalunya y Andalucía, dos comunidades que les fallaron en 2008.
A lo largo de las jornadas se ha vuelto a ver al Rajoy más previsible y esquivo. El líder del PP no concedió en estas semanas ni una sola rueda de prensa. Sólo después del debate, hizo una valoración de cinco minutos a los medios. Tras 12 días de campaña, no había ni ido a saludar a los periodistas, algo completamente inusual en cualquier lugar del mundo. Para resolverlo, a modo de premio de consolación, les concedió 15 minutos de charla y una foto.
En torno a él todo fue medido, tasado y estudiado. Rajoy tenía un guión del que no se salió. A cada lugar que fue ofreció el cambio para que España deje de 'arrastrarse por el fango', se presentó como 'la luz al final del túnel', con un plan a cuatro años 'frente a los 41 presentados por el Ejecutivo socialista' y anunció la formación de un Gobierno 'competente' sin 'figurantes'.
Rajoy se ciñó a un guión y se presentó como «la luz al final del túnel»
Pero en sus discursos comenzó a cubrirse las espaldas. Sustituyó el verbo 'cumplir' por el de 'corregir' el déficit de 2012. Y en todas sus intervenciones empezó a advertir que no cuenta con 'una varita mágica' para hacer milagros. Bajo la vigilancia de la UE y de los mercados, Rajoy comenzó a medir sus palabras. No habrá nuevo Gobierno hasta dentro de un mes y en las filas conservadoras están 'intranquilos' con que la situación económica se complique aún más. El 13 de diciembre se constituyen las Cortes. Rajoy contó que habla mucho con el presidente del Gobierno, dando a entender que están activando el traspaso de poderes sin esperar al veredicto de las urnas.
En caso de que los sondeos se confirmen, Rajoy tendrá que gestionar también el final de ETA. Esta también ha sido la primera campaña sin su sombra. 'Mariano, y con los asesinos de ETA, ¿qué?', le preguntó un seguidor en un acto público. 'Ley y Estado de Derecho'. Y de ahí no se salió. Ni cuando fue a Vitoria. 'No le voy a hacer la campaña a nadie', sostuvo el mismo día en que aparecía una entrevista con la banda terrorista en Gara en la que ETA valoraba el cambio de actitud del líder delPP. Él no quiso comentarlo.
Aprovechó la jornada de reflexión para ver el fútbol con sus hijos
De lo que no se ha hablado en esta campaña es de corrupción. De hecho, a Rajoy se le vio en la Plaza de Toros de Valencia más relajado que nunca. El expresident Francisco Camps no acudió y, por tanto, no eclipsó el evento. Eso sólo volverá a ocurrir el próximo 12 de diciembre cuando sea juzgado por el caso de los trajes que le regaló la trama Gürtel.
En este mitin, Rajoy restó importancia a que unos jóvenes con pancartas 'PPSOE corrupción' y 'Sáhara libre' le interrumpieran. En Vigo fue más sonado. Unos indignados pararon el mitin en varias ocasiones para pedir 'una democracia y no una dictadura'. Los echaron a golpes.
Lo que sí hizo Rajoy fue dar pistas de cómo será su gabinete si gobierna. A lo largo de sus viajes fue destacando los nombres de Soraya Saénz de Santamaría, Ana Mato, Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel Arias Cañete y José Manuel Soria. De todos ellos dijo que tenían 'un gran futuro político'. También mencionó al cabeza de lista por Bizkaia, Leopoldo Barreda, como alguien que 'desempeñará un papel muy importante en la próxima legislatura'.
Mato, Gallardón, Santamaría, Cañete y Soria, para el cuaderno azul'
Rajoy asegura que, si se pone al frente, buscará consensos y diálogo con todas las fuerzas. Ahora apela al 'patriotismo' y a la 'unidad de los partidos'. También ha pedido a los medios de comunicación, agentes sociales y políticos que den 'la talla'. Tras dos legislaturas de enfrentamientos, el PP hace de la palabra concordia su bandera.
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