zaragoza
La gran banca española, el grupo que integran Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Bankínter y Sabadell, ha cerrado 2020 con unas pérdidas formales de algo más de 5.500 millones de euros en lo que aparenta ser un pinchazo histórico que tiene más de contable que de material, ya que, en realidad, el sector ha mantenido a flote el negocio apoyándose en tres pilares: el cobro de comisiones a los clientes, la reducción de costes a base de recortes de personal y cierre de oficinas y un aumento del volumen de negocio gracias a algunas medidas de escudo social como los avales del ICO.
Las cuentas publicadas por los seis grandes bancos españoles apuntan, tal y como reseña Santander en su informe, a tres puntos como los puntales sobre los que se mantuvo a flote su negocio en el Ano I de la pandemia: un "crecimiento de los créditos en todos los países, principalmente en España" por los avales del ICO y también en el Reino Unido, que ha ido combinado con la "fortaleza del margen de intereses", el ahorro de costes internos y el cobro de comisiones a los clientes, que se perfila como una de las líneas de negocio básicas del sector en un futuro inmediato.
De hecho, el documento del banco cántabro señala como prioridades el desarrollo de tres líneas de trabajo basadas en la tecnología "para reforzar la vinculación de nuestros clientes y acceder a nuevas oportunidades de ingresos basados en comisiones".
Los seis grandes bancos españoles ganaron el año pasado 20.266 millones de euros en comisiones cobradas a sus clientes, 2.138 menos que en el ejercicio anterior y con un peso similar (25%) dentro de los ingresos comerciales del sector.
El peso de esa rama del negocio es mayor en España, donde alcanza la tercera parte y supone casi la mitad de los ingresos por este concepto a nivel global. El año pasado las comisiones netas, las cobradas menos las pagadas, alcanzaron los 9.751 millones de euros, 176 menos que en 2019.
"La banca está cargando el peso del negocio en el cobro de comisiones a los clientes, pero eso es algo que se les puede volver en contra", señala Patricia Suárez, presidenta de Asufin (Asociación de Usuarios Financieros), que recuerda que "deben informar previamente de cualquier nueva condición" al tiempo que llama la atención sobre la distorsión que supone el avance de esta línea de negocio en paralelo a la digitalización del servicio. "¿Qué comisiones me van a cargar si la operativa va a través de una app? Los tribunales han dejado claro que su cobro debe responder a un servicio efectivamente prestado, y eso exige transparencia", plantea.
El ICO mantiene el margen de intereses
Otros de los sostenes principales del negocio bancario se encuentra en el margen de intereses, que el año pasado superó los 60.000 millones de euros con una caída de apenas 4.000 gracias al aumento del volumen de negocio que supusieron medidas como los avales del ICO para la desconocida, por su magnitud, demanda de crédito que provocó el confinamiento.
De hecho, la tercera parte de esa línea de negocio (19.079 millones) se generó en España, donde el margen de intereses de los seis principales bancos solo se redujo un 0,6% en el mismo año en el que la actividad productiva y comercial registraban un histórico desplome de entre el 9,1% y el 11%, según qué indicador se toma como referencia.
Otras medidas del escudo social como las moratorias de hipotecas y de créditos de consumo también aliviaron la situación del sistema financiero, clave para el funcionamiento de la economía, al reducir la necesidad de dotaciones y, al mismo tiempo, atenuar su exposición a otra indigestión de ladrillo cuando todavía sigue sufriendo las secuelas de la iniciada hace doce años.
Medidas del escudo social como las moratorias también aliviaron la situación del sistema financiero
"El volumen de crédito creció por primera vez tras doce años de caída por los avales del ICO, pero a pesar de ello el margen de intereses se redujo", explica Fernando Rojas, analista de banca de AFI (Analistas Financieros Internacionales), que califica de "exigua" la rentabilidad que presenta el sector financiero, básicamente por los bajos tipos de interés.
