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precariedad en las plataformas de reparto

La precariedad de los 'riders' dispara el alquiler ilegal de perfiles personales de repartidor

A este mercado negro en las cuentas de los 'rider' suelen recurrir personas migrantes sin permiso de residencia y otras que necesitan desesperadamente dinero para poder vivir. De hecho, en la red es fácil encontrar a personas que buscan alquilar una cuenta de Glovo y otras que alquilan estas cuentas.

Glovo llega a Torrelavega a partir de este jueves
Dos conductores de Glovo conducen por la carretera. Archivo

La muerte de un motorista de 48 años que trabajaba para una empresa de reparto ha vuelto a poner el foco en la precariedad que sufren estos trabajadores. Concretamente, el fallecimiento se produjo la noche de este domingo en el distrito de Arganzuela de Madrid, cuando el conductor chocaba contra un camión de basura a las 23:30.

El hombre portaba una mochila amarilla de Glovo, aunque desde la compañía aseguran que el fallecido no estaba registrado ni operativo en la aplicación, unas declaraciones que abrían la puerta a que el fallecido hubiese alquilado la cuenta que pertenecía a otro titular o que estuviera repartiendo con otra empresa, pero utilizando la mochila de Glovo (ya que los repartidores tienen que pagarla y los que trabajan para varias empresas utilizan siempre la misma para no tener que gastarse el dinero doblemente). Finalmente, se  confirmó que el repartidor trabajaba para Deliveroo y que la empresa "dará soporte" a la familia del fallecido.

Este suceso ocurre en plena negociación de la conocida como ley rider y sólo unas semanas después de que la borrasca Filomena dejase varias imágenes de repartidores trabajando en unas condiciones altamente peligrosas.

No es la primera vez que ocurre

En España no es la primera vez que un repartidor de comida a domicilio fallece en la carretera. En mayo del 2019 un conductor de 22 años que había alquilado la cuenta a un titular de Glovo falleció en Barcelona al ser atropellado por un camión del servicio de limpieza, y en agosto del mismo año un joven de 25 años que trabajaba como repartidor de comida a domicilio en motocicleta de una empresa de kebab falleció tras chocar con un turismo en Huelva.

Uno de los últimos fallecimientos conocidos en España sucedió en enero del 2020, cuando un repartidor de pizza de 18 años falleció tras chocar contra un banco en Estepona.

Desde la plataforma Riders x Derechos aseguran a Público que son conocedores de que ha habido más accidentes entre los repartidores, pero que las familias no han querido hacerlos públicos.

El fallecimiento y los accidentes en la carretera de estos repartidores no es algo que sólo ocurra en España. En junio del 2020, un repartidor de Glovo falleció al ser atropellado por un camión en Buenos Aires y en diciembre del mismo año otro repartidor de 31 años de la misma plataforma falleció en Ecuador, tras ser arrollado por un autobús.

Alquiler de cuentas: un paso más hacia la precariedad

El alquiler de cuentas de los repartidores suscritos a estas plataformas es algo cada vez más habitual. A cambio de dinero el repartidor con cuenta en una plataforma de reparto ceden su perfil personal otros repartidores no inscritos en ninguna aplicación, porque tanto unos como otros necesitan dinero de cualquier forma. De hecho, el joven que falleció en 2019 tenía alquilada una cuenta de Glovo.

A este mercado negro de cuentas suelen recurrir personas migrantes sin permiso de residencia y otras que necesitan desesperadamente dinero para poder vivir. En la red es fácil encontrar a personas que buscan alquilar una cuenta de Glovo y otras que alquilan estas cuentas.

"No encuentro trabajo y me gano la vida haciendo cosas esporádicas en negro. No tengo permiso de residencia y mi mujer tampoco, por lo que limpia casas sin contrato. Un alquiler es caro y vivir en Madrid trambién, por eso estoy buscando alquilar una cuenta de reparto de comida", responde a Público una persona que tiene un anuncio en la web en el que busca alquilar una cuenta de Glovo.

Anuncio
Anuncio en el que una persona busca alquilar una cuenta de Glovo o Uber.

