madrid
Juan Fran Albert es experto en la extrema derecha y director de Al Descubierto, medio especializado en ella. En el estudio coordinado por Miquel Ramos, De los neocón a los neonazis: la derecha radical en el Estado español, participa con un estudio sobre la extrema derecha durante la pandemia.
¿A qué conclusión llega tras analizar los movimientos de la extrema derecha durante la pandemia? ¿Han ganado espacio?
Mi parte tenía que tener de dos a cuatro páginas, pero... [Risas, dado que acaba ocupando en torno a 20 páginas]. Lo que hicieron para tener tanta actividad fue lo de siempre, mostrarse como la auténtica oposición. Tenían un argumento de que a un lado estaba el consenso progre y ellos se oponían a ello. Ellos se nutren de la indignación y la frustración, y en ese caladero había mucho que pescar, porque la gente en ese momento estaba indignada y frustrada.
La extrema derecha creció durante la pandemia y le fue muy bien. Había grupos desactivados o con una actividad muy leve, y fue llegar la pandemia y empezaron a reactivarse y prosiguieron en el tiempo. Además, muchos eran gente joven.
Me llamó la atención cómo incluso cuatro asociaciones que estaban desmovilizadas se unieron y empezaron a hacer actividades conjuntas. No llegaron a mucho más por el espacio de Vox y otras formaciones, pero ahí estaban.
Destaca la capacidad de reacción de Vox . A las semanas del estado de alarma orquestaban campañas y pedían la dimisión del Gobierno. También relacionas a la extrema derecha con las protestas violentas que se dieron.
Antes las redes de extrema derecha eran nacionales y ahora tienen alcance internacional. En el caso de Vox fue muy claro, copiaron a Trump. Copian todo lo que funciona, y los movimientos neonazis lo hicieron igual. Empezaron al ir al choche, a hablar de conspiración, de injusticia... fue así en todos los países. En Italia, por ejemplo, tenemos el caso de Giorgia Meloni, que ha ido creciendo hasta superar a la Liga.
Tras analizarlas, se ve que las protestas que se hicieron por el toque de queda estaban en la mano de la extrema derecha. El idioma de las convocatoria, ese lenguaje... La suerte de esto es que las protestas no fueron transversales y se quedaron ahí.
Pero tampoco se puede hablar de algo coordinado, salvo en casos concretos como Murcia. Hablar de plan de la extrema derecha a nivel macro es complicado. En España hablamos de miles de grupúsculos enfrentados entre ellos por ego.
En cuanto a las protestas y caceroladas, queda claro en vuestro trabajo que fueron orquestadas por la extrema derecha. ¿Generaron desafección e inventaron el contexto o supieron canalizar lo que había?
Yo creo que supieron aprovechar el sentimiento de indignación, o al menos vieron que podía ser explotado. Las primeras iniciativas vienen todas desde la extrema derecha.
"Ellos no vienen a construir, vienen a destruir consensos"
La primera cacerolada la montaron ellos. Que se replicaran demuestra los niveles de instigación a los que llegan, pero todo fue muy ideológico: fueron la derecha y la extrema derecha, sumado al enfado ideológico de no gobernar.
En toda tu cronología no recoges ni una sola propuesta de la extrema derecha para lidiar con el virus.
No, nada. La antipolítica es una característica básica de la extrema derecha. Ellos no vienen a construir, vienen a destruir consensos. Por eso muchas veces son un desastre al gobernar y se van a los cuatro años, porque ya no puedes culpar a los progres.
Son capaces de generar altos niveles de polarización que les funciona. Lograron hacer de una cuestión sanitaria y técnica un tema ideológico. Dicen "esta es mi opinión", pero no tenían pruebas. Lo único que usaban de pruebas eran las teorías de la conspiración, era su punto doctrinal para buscar argumentos.
Y las teorías de la conspiración hay gente que se las creen. Luego hay quien solo lo usa. Abascal no es gilipollas y seguro que cree en el cambio climático, pero le da igual. Esta gente no se cree las conspiraciones, pero mucha gente luego sí.
"Abascal no es gilipollas y seguro que cree en el cambio climático"
Es lo que suelen hacer, entrar en un debate sin argumentos. Y es un problemón difícil de resolver. La sociedad está tan polarizada que cada uno se queda en su parte de la sociedad y hay cámaras estancas aunque aportes datos. Cuando analizas sus influencers y sus teóricos modernos te das cuenta de que lo único que tienen es algo discursivo. Solo opinan, y la mayoría de sus vídeos son muy flojos. Se basan siempre en endogrupo y exogrupo: nos enfrentamos a un grupo rival y nosotros creemos unas cosas. Es peligroso y complicado. Eso del dato mata relato es muy bonito, pero no funciona así.
También recoges la actividad supuestamente social de varios grupos: donaciones de comida, ayuda a españoles sintecho... ¿Qué buscan con esas campañas?
Desde luego quieren dar sensación de transversalidad. Son conscientes de que el éxito de la extrema derecha moderna es esconder a Franco en el armario. La esvástica la guardas en el armario y ya si eso la sacas. Ven que ese es el camino. Para que eso funcione tienen que esconderlo todo, y una vez que estás dentro te pueden empezar a soltar cucharaditas. Pero poco a poco, que la gente sale corriendo.
"El éxito de la extrema derecha moderna es esconder a Franco en el armario"
Estoy contento de copien actos de caridad, porque son estrategias que no funcionan. Sin embargo, lo de callarte quién eres en una sociedad que no sabe de política y que quiere desideologizarse funciona bárbaro. Pero las obras de caridad no funcionan para nada. La mayoría de partidos que lo hacen fracasan. Lo hacen los nazis desde siempre pero siguen siendo irrelevantes.
En su artículo repasa los mensajes de la extrema derecha durante el principio de la crisis sanitaria. Muchos hablan de "libertad" y viene a la cabeza en seguida cómo Ayuso ganó unas elecciones a los pocos meses con ese lema. ¿Ayuso copia a la extrema derecha?
No diría exactamente copiar, pero si Ayuso está en un bloque es el de Trump; Ayuso es la Trump española. Miguel Ángel Rodriguez es el artífice: tú di lo contrario y verás que funciona.
El encaje de Ayuso con la palabra de libertad, discurso de la derecha y la extrema derecha, creo que les funciona muy bien y es de carácter populista. Vox ha intentado ser populista pero no lo es, tiene votos de la derecha y ahí se queda. No tiene transversalidad. En cambio Ayuso, gracias a la estrategia de libertad y a aparentar desideologización ha conseguido una imagen transversal que en las urnas ha funcionado perfectamente.
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