madrid
El Banco Central Europeo (BCE) ha bajado el tipo de interés de referencia en un cuarto de punto, hasta el 3,5%, en su segundo recorte del año y llega en un contexto de moderación de la inflación y ralentización de la actividad económica a corto plazo.
Tal y como daban por descontado algunos analistas, el BCE ha reanudado su ciclo de flexibilización monetaria tras haberlo pausado en su reunión de julio, cuando se decantó por mantener el precio del dinero.
"Sobre la base de la evaluación actualizada del Consejo de Gobierno de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, resulta apropiado ahora dar un paso más en la moderación del grado de restricción de la política monetaria", ha motivado el BCE.
Estos cambios incluyen la modificación técnica anunciada en marzo por el BCE y que surten efecto el próximo 18 de septiembre. De este modo, la tasa de depósito se ha convertido de facto en el tipo de referencia al determinar el interés que las entidades financieras reciben, o pagan de ser negativo, por mantener sus depósitos en el BCE.
Anteriormente, la tasa de refinanciación era una variable de mayor peso a la hora de informar sobre las decisiones de política monetaria del BCE. No obstante, esta ha perdido relevancia con el tiempo por el exceso de liquidez en el sistema financiero, fruto del mayor acceso de los bancos a los fondos del BCE, lo que se ha traducido en que las entidades hiciesen más uso de los depósitos.
El objetivo último del ajuste sería alinear los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del Consejo de Gobierno, así como retirar la liquidez sobrante del sistema con el fin de que no interfiera en la correcta transmisión de la política monetaria.
Datos de inflación
La tasa de inflación de la zona euro situó en agosto en el 2,2% interanual, cuatro décimas por debajo de la subida del 2,6% observada el mes anterior y la menor lectura del dato desde julio de 2021, según la estimación provisional publicada el 30 de agosto por la oficina comunitaria de estadística, Eurostat.
La desaceleración de los precios en el área de la moneda común fue reflejo de la caída del 3% del coste de la energía tras subir un 1,2% interanual en julio, mientras que los alimentos frescos repuntaron al 1,1%, una décima más.
Al descontar el impacto de la energía, la tasa de inflación se mantuvo en agosto en el 2,7%, aunque, de excluirse también el coste de los alimentos, alcohol y tabaco, la subyacente se moderó al 2,8% desde el 2,9%.
Entre los países del euro, el mayor incremento del coste de la vida en agosto correspondió a Bélgica (4,5%), Estonia (3,4%) y Países Bajos (3,3%). Por contra, las menores subidas se observaron en Lituania (0,7%), Letonia (0,9%) y en Eslovenia, Finlandia e Irlanda (1,1%).
En el caso de España, la tasa interanual se moderó medio punto, al 2,4%, lo que redujo a dos décimas el diferencial de precios desfavorable para nuestro país respecto de la zona euro.
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