Desde Público nos hemos puesto en contacto con varios anunciantes que alquilaban su cuenta de Glovo y todos ellos ya la tenían alquilada. Además, en la red se puede ver cómo hay muchos más anuncios que demandan el alquiler de una cuenta de Glovo o Deliveroo que ofertas.

Anuncio en el que un joven alquila una cuenta de Glovo.
Anuncio en el que un joven alquila una cuenta de Glovo.

Falsos autónomos y pérdida de derechos

Sin duda, una de las principales polémicas de este tipo de plataformas es que muchas de ellas tienen contratados a sus trabajadores como falsos autónomos. De hecho, el Tribunal Supremo dictaminó en septiembre del 2020 que los repartidores de Glovo, conocidos como riders, son falsos autónomos.

El hecho de ser falso autónomo conlleva una pérdida de derechos muy importante para los trabajadores, ya que la empresa no reconoce una relación laboral con el trabajador, sino una relación de tipo mercantil entre un autónomo y la empresa que le aporta un servicio.

Al ser falsos autónomos, estos trabajadores pierden programas de beneficio para empleados, así como la protección de las leyes laborales y los convenios colectivos. Además, al ser falsos autónomos los riders tienen que pagar para tener los materiales necesarios para desarrollar su actividad laboral, como puede ser la bicicleta, el casco, la mochila o la moto.

Por otra parte, nadie cotiza por estos falsos autónomos y tienen que ser ellos los que se den de alta y coticen a la Seguridad Social. Además, tienen la responsabilidad de presentar a Hacienda las declaraciones trimestrales correspondientes a los impuestos.

Al ser autónomos, estos trabajadores no tienen vacaciones retribuidas, ni salario mínimo, ni permisos retribuidos, lactancias o reducciones de jornada.

Por otra parte, otra pérdida de derechos de estos trabajadores se encuentra en la falta de prevención de riesgos laborales. El jurista y experto en derecho laboral Robert Gutiérrez explica a Público que en el caso de un trabajador por cuenta ajena la empresa está obligada a cumplir una serie de requisitos en materia de prevención de riesgos laborales que en el caso de estos trabajadores contratados como falsos autónomos no se están cumpliendo.

"Entre las obligaciones se encuentran el informar a los trabajadores sobre los riegos que conlleva el puesto que van a desempeñar, la formación en prevención de riesgos laborales, y la vigilancia de la salud", cuenta.

"En el caso de los riders se deberían hacer reconocimientos médicos y ver si ven bien para conducir o si necesitan gafas, por ejemplo", finaliza.

Jugarse la vida: tanto corres, tanto cobras

El modelo de Glovo con respecto al cobro es sencillo: cuantos más pedidos haga un repartidor, más dinero puede ganar. El problema de un modelo así es que ejerce mucha presión a los repartidores.

Fernando es repartidor en esta empresa y explica a Público que al trabajar y cobrar bajo pedido la presión de los riders es muy alta y eso hace que vayan muy rápido de un sitio a otro. Además, añade que el hecho de estar geolocalizados tanto por la empresa como por el cliente hace que la presión sea aún mayor.

"Los repartidores estamos localizados tanto por la empresa como por el cliente desde que nos hacen el pedido y eso hace que trabajemos con mucha presión porque en cualquier momento nos pueden poner una mala nota que nos limite los pedidos o que incluso haga que nos cierren la cuenta", explica Ferando.

Fernando recuerda que, en plena pandemia, Glovo bajó su tarifa de reparto en Madrid a 1,20 euro por cada pedido, por lo que los repartidores tienen que hacer mucho más trabajo para conseguir el mismo salario que tenían antes de dicha bajada.

La ley rider a la vuelta de la esquina

Desde hace meses el Ministerio de Trabajo y los agentes sociales están negociando la regulación de las condiciones laborales de los repartidores de estas plataformas digitales de reparto. Ahora, esta ley, conocida como la ley rider por el nombre de estos trabajadores, está llegando a su recta final.

Uno de los principales puntos de esta ley sería la de considerar a estos trabajadores como asalariados y no como falsos autónomos, siguiendo la sentencia del Tribunal Supremo.

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