MADRID.- Abrazos, lágrimas y gritos de alegría. Es la instantanea que se ha podido captar a las puertas del Tribunal Supremo cuando los trabajadores de Coca Cola concentrados han recibido la noticia que llevaban meses esperando: el Supremo confirma lo que ya dijo la Audiencia Nacional el pasado junio y el ERE queda declarado como nulo.

“¿Cómo vamos a estar? Después de 15 meses… Imagínate”, cuenta a Público uno de los trabajadores que llevaba concentrado toda la mañana. “Siempre hay incertidumbre, pero yo era muy optimista”, ha dicho, confirmando las sensaciones recogidas durante toda la mañana entre las personas concentradas, que mantenían una mezcla de ilusión e incertidumbre.

“Estamos eufóricos, para qué nos vamos a engañar”, cuenta una trabajadora que, como tantos otros, lleva horas entonando “que viva la lucha de la clase obrera” y otros cánticos frente al Supremo. “Llevamos ya muchos meses esperando, y sólo queremos que haya Justicia, no pedimos más que eso”, contesta, esperando que esto suponga, dice, tranquilidad para ellos y sus familias.

La sentencia del Supremo confirma lo dicho por la Audiencia Nacional, y ahora Coca Cola está obligada a abonar todos los salarios y a reincorporar a los trabajadores. Sin embargo, con cuatro fábricas desmanteladas (Alicante, Fuenlabrada, Palma de Mallorca y Asturias), el futuro es incierto.

“Hoy no es un día para pensar, hoy es un día para celebrarlo con la familia, con los amigos…”, responde otro de los trabajadores, que cuenta con una sonrisa en la boca -que se antoja imborrable- cómo ha sido su mujer la primera a la que ha llamado para compartir la noticia.

Los móviles también han sido tónica general en la conversación, trasladando la decisión del Supremo a familiares y amigos. Los móviles y los abrazos, que se han repartido de forma efusiva entre todos los concentrados.

“Ya mañana nos explicará el comité en detalle, habrá notas de prensa… Hoy lo que toca es celebrarlo”. Es la conclusión general de las personas reunidas frente al Alto Tribunal, que abandonan poco a poco el lugar camino al campamento montado por los trabajadores de Fuenlabrada, donde esperan poder seguir celebrando su victoria sobre la multinacional embotelladora.