madrid
Amancio Ortega no es un señor rico; es un señor riquísimo: uno de los más ricos no de hoy día, sino de toda la historia de España. Su fortuna, según la revista Forbes, ascendía el año pasado a 63.000 millones de euros, equivalentes en números redondos al 6% del PIB. Comparados con él, otros grandes empresarios, como Juan Roig, no pasan de tener una vida acomodada. Y eso que el dueño de Mercadona acumulaba en 2019 unos 2.700 millones, que darían para ir tirando sin apreturas a muchas generaciones de una familia corriente.
Ortega no es sólo rico entre los ricos de su patria, sino que puede tratar de tú a tú a gente con tantos posibles como el francés Bernard Arnault, propietario de Louis Voitton, el inversor estadounidense Warren Buffett o sus compatriotas Larry Ellison, fundador de Oracle, y Mark Zuckerberg, máximo accionista de Facebook. Se le siguen resistiendo, eso sí, algunos galácticos del mundo de los negocios, cual es el caso de Bill Gates, artífice de la poderosa Microsoft, y el súper-mega-rico Jeff Bezos, que controla esa incansable máquina de vender cosas y entregar paquetes que se llama Amazon.
Nuestro hombre, como es sabido, consiguió hacer fortuna gracias a una fórmula de éxito consistente en poner la moda al alcance de cualquier bolsillo a través de una vasta red de tiendas que responde al nombre de Zara. Cuarenta y cinco años después de la apertura de su primer establecimiento en A Coruña, es difícil no toparse con Zara en las mejores zonas comerciales de las grandes capitales del mundo, de muchas ciudades no capitalinas y aun de municipios no tan grandes donde, por esto o por aquello, circula el dinero con fluidez. Y quien dice Zara puede decir también las otras marcas Inditex: Pull&Bear, Massimo Dutti, Berska, Straidvarius, Oysho, Zara Home y Uterqüe.
Es difícil no toparse con Zara en las mejores zonas comerciales de las grandes capitales del mundo
Con 84 años cumplidos y después de haber asegurado un futuro más que boyante para sus tres hijos (Sandra y Marcos, de su primer matrimonio con la ya fallecida Rosalía de Mera, y Marta, de su actual esposa, Flora Pérez Marcote), hace ya tiempo que Ortega tiene los ojos puestos en otras cosas, aunque sin dejar del todo Inditex, que preside desde 2011 Pablo Isla, en quien dicen que tiene una confianza ciega. Su ocupación principal es el coleccionismo, pero no un coleccionismo cualquiera, sino el coleccionismo de valiosos inmuebles, da igual en qué parte del mundo con tal de que prometan una suculenta rentabilidad. Por dinero no hay problema, pues en 2019 cobró más de 1.600 millones de euros de dividendos solamente de Inditex.
Edificios singulares tiene un buen puñado en cartera el Grupo Pontegadea, que es el brazo inversor de Ortega: desde Torre Picasso o la Torre Cepsa, en Madrid, hasta The Post Building o el centro comercial de Oxford Street, en Londres, además de otras propiedades en Barcelona, París, Nueva York, Washington, Los Ángeles, Chicago, Miami, Seatle, Toronto o Seúl. Eso le ha convertido en casero de firmas como Amazon, Facebook, Apple, Google o PayPal, con algunos de cuyos dueños compite en riqueza. Por cierto, a propósito de competencia, Pontegadea tiene entre sus inquilinos a Primark, uno de los rivales de Inditex en el segmento más bajo del mercado; porque en el mundo de los negocios, a lo que se ve, lo cortés no quita lo valiente.
El patrimonio inmobiliario de Ortega asciende a la bagatela de 15.163 millones de euros
El valor de ese imperio ha salido a la luz en los últimos días, con motivo de la reorganización de Pontegadea, que entre otras cosas ha supuesto la escisión de sus activos en Reino Unido para aislarla de los riesgos que lleva aparejados el Brexit. El patrimonio inmobiliario de Ortega asciende a la bagatela de 15.163 millones de euros, que es más de lo que valen 25 de las 35 empresas del Ibex. Gracias a ello, sólo en alquileres, se va a embolsar en 2020 del orden de 700 millones de euros, cifra superior por primera vez a los ingresos que les proporcionan sus inversiones bursátiles: el 50% de Inditex, el 5% de Enagas y el 10%de la sociedad de infraestructuras de las telecomunicaciones Telxius, antes en manos de Telefónica.
Si Pontegadea fuera una sociedad anónima cotizada de inversión en el mercado inmobiliario (socimi), se trataría de la mayor de España, muy por encima de los dos gigantes del sector: Merlin, cuyos activos rondan los 12.700 millones de euros, y Colonial, con unos 12.200 millones. Con una particularidad, además, y es que Pontegadea no suele recurrir al endeudamiento, ya que los dividendos de Inditex proporcionan a su dueño recursos suficientes para comprar a tocateja.
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