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A Splitter le sobra alma

El Baskonia se acerca a la final tras otro fallo postrero blanco

MIGUEL ALBA

En la huida hacia adelante, el Madrid ha ganado cuerpo pero se mantiene sin alma. Llegó a Vitoria amontonando fragmentos de irregularidad con el propósito de volver a construir con ellos un todo. La última puesta en común ha recompuesto el puzzle, es cierto. Pero siguen faltando piezas difíciles de conseguir a estas alturas de temporada. Trozos que ya no pueden comprarse, que no se han descubierto ni con 11 fichajes. Al Madrid le falta alma de ganador porque falla en el resto de los afluentes hacia la victoria. Tiene más complejo de inferioridad que instinto asesino. Sufre más de histeria, en los momentos decisivos, que de aplomo. Un mal endémico, demasiado previsible ante equipos de la clase alta.

El análisis explica la merecida ventaja del Baskonia (2-0) en la semifinales. Una serie dominada por Splitter 23 puntos, 10 rebotes, 34 de valoración y gritos de MVP en el partido de ayer, cuando pudo ser de Bullock y Felipe Reyes. El primero erró el lanzamiento decisivo del 1-0; el segundo, el tiro de gracia para el 1-1. Dos acciones que no deben cargar con la culpa última de la situación comatosa del Madrid en la vuelta a Vistalegre.

El castigo llega antes. En la transición del minuto 33 al 40. El momento del carácter ante el goteo de puntos en la igualdad o, como ayer, en la ventaja. Tras la canasta de Tomic (56-61, min. 33), la regeneración cotizaba al alza. Presumía de Llull, en cancha; Lavrinovic se exhibía en el pick&roll para romper la zona del Baskonia y Felipe Reyes, de nuevo el referente, buscaba los grados del duelo con Teletovic.

Ante ese Madrid, y a pesar de la desventaja, los de Ivanovic mantuvieron el desparpajo porque su baloncesto no necesita un invento en cada acción. Tan sólo dejarse llevar por un puñado de muñecas. Entre Oleson, Splitter, Teletovic y Huertas, el Baskonia es capaz de ganar un partido a cualquiera excepto al Barcelona. Los de siempre (Teletovic y Splitter) por feeling y Oleson por su afán de reivindicarse ante un banquillo y un palco que mercadearon con él, durante el pasado verano, tras ponerle la etiqueta de no útil.

Precisamente, dos tiros libres otro de los grandes matices por los que ayer sucumbió el Madrid (13/21, 61%)del de Alaska (68-69, min. 38) llevaron al partido a una manifestación de nervios, tiempos muertos y personales con el tiro implícito. En la última, sobre Oleson, a falta de siete segundos (71-73), el Baskonia forzó la prórroga antes del gancho de izquierda postrero de Felipe. El fallo que forzó la prórroga. Entonces, Splitter y el subidón defensivo de los vitorianos terminaron por condenar al Madrid.

Vistalegre sugiere dos tardes al Madrid para sortear el difícil abismo, con el posterior (y necesario) debate sobre la nota del curso, y sólo una al Baskonia para tomar la final. Cuestión de alma.

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