madrid
Actualizado:La banca española ha sacado su artillería pesada durante la última semana para persuadir a los reguladores de que levanten cuantes antes la prohibición de repartir dividendos impuesta al comienzo de la pandemia.
Los primeros espadadas de varias entidades han aprovechado la presentación de los resultados del tercer trimestre del año para referirse a este asunto. También el presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán, ha abogado por la supresión de un veto que, en su opinión, está infligiendo un "estigma excesivamente severo" al sector.
El Banco Central Europeo (BCE) emitió en marzo una "recomendación" general en la que instaba la suspensión del reparto de dividendos, al menos hasta el 1 de octubre de este año.
Ante la persistencia de la crisis sanitaria y sus consecuencias sobre la economía, a finales de julio la institución con sede en Francfort decidió ampliar el plazo por tres meses más, hasta finales de diciembre. La restricción no sólo aludía a los grandes bancos, sino también a los menos significativos, en este caso bajo la supervisión directa del Banco de España.
Cuando la recomendación entró en vigor, el Banco Santander decidió no pagar el dividendo complementario con cargo a 2019, después de haber abonado uno a cuenta antes de que concluyera el año.
Otras entidades optaron por seguir adelante con sus planes, como BBVA, Sabadell y Bankinter. CaixaBank rebajó su dividendo a la mitad y Bankia repartió uno ordinario por importe de 355 millones de euros, pero desactivó el extraordinario de 2.500 millones que también tenía previsto distribuir.
El propósito del BCE era que las entidades guardaran la totalidad de sus beneficios (en vez de distribuir una porción de ellos entre sus accionistas, como es habitual) con el fin de reforzar el capital y estar en mejores condiciones para absorber eventuales pérdidas y conceder créditos que faciliten la recuperación.
Sin embargo, el impacto de la medida en el mercado ha sido desastroso: en las sesiones posteriores a la prohibición de repartir beneficios, los valores bancarios sufrieron un fuerte correctivo en las bolsas europeas y, por supuesto, también en España. Igual ocurrió en verano, tras la prórroga dictada por el BCE.
En lo que va de año, las seis entidades financieras presentes en el Ibex 35 (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Bankinter y Sabadell) han perdido más de la mitad de su capitalización conjunta, al pasar de 129.510 millones de euros a poco más de 60.000. Mientras tanto, el retroceso general del índice selectivo español ha sido de 30%, según datos de la Bolsa de Madrid.
Especialmente estrepitosa ha sido la caída del Sabadell, que se ha dejado tres cuartas partes de su valor en diez meses. En número absolutos destaca la del Santander, que vale ahora casi 35.000 millones menos que a principios de año.
Estos batacazos han animado a los bancos a protestar contra la prohibición de repartir dividendos, que explica su mal comportamiento bursátil porque ahuyenta a los accionistas. Su referencia a ello ha sido frecuente en la presentación de los resultados del tercer trimestre de 2020.
María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, pidió hace una semana que los reguladores tengan en consideración que hay entidades con fortaleza suficiente para retribuir a los accionistas, entre las que mencionó a la suya. Poco días después, Ana Botín, presidenta del Santander, insistió en la misma idea y recordó que los dividendos aportan "confianza y estabilidad a los inversores".
Este viernes, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzálo Gortázar, se ha mostrado partidario de volver a un "dividendo prudente", ya que no pagar ninguno está haciendo que algunos fondos de inversión se salgan del negocio bancario, cosa que dificultad el acceso al capital. Su colega de BBVA, Onur Genç, en un tono más optimista, ha asegurado tener indicios de que el BCE permitirá los dividendos en 2021, salvo que la evolución de la pandemia se complique mucho más.
Sin embargo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, no ve urgente el levantamiento de la prohibición, ya que lo más importante, a su juicio, es evitar que la crisis sanitaria y económica se conviertan en una debacle financiera.
Según Hernández de Cos, cuando toque revisar el veto al reparto de dividendos, el BCE "tendrá en cuenta la situación macrofinancieras que enfrentemos en ese momento". Con lo que no está de acuerdo el Banco de España es con tratar a cada entidad de forma individual, dado el carácter global del problema.
En el último ejercicio completo contra el que los seis grandes bancos pagaron todos los dividendos, el de 2018, su importe ascendió a más de 7.000 millones de euros, de los que la mitad correspondían al Santander (3.734 millones). Con cargo a 2019, la previsión rondaba los 10.000 millones, que no son irrecuperables, pues el gobernador ha sugerido que quizás podrían distribuirse más adelante, cuando termine la pandemia y la economía remonte.
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