Uno de los momentos más delicados a los que ha tenido que hacer frente Mariano Rajoy a lo largo de su carrera política fue el de parar los pies a dos pesos pesados del partido en los meses previos a las generales de 2008. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, se veía en las listas. Creía que sus victorias al frente del Ayuntamiento eran un pasaporte directo a la política nacional y que su jefe de filas no iba a renunciar a que él, el favorito del electorado más moderado, le ayudara a llegar a la Moncloa. No contaba con que Esperanza Aguirre iba a pretender lo mismo y con argu-mentos similares. Y que la historia iba a acabar en tablas.
Han pasado ya cuatro años. Los participantes de esta partida de ajedrez son los mismos. Pero el contexto es diferente. Hasta el punto de que en el partido están convencidos de que la presidenta de la Comunidad de Madrid no va a poner ninguna trama a que el regidor municipal dé el salto a la política nacional. En esta tesis están también instalados los colaboradores de la líder del PP de Madrid. 'La jefa ahora está a otra cosa. Ya no se juega nada', resumen.
Los conservadores de Madrid no tienen peso en los órganos de poder nacional
¿Qué ha cambiado para que Rajoy tenga vía libre para llevar a Ruiz-Gallardón en sus listas si así lo desea? 'La fortaleza interna de Mariano. En las vascas y gallegas le fue bien. Al igual que en las europeas, las catalanas y las municipales y autonómicas', analiza un dirigente próximo al líder del PP, que suma a su lista de logros los buenos resultados en las encuestas.
Es este escenario el que hace que Aguirre, que un día soñó con ser 'lideresa' del PP, no esté dispuesta a echar el resto por lograr un escaño en el Parlamento. 'Su sitio, de momento, parece la Comunidad de Madrid. Le da la visibilidad suficiente porque la sucesión de Mariano Rajoy no es un tema que esté ahora sobre la mesa', remachan desde el partido.
En los últimos cuatro años el regidor ha sabido buscarse un hueco junto a Rajoy
Atrás quedan los meses previos al XVI Congreso Nacional del PP, celebrado en junio de 2008, cuando, desde el partido en Madrid y desde la Comunidad, se articuló una fuerte campaña para minar el liderazgo de Mariano Rajoy.
Nadie se atrevió a dar un paso al frente. Pero quienes se dedicaron a poner en duda la capacidad del líder del partido para seguir llevando las riendas perdieron peso en la estructura interna de poder.
Los aguirristas esperan lograr cuatro puestos en la candidatura
Es precisamente el caso del círculo más próximo a Aguirre,que no consiguió sentar en el Comité Ejecutivo Nacional del PP ni a Ignacio González ni a Francisco Granados, vicepresidente de la Comunidad y secretario general del PP de Madrid, respectivamente.
Por contra, el alcalde de Madrid empezó a ganar relevancia. Primero, por ser elegido miembro del Comité de Dirección, el núcleo de decisiones del partido, sólo integrado por los tres vicesecretarios, los portavoces en el Congreso, Senado y Parlamento Europeo y el propio Rajoy. Y segundo, por lograr que obtuviera un asiento en el Comité Ejecutivo Nacional su mano derecha, el vicealcalde, Manuel Cobo: justamente, fue Cobo quien protagonizó uno de los episodios más sonados en la guerra interna cuando, en el otoño de 2009, acusó al Gobierno de Aguirre de montar 'una gestapillo' de espionaje interno.
Gestos como los enunciados hacen pensar en el partido que la cercanía entre el líder y el alcalde es ahora tal que le quedan muy pocos meses en el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital.
Si Gallardón pasa finalmente a la política nacional, su sucesora en el Ayuntamiento sería Ana Botella, teniente de alcalde del consistorio.
La sintonía entre Esperanza Aguirre y la mujer del expresidente José María Aznar es máxima, lo que supondría el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre los equipos que dirigen la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital.
Así las cosas, la baza que le queda por jugar al PP de Madrid es conseguir colocar en puestos de salida de la lista electoral a personas de la máxima confianza de Esperanza Aguirre.
A diferencia de otras comunidades, la elaboración de la candidatura por Madrid corresponde a la dirección nacional del partido. No en vano, es esta la que acoge a Mariano Rajoy y a otros destacados dirigentes nacionales del partido.
Los conservadores de Madrid se darían por satisfechos con la inclusión de cuatro candidatos próximos a la presidenta.
No creen que la dirección nacional vaya a vetar a ninguno de ellos. Entre los nombres estarían el de los ya diputados Eva Durán y Carlos Aragonés, marido de Lucía Figar, consejera de Educación y Empleo y uno de los pesos pesados del Gobierno madrileño.
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