El último gran nombre propio del gran clásico del fútbol español no pisará esta noche el césped del Camp Nou. Faltará Messi, lo que concede cierta ventaja previa al ataque del Madrid, que vive su mejor momento. El Barcelona gana en el centro del campo, el tramo del equipo más indefinido de los blancos, y quizás, no por tanta diferencia, en defensa. Casillas no admite comparaciones. La colección de ilustres es amplia.
RAÚL
El carácter sobre todas las cosas
El termómetro del Madrid. No necesita ser el mejor para convertirse en el jugador más importante. El carácter sobre todas las cosas. Las ganas de ganar. O mejor dicho, la decisión irrevocable de ganar. Inmune a los acontecimientos que va descolgando el partido. No le afectan las malas noticias. Ha recuperado su mejor versión gracias a una sorprendente reanimación de su deterioro físico, y al reencuentro con la posición que mejor le va, como segundo delantero, con libertad cerca del área rival. Tiene en vena el gol y la solidaridad infinita: pone todos sus movimientos y acciones al servicio del equipo. El Camp Nou no le impresiona. Una vez lo mandó callar. El peor percance de su carrera, una lesión, lo sufrió sobre su pasto.
ETOO
La presión, la agresividad, el hambre
Llega puntual al partido que más le estimula. Acostumbra a dejar lo mejor de su repertorio ante el Madrid. Las dudas que consiente una lesión recién vencida han quedado apagadas en sus primeras carreras oficiales. A diferencia del curso anterior, da la pinta de haberse recuperado de manera responsable, con menos prisa caprichosa y más trabajo responsable. Es el hambre, la presión y la agresividad arriba. Un plasta del ataque que no deja un rato de descanso a los defensas adversarios.
CASILLAS
El mejor portero del mundo
Hasta en las mejores tardes del Madrid, siempre encuentra una oportunidad para lucirse. Se ha acostumbrado a salvar la vida a su equipo, a dejar sanos y salvos los resultados con paradas imposibles. Reflejos portentosos, agilidad, rapidez de decisión. Y todo sin darse importancia, con absoluta naturalidad. Las hinchadas enemigas no le odian. Debe ser virtud.
PUYOL
No se concede un respiro
En los días de mayor desidia colectiva, sobre el césped siempre queda algún resto de su sudor. Sus limitaciones con el balón las compensa con temperamento. Aunque propenso a la teatralidad y el dolor exagerado en los choques, su esfuerzo se traduce en inequívocos beneficios contables. Desplazado al lateral por exigencias del guión, cumple con la misma eficacia que en sus tardes de central. Rápido, agresivo, difícil de desbordar. Se anticipa y se deja la vida. Contagioso. El alma del Barcelona.
ROBINHO
Un cuerpo lleno de regates
Enorme repertorio para el desborde. Una capacidad innata para el regate a la que ha sumado un sentido correcto para tirarlos en los lugares autorizados. Apenas intenta el quiebro en zonas de nadie, sólo en puntos dañinos. Ha ganado además gol, un final eficaz a sus maniobras. Imprevisible. Flojo en los asuntos defensivos y en continuidad, pero un talismán para encontrar vías de la nada.
INIESTA
La conducción a toda pastilla
Crece y crece. Siempre parece mejor que la última vez. Cada día más atrevido y trascendente. A su conducción incomparable, por vertiginosa y por coordinada (la pelota pegada al zapato), ha unido gol. Ha desmentido a los que veían limitaciones a su físico. Vale para jugar en cualquier punto del centro del campo y hasta de la delantera. Iniesta prefiere jugar cuanto más arriba mejor, pero fue una bendición observarle por delante de la defensa. La pelota le adora.
VAN NISTELROOY
El remate bien dirigido
Cuando le tocó vivir en absoluta soledad, en tiempos de Capello, demostró que domina el fútbol y la demarcación. No se puede ser pichichi con menos oportunidades. Conoce los lugares escondidos del área, y siempre lleva en la cabeza el rincón de la portería más desprotegido. Sus compañeros le encuentran con facilidad, lo que habla necesariamente bien de su sentido del juego y el desmarque. El Camp Nou ya conoce su pegada.
XAVI
El mejor amigo de la pelota
Pocas fotos le sorprenden lejos de la pelota. El piloto del Barcelona. Marca la velocidad del juego, el ritmo. Toca y se mueve, toca y se mueve, toca y se mueve. Siempre busca y siempre se ofrece. Una capacidad portentosa para proteger el balón, para encontrar salidas de los callejones más cerrados. Cambia de dirección con una facilidad pasmosa, por reversos que ningún rival acierta a interceptar. Y está en forma. Le falta cuerpo para ganar la batalla física, pero recupera mucho más de los que cuentan los prejuicios que cuelgan de su solapa.
SERGIO RAMOS
La voracidad
Desde el lugar más intrascendente del terreno de juego alcanza una importancia descomunal. Resuelve en las dos porterías. No sabe pararse, siempre quiere más y más. Enseña su voracidad competitiva hasta en los duelos que no la tienen, como el del jueves para recaudar fondos contra la malaria. Andaban todos de fiesta, en plan filigranas y concesiones, pero Sergio Ramos buscaba la puerta rival como si jugara la final de la Copa de Europa. Un portento físico. El exceso de revoluciones a veces le pasa factura.
MÁRQUEZ
La bota afilada
El Barcelona ha ganado salida de pelota desde su regreso al centro de la defensa. De menos a más, su estado de forma tiene mucho que ver con el cambio de cara del equipo azulgrana. Contundente por alto y por bajo. Manda. Lleva la bota demasiado afilada.
PEPE
Un central cosido a un precio
Es rápido y no suele equivocarse en los lances defensivos que trata de resolver a todo o nada. Es una roca a la que sólo se puede tumbar con inteligencia. Pero le adjudican más seguridad de la que realmente enseña. Aparatoso y bruto. Intimida, tanto que verle enfrente es una invitación para no acudir al choque. Pero deja o tres balones descontrolados por partido en zona muy peligrosa. Costó 30 millones: el detalle le persigue.
GUDJOHNSEN
La aparición inesperada
Llegó a la titularidad y al centro del campo de manera ocasional, forzado por los contratiempos, y ha respondido con nota. Se ha ganado renovar en el equipo inicial. Nada que ver con el futbolista intrascendente y vulgar del curso pasado. Pero su crédito se lo ha labrado como futbolista de equipo, secundario. No para marcar las diferencias.
SNEIJDER
De más a menos
Fue la sensación de los primeros compases de la temporada. Sus desplazamientos en largo, por eléctricos y precisos, mejoraron el contragolpe del Madrid. Se insinuó como un especialista para las jugadas de pelota quieta, pero el paso de los partidos le ha ido quitando importancia. Su remate desde la frontal aumenta las opciones de gol del equipo. Sin Guti al lado, sus carencias constructivas se ven de más tamaño.
YAYA TOURÉ
Músculo donde toca talento
Como todos los de su especie, un punto sobrevalorado. Se magnifica su poderío físico, indiscutible, y se minimizan su desventaja técnica. Bueno, un centrocampista defensivo, ese puesto que los entrenadores nos han vendido como imprescindible en aras de un equilibrio que inclina a la defensiva a todos los equipos.
DIARRA
Músculo donde toca talento (II)
Vale lo descrito en el punto anterior. Músculo, poderío físico, una roca en la zona de más importancia, pero limitaciones técnicas e intrascendencia en la organización. Demasiado propenso a soltar el codo, sin que los árbitros se hayan mostrado severos en corregírselo.
VÍCTOR VALDÉS
Más seguro de lo que parece
Su afán por sobreactuar, costumbre frecuente entre los de su puesto, le perjudica. Es más portero de lo que insinúan sus poses. No llega a Casillas, pero también le gusta parar imposibles. Resuelve más problemas de los que crea.
BAPTISTA
El llegador repentino
Parecía olvidado, sin un solo hueco en la lista de preferencias de Schuster, pero se ha vuelto imprescindible. Entró en el equipo por casualidad, gracias a una de esas expulsiones estúpidas con las que Guti mancha su carrera. El entrenador le concedió la titularidad y el brasileño aprovechó su momento. No es un centrocampista sobrado de pase y talento, pero tiene una virtud impagable: llega y llega. Tiene remate desde fuera y gol. Uno de esos jugadores acostumbrado a ser mirado bajo sospecha, pero que termina convenciendo a sus escépticos.
GIOVANNI
La calidad como promesa
Comparado con los de su generación es un fenómeno. Pero todavía hay que mirarle con precaución en el mundo de los mayores. Y eso que cuando ha actuado entre ellos ha demostrado su calidad, su cintura y su capacidad de gol. Si jugara, tendría que vencerse a sí mismo y a la sombra de Ronaldinho, el futbolista al que debería suplir.
GUTI
La sospecha permanente
El futbolista con más clase del Madrid, posiblemente del fútbol español, regresa al territorio de las sospechas. Parecía su año, al fin indiscutido como titular y surtidor principal del juego blanco, pero Schuster le ha incluido otra vez en el furgón de los suplentes, como recurso ocasional. Fue de los mejores en el último clásico. Tiene una habilidad fuera de lo normal para encontrar los desmarques letales, los últimos pases. Quizás no de salida, pero Schuster tarde o temprano se verá obligado a acudir a él.
RONALDINHO
El contraprotagonista
El mejor futbolista del planeta vive su temporada más dura. La mala fama le ha caído encima. Observado más por su conducta fuera del terreno y su desgana en los entrenamientos, el propio jugador no ha reparado en la indiscutible caída de su fútbol. Hace tiempo que no se va de nadie. Hace tiempo que ni lo intenta. Y el Barcelona no ha sabido tratar su depresión. Lejos de recuperarle, ha enquistado un problema que ya no tiene solución. Sus fieles, que aún los hay, sitúan esta cita como su gran oportunidad de demostrar su talento olvidado. El Madrid sí le motiva, viene a decir el mensaje de los que reclaman un voto de confianza. Sobre el campo o en el banquillo, el centro de todas las miradas.
CANNAVARO
El central inseguro
Un año después de ser coronado como el mejor jugador del planeta (galardón del todo discutido) pasa por el elemento más frágil de la zaga. Los momentos más comprometidos del rival siempre sorprenden por su zona. El madridismo se lleva las manos a la cabeza de sólo pensar en sus encuentros con Etoo. Oficio y anticipación, eso sí.
MILITO
El momento que llevaba soñado
Ha pasado ya mucho tiempo de que el Madrid le declarara inservible. Y el argentino ya se vengó: no sólo demostró que su rodilla es del todo útil sino que además le quitó una Copa al Madrid. Pero aquello ocurrió en el Zaragoza, un equipo de otro escalón. Barcelona es un igual, un grande para el que sí está preparado. Difícil de desbordar, rápido y atento.
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