Si la creciente tensión entre las directivas de Real Madrid y Barcelona no cesa y Rosell acaba rompiendo las relaciones institucionales con su rival, como amenazó el jueves, marcaría un hito histórico en la interacción entre ambos clubes. Ha habido situaciones muy tensas, pero formalmente las relaciones nunca se han dado por rotas entre ambas entidades. 'Ha habido momentos peores y roces más duros, pero nunca se ha llegado a decir que las relaciones están rotas porque la expresión en sí es una formalidad', resume el escritor y periodista Julián García Candau, autor del libro Barça-Madrid, historia de un desamor.
Las primeras hostilidades de las que se tiene constancia se remontan a 1916. Después de una dura semifinal entre azulgrana y madridistas, el conjunto blanco disputó la final en Barcelona. Debido al hostil recibimiento en la capital catalana, el Madrid se negó a asistir a la cena protocolaria a modo de protesta.
Después de otro episodio de tensiones tras las semifinales de la Copa en 1943, Santiago Bernabéu decidió crear un partido de la paz entre ambos rivales. Sin embargo, él era el presidente cuando tuvo lugar uno de los enfrentamientos más enconados de la historia entre Barcelona y Madrid. Los azulgrana pactaron con River el fichaje de Di Stéfano y poco después la directiva blanca lo haría con Millonarios, que todavía tenía los derechos del jugador. Un juez resolvió que jugara dos años en cada equipo, pero la directiva del Barcelona, encabezada por el presidente Enric Martí se negó y dimitió después en bloque.
Tarradellas tuvo que mediar entre los presidentes Núñez y De Carlos
En 1970, con Bernabéu todavía como mandatario blanco, las disputas se encendieron tras un penalti mal señalado por Guruceta a favor del Madrid, como demostrarían después las imágenes televisivas, en una vuelta de los cuartos de final de la Copa en la que los azulgrana vencían 1-0 e intentaban remontar el 2-0 de la ida. Montal se quejó de los favores al Madrid. 'Hacía seis meses que era presidente y ya tenía unas relaciones tensas con el Madrid', recuerda Montal, 'pero eran aún peores con la Federación. Con ellos sí rompimos las relaciones, pero no con el Madrid'.
'Por aquel entonces, no había comidas de directivos', rememora. Montal recuerda haber asistido posteriormente como espectador a una final de Copa de Europa junto a Bernabéu, que le felicitó personalmente tras el histórico 0-5 al Madrid. En 1980 el president de la Generalitat Tarradellas tuvo que forzar el encuentro de reconciliación entre los entonces presidentes Núñez y De Carlos, enfrentados por las quejas del mandatario barcelonista por la diferencia de ingresos televisivos y los favores arbitrales de los que, según el Barça, gozaba el Madrid. Así se consiguió que, finalmente, De Carlos asistiera al palco en el enfrentamiento que tendría lugar días después en el Camp Nou. Núñez tuvo más rifirrafes, como cuando fue denunciado por Juanito, al que acusó de 'ir dejando embarazadas a las mujeres por las esquinas' o cuando puso en duda la legitimidad de que familiares de directivos fueran deportistas en la misma entidad, en clara alusión al hijo de Lorenzo Sanz, por entonces presidente, que respondió que 'Núñez es bajo de estatura y de moral'.
'El Madrid me nombró persona non grata', recuerda Gaspart
Con todo, 'las relaciones nunca llegaron a estar rotas del todo', explica Gaspart, vicepresidente con Núñez y después máximo mandatario. 'Cuando era vicepresidente, el Madrid me nombró persona non grata, y era la primera vez que hacían algo así con un directivo. Y después del fichaje de Figo, las relaciones también fueron tensas', agrega.
Laporta, por contra, nunca tuvo grandes conflictos con las directivas madridistas. 'Aunque, si hubiera pasado lo de ahora, habríamos roto las relaciones directamente', observa Godall, directivo durante su mandato. 'Con Florentino, las relaciones fueron correctas, y con Calderón era fácil porque era un hombre amable. Que yo recuerde, el único club que ha roto relaciones con el Barça ha sido el Espanyol con Sánchez Llibre', añade Godall.
Las quejas de Mourinho, las denuncias del Madrid a la UEFA por antideportividad de jugadores barcelonistas y el silencio ante las acusaciones de dopaje que hizo la Cope han llevado a Rosell a amenazar con romper relaciones con el club de Concha Espina. El exministro de Exteriores Inocencio Arias, que fue director general del Madrid entre 1993 y 1995, tiene una visión particular de lo que significaría esa ruptura: 'No pueden retirar embajadores porque no los tienen. Entre dos países, cuando se habla de ruptura es a todos los niveles. En este caso, puede que dejen de comer juntos, pero dudo mucho que dejen de estar juntos en el tema de los derechos televisivos si tienen los mismos intereses'.
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