El Ejecutivo espera superar hoy la reválida de la reforma laboral en el Congreso por la puerta de la abstención. Sólo el PSOE votará a favor de un decreto que, previsiblemente, obtendrá luz verde de la Cámara gracias a la abstención confirmada ayer por el PNV —seis diputados— y anunciada de forma oficiosa por Convergència i Unió —diez escaños —, que darán hoy carta de naturaleza oficial a una decisión que ya adelantó el líder de la federación catalana la semana pasada.
El grupo vasco fue ayer el último en sumarse a una fórmula que facilitará el visto bueno del Congreso para iniciar el trámite de la reforma como proyecto de ley susceptible, por tanto, de incorporar modificaciones durante su tramitación. Con la previsible abstención de Coalición Canaria dos representantes y del diputado de Unión del Pueblo Navarro, el PSOE cuenta con garantías suficientes para superar sin apuros la votación.
El PP se inclina por la abstención sin tener una 'postura cerrada'
El PNV 'se abstendrá por considerar que es insuficiente, limitada y que no respeta la existencia de un marco sociolaboral vasco', anunció ayer la dirección de su grupo en el Congreso a través de un comunicado no exento de crítica: 'Al final, el Gobierno ha aprobado casi una reforma laboral del despido, cuando debería ser la de la contratación'.
'Lo único positivo es la forma de tramitación, que permitirá introducir aquellas mejoras que el PNV considera necesarias'. Las abstenciones tendrán el valor aritmético de contrarrestar en la Cámara los votos contrarios a la reforma, incluso en el caso de que el PP opte finalmente por el rechazo, posibilidad que sus 153 diputados no descartan, aunque se inclinen también hacia la abstención.
La izquierda parlamentaria minoritaria votará no al decreto
Los conservadores jugaron al despiste a lo largo de todo el día de ayer. De hecho, en la rueda de prensa posterior al comité de dirección del partido, el vicesecretario de comunicación, Esteban González Pons, reiteró que todas las posibilidades están abiertas. 'No hay una postura máxima cerrada', sostuvo, a la vez que insistía en que el PP no votará 'nada que no sea congruente' con las declaraciones de sus dirigentes en los últimos días.
Mariano Rajoy se pronunció el pasado viernes a favor de no obstaculizar la tramitación parlamentaria al mostrarse dispuesto a 'negociar' la reforma 'si el Gobierno acepta algunas cosas'. 'Creo que nos vamos a abstener, en principio', señaló ese mismo día con menos complejos el diputado conservador Ramón Aguirre, miembro del equipo económico del PP en el Congreso.
Para matizar estas señales de voto, González Pons impuso intriga a la negociación hasta los penaltis: 'Hasta el último minuto hay tiempo de que el Gobierno nos llame y encontremos vías para el acuerdo'.
CiU optó también por esta vía del suspense para reservarse cualquier anuncio oficial sobre su voto hasta el debate de hoy. Su portavoz en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, remarcó que su grupo no pretende ser el 'salvavidas' del PSOE.
En la misma línea puso distancia Esquerra Republicana de Catalunya, que enfría poco a poco su apoyo inicial a la reforma anunciándose entre el rechazo y la abstención. Su portavoz parlamentario, Joan Ridao, hiperactivo en sus negociaciones con Trabajo, reclamó ayer 'equilibrar' la reforma para que impida la temporalidad y la precarización laboral. Sólo de esta manera los tres diputados de ERC allanarían con su abstención la convalidación del decreto aprobado por el Gobierno.
Frente al apoyo del PSOE y el decisivo bloque de abstenciones, la reforma laboral cuenta de antemano con el rechazo anunciado de la izquierda parlamentaria minoritaria y el previsible de UPyD. IU, ICV el Bloque Nacionalista Galego y Nafarroa Bai suman cinco escaños han anunciado ya su rechazo y tratarán de frenar la convalidación de lo que IU califica como 'el decreto de la vergüenza'.
'Incomprensible' rechazo
El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, señaló ayer que 'sería incomprensible' que los partidos políticos presentes en el Congreso votaran en contra de facilitar la tramitación parlamentaria de la reforma laboral. A su juicio, sería deseable que la tramitación negociada de la reforma se realizara con urgencia para que sus conclusiones se aprueben por ley 'lo antes posible'.
Enmiendas en julio
Si el Congreso convalida la reforma, el PSOE pretende acelerar su discusión habilitando un calendario intensivo de reuniones en la comisión de trabajo de la Cámara, que discutiría el texto en julio con la intención de consensuar la norma a finales de ese mes para su posterior votación y envío al Senado. En el escenario más optimista, el proceso culminaría en septiembre.
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