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"Nunca será el de antes"

La directiva se agarra a los resultados del curso pasado para estrechar el círculo en torno a Ronaldinho, al que han ido despojando de privilegios

NOELIA ROMÁN / BARCELONA

La frase retumbó esta semana en los pasillos del Camp Nou. 'Ronaldinho ya nunca volverá a rendir un año entero como hizo en el pasado'. En el club azulgrana han perdido la confianza en la estrella brasileña hasta el punto de que le dan por perdido 'como el futbolista de primer nivel que fue'. Las dudas sobre su rendimiento son totales. Tanto es así que ya no se trata de cuándo volverá a las convocatorias, sino de cómo gestionar un problema que parece tener una única solución: el traspaso del jugador en enero o en junio.

Pérdida de confianza

Esta pérdida en la fiabilidad de Ronaldinho arrancó a finales de la temporada pasada y ha cristalizado ahora. Ya entonces, fue duramente criticado por haber perdido la capacidad de encarar a los rivales y por su disoluta vida personal fuera del campo. Pero, aun así, concluyó la campaña como líder del equipo en los apartados de goles y asistencias, con 24 tantos y 13 pases de gol.

Sin embargo, ha sido ahora cuando el cuerpo técnico ha dejado de creer en el futbolista que llegó en el verano de 2003 para devolver a la élite a un club arruinado en lo deportivo, lo económico y lo social. 'Puede tener tres fogonazos y momentos estelares, poco más', dicen ahora de él.

El cuerpo técnico, según ha podido saber Público, cree que esta situación no se debe tanto a sus salidas nocturnas como a una pérdida de ambición. Ronaldinho ha ganado un Balón de Oro, dos FIFA World Player, dos Ligas y una Liga de Campeones; de ahí, argumentan, su 'falta motivación'.

Esta noche ante el Zaragoza el brasileño será baja de nuevo y existen serias dudas sobre su concurso el próximo sábado frente al Levante. Oficialmente, Ronaldinho continúa recuperándose de una contractura en el gemelo derecho. Una sobrecarga que ha levantado suspicacias pero que fuentes del club confirman, y cuya recuperación, admiten, se puede afrontar de modo diverso, según el ánimo del futbolista.

Salidas nocturnas desde 2003

El Gaúcho, ahora mismo, no está para grandes cosas. Aireadas sus salidas nocturnas -que se conocen desde llegó al club en 2003-, se siente cada vez más desprotegido por una directiva que, hasta el año pasado, exhibía su sonrisa como símbolo del Barça. Eso se acabó. El brasileño no ha cambiado -como el año pasado, sale de noche y no está en su mejor forma-, pero la actitud del club respecto a él, sí.

La directiva ha estrechado el cerco al jugador incumpliendo promesas (un contrato de por vida), despojándolo de privilegios (sus personas de confianza) y reduciendo su grupo en el vestuario, donde, con la marcha de Motta al Atlético, ya sólo tiene tres amigos (Deco, Messi y Gudjohnsen). En junio, Laporta no se atrevió a traspasarle. Junto a Frank
Rijkaard, le leyó la cartilla apoyado en un nuevo código interno de disciplina, que aún no está en vigor. Ahora, el problema parece ya irresoluble.

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