La edad media efectiva a la que los trabajadores se jubilan en España ha alcanzado los 65 años hace unas semanas, una barrera histórica que, no obstante, se mantiene dieciséis meses por debajo de la legal, que es de 66 años y cuatro meses salvo que se tengan derecho a retirarse a los 65 por tener cotizados más de 37 años y nueve meses.

Eso supone que la edad media efectiva de acceso a la jubilación se ha retrasado en un año y 47 días desde que en 2011 , cuando estaba en 63,87, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó el plan para retrasar la legal hasta los 67, activado en 2013, mantenido por los ejecutivos de Mariano Rajoy y de Pedro Sánchez y que culminará en 2027.

A partir de entonces, para retirarse con 65 sin sufrir ninguna merma en la cuantía de la pensión será necesario tener cotizados un mínimo de 38 años y medio.

La vigente reforma de las pensiones contempla penalizaciones de más del 19% de la prestación para quien adelante el retiro dos años con menos de cuarenta cotizados y superiores al 4% para quien lo anticipe seis meses, al mismo tiempo que prevé una prima del 4%"por cada año completo cotizado" por encima de la edad legal de referencia.

Esas penalizaciones e incrementos se aplicarían, según el caso, sobre la prestación derivada de los años cotizados, una carrera cuya duración no afecta a la determinación de la edad de retiro salvo para adelantarla a los 65 si supera los 38 y medio.

"Tal y como está el panorama laboral, y al ser más gravosas para la mayoría de los asalariados las condiciones para adelantarla, cada vez va a haber menos gente que pueda jubilarse a los 65 con la prestación completa", señala Vicente Lafuente, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Zaragoza.

Menos del 7% se jubila ahora con 67 o más años

De hecho, los datos de la Seguridad Social indican que el porcentaje de trabajadores que se jubilan con más de 65 años ha aumentado más de cuatro puntos y medio en menos de cuatro años, al pasar del 60,4% de 2019 a rozar el 65% en el primer semestre de este año, un indicio de la tendencia al retraso que apuntaba el profesor y que también se ve confirmada por los registros sobre la edad media de la retirada efectiva.

Más de la mitad (57,5%) de los 490.552 trabajadores que se han jubilado en el último año y medio, en el que ha habido factores extraordinarios como una subida de las prestaciones de 8,5% que invitaba a adelantar el retiro al compensar las penalizaciones, lo han hecho a los 65 (171.788) o los 66 (110.285), aunque a partir de ahí resultan mucho más numerosas las cohortes que lo anticipan que las que lo retrasan.

Un total de 170.174 (34,7%) lo hicieron en los cinco años anteriores, de los 60 a los 64, mientras que solo un volumen cinco veces inferior, 34.142 (6,95%) optó por retrasar su jubilación a partir de los 67, de ellos 6.424 con los setenta cumplidos.

A los primeros hay que sumarles otros 3.988 que se jubilaron con entre 55 y 59 años y 275 más que lo hicieron con un máximo de 54, unos bloques en los que predominan los trabajadores de grupos cuyo régimen de acceso a la jubilación tienen peculiaridades, como algunos funcionarios mutualistas que pueden retirarse a los 60 con una pensión del 100% del sueldo.

Coeficientes de adelanto según la penosidad

Lafuente considera adecuado favorecer el retraso de la edad de jubilación, algo que sigue sin afectar a estos grupos con normas propias. "Se debe tender a que haya gente cotizando con bases altas para mantener el sistema", señala, aunque con un planteamiento bastante crítico con la postergación indiscriminada de la edad legal.

"No parece sensato tener a gente de 70 años realizando trabajos en altura como ocurre en la construcción, moviendo material pesado o trabajando en posturas forzadas como les pasa a veces a los fontaneros y otros gremios porque los riesgos de sufrir un accidente son mucho mayores", anota.

Y, en este sentido, añade que "quizás deberíamos aplicar coeficientes de adelanto de la jubilación sin merma económica, o con poca, para los grupos de trabajadores en ocupaciones de riesgo, principalmente las que conllevan carga física, y cuyos empleos tienen penosidad", explica.

"Hay una dualidad de regímenes entre esos empleos y las ocupaciones más creativas o de componente intelectual, en las que se puede seguir trabajando a los 70, que habría que afinar con una normativa que contemplara la penosidad y los riesgos", indica el profesor.

Para Lafuente, "65 años es una edad correcta a partir de la cual se deberían aplicar incentivos para retrasarla, pero no parece adecuado mantener a todo el mundo trabajando hasta los 67, o hasta los 70 como empiezan a proponer".

Por otro lado, los últimos registros de la Seguridad Social sitúan en 1.461,95 euros brutos mensuales la cuantía media de las nuevas prestaciones de jubilación, una cifra que se sitúa un 35% por encima del SMI (1.080 euros mensuales en catorce pagas) y que alcanza prácticamente el 80% del salario medio en España, de 1.849,71 euros brutos, también en catorce nóminas.