Alberto Núñez Feijóo ha presentado este miércoles durante su reunión con el Comité Ejecutivo Nacional el plan económico del PP y que enviará al Gobierno. Bajar los impuestos es el esqueleto que articula todas sus propuestas, entre las que se incluye deflactar el IRPF a las rentas menores de 40.000 euros, de forma retroactiva desde el 1 de enero y con efecto inmediato.

Esta medida lo que busca es ajustar los impuestos que se pagan con la evolución de los precios, de modo que los contribuyentes no estén aportando por encima de su poder adquisitivo real.

Esto puede ocurrir cuando se da una elevada inflación, como es el caso actual. Si un ciudadano obtiene un sueldo más alto en estos momentos no quiere decir que su poder adquisitivo haya aumentado, ya que los precios de todos los productos y servicios también han sufrido un incremento. Por tanto, aunque se tenga más dinero, no se pueden comprar más cosas.

La cuestión es que el IRPF es un impuesto progresivo, de modo que si se cobra más dinero, el ciudadano puede pasar de un tramo menos rico a uno más acomodado, viéndose obligado a contribuir con un porcentaje más alto. Esto puede ser un problema si la capacidad económica real no ha subido, como en los casos de inflación. De hecho, si la subida salarial es inferior a la de los precios, puede que el poder adquisitivo incluso disminuya.

La deflactación del IRPF es un mecanismo que puede evitar este desajuste. Consiste en ampliar los umbrales por los que se pasa de un tramo a otro. Así, aunque haya aumentado la remuneración, el contribuyente continuaría aportando el dinero proporcional a su nivel adquisitivo.

Esta medida no se lleva a cabo desde hace 14 años, y es que la última vez que se deflactó el IRPF fue con la desastrosa crisis financiera de 2008. Pero con los elevados niveles de inflación de los últimos meses, la reclamación de una deflactación del IRPF ha ido ganando protagonismo en el debate político.

Los antecedentes a la propuesta de Feijóo

Antes de la propuesta formal de Feijóo, Ciudadanos ya registró una propuesta en el Congreso de los Diputados al considerar que no ajustar la tarifa a la evolución de los precios contraviene el mandato constitucional de que el sistema tributario atienda a la capacidad económica del contribuyente.

El director general de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, advirtió hace unas semanas de que aunque las tarifas no se hayan deflactado desde 2008, en estos años sí se han abordado otras medidas fiscales -como modificaciones de tipos, incentivos o deducciones- que lo compensan.

Asimismo, subrayó que la deflactación del IRPF supondría una disminución de los ingresos públicos y que "los únicos que no se beneficiarían de esa medida serían los contribuyentes con menos rentas", porque están exentos del impuesto.