Sin embargo, añade, "hasta 2031 o 2032 no se espera que el euríbor vuelva a tipos positivos, y mientras tanto el negocio se va deteriorando. Es muy complicado mejorar los resultados por la vía de los ingresos".
La tercera pata en la que se ha apoyado el negocio bancario es la de los recortes de personal y el cierre de oficinas para reducir los costes de explotación, con los que el año pasado los seis grandes bancos obtuvieron un ahorro global de 5.013 millones de euros, 2.317 de ellos en España.
"El cierre de sucursales y el recorte de plantillas genera brechas en la atención de grupos de población, como los mayores por su dificultad para utilizar la banca digital o como los jóvenes por su menor habitualidad en el trato con los bancos, y también en las zonas rurales, donde se está produciendo una desertificación financiera", indica Suárez, para quien se trata de "un servicio esencial en el que hay que buscar un equilibrio pese a la digitalización", cauce por el que ya discurre más de la mitad del negocio.
Pérdidas contables tras obtener beneficios operativos
Los informes de resultados que los seis grandes bancos españoles han enviado en las dos últimas semanas a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) reflejan unos resultados operativos positivos de 10.095 millones de euros que, una vez aplicadas las dotaciones por pérdida de valor de algunas de sus áreas de negocio de BBVA (-1.780) y de Santander (-13,852) se convierten en unos números rojos de -5.537, con una brecha de más de 22.000 frente a los 16.642 de ganancias netas con los que cerraron 2019.
Es decir, que esos grupos bancarios españoles ganaron más de 10.000 millones de euros con su actividad comercial, con los extremos en los escuetos beneficios de solo dos que presenta Sabadell y los 5.081 de Santander.
La pérdida final responde en la práctica a la obligación de cuadrar en la cuenta de resultados la minusvaloración que algunas de esa entidades, especialmente las dos de mayor volumen a nivel global, aplican en sus balances a algunas de sus líneas de negocio e inversiones como consecuencia de la crisis económica desatada por la pandemia y de las restricciones de la movilidad y la actividad adoptadas para afrontarla.
"Los beneficios de la banca cotizada han bajado, o han generado resultados negativos en algunos casos, por las provisiones o por el deterioro de los fondos de comercio en previsión de lo que pueda venir", explica Rojas, que destaca que esas depreciaciones "se localizan principalmente fuera de España, en países como EEUU, Turquía o Brasil. La pandemia es global y no diferencia entre territorios".
Más de 25.000 millones en provisiones, 13.000 por la covid-19
El resultado operativo es positivo tanto a nivel global como en el ámbito estatal, en el que los beneficios se sitúan en 3.251 millones de euros, con un retroceso de 3.872 sobre los 7.123 del año pasado, en ambos casos tras anotar unas provisiones históricas.
No obstante, las provisiones, que son el dinero del que tras enjugar los gastos con los ingresos y antes de pagar los impuestos el banco se aprovisiona para hacer frente a futuras incidencias como los aumentos de la morosidad previsibles en un escenario de crisis como el actual, ascendieron a 25.316 millones de euros.
Algo más de la mitad de esa cifra (13.107 millones), que sobre el papel reduce el beneficio que finalmente queda contabilizado, está directamente relacionadas con los efectos económicos de la pandemia, mientras que los 12.209 millones de las provisiones habituales resultan una cifra ligeramente menor que la del año anterior (12.676).
Ocurre algo similar en el negocio a escala estatal, donde los 5.490 millones de euros aprovisionados para hacer frente a las consecuencias de la pandemia superan con claridad a los 4.366 de las provisiones estándar, que presentan un volumen similar al de 2019 (4327,8).
Ese histórico aumento de las provisiones, que tienen como efecto secundario la rebaja de la factura tributaria de las entidades al recortar sus ganancias e incluso llegan a generar activos fiscales en diferido, se produce en un escenario de crisis económica pero llega también después de que el BCE (Banco Central Europeo) hubiera prohibido el reparto de dividendos (distribución de beneficios entre los accionistas) a lo largo del 2020 para acabar levantando el veto hace unos días ante las presiones del sector financiero.
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