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El príncipe de las sirenas

Ibon gana a las chicas en sincronizada

M. ALBA

Un día decidió tirarse a la piscina para crear sus propias piruetas. Fue un gesto natural para Ibon García, acostumbrado a escuchar de su madre, entrenadora auxiliar de sincronizada, los secretos para convertir la natación en baile. Ahora, varios años después de memorizar aquellos consejos, Ibon no entiende el revuelo alrededor de su último éxito: el campeonato de Euskadi de natación sincronizada. 'Está abrumado ante la repercusión de su resultado', asegura Irune Ovejas, su entrenadora en el Club Ganguren.

García gana el campeonato de Euskadi de natación sincronizada

Su normalidad, sin embargo, es una excepcionalidad en una disciplina en la que el acento masculino genera sorpresa. En España, Ibon, de 17 años, es junto a Pau Ribes, de 13, uno de los pocos chavales que practica la sincronizada. Una exclusividad que, hasta el pasado año, generaba un veto a los varones para participar en los campeonatos de España junior y absoluto. Precisamente, el mayor objetivo del nadador vizcaíno. 'Quizás lo intente en 2011', explica Irune que planea, junto a Ibon, aumentar las cargas de entrenamiento. 'Sabemos que no podría ganar a Mengual, Andrea Fuentes o nadie del equipo nacional pero, si vamos, hay que hacerlo bien preparado', asegura su entrenadora.

Quiere participar en el Nacional, hasta 2009, un título vetado a los chicos

A diferencia de Pau Ribes, que se entrena tres horas a diario, y cuatro los sábados; Ibon se ejercita durante hora y media martes y jueves, junto a una sesión de dos horas los sábados. 'Sabe que no puede ganarse la vida con esto de forma profesional. Sólo lo hace por afición', matiza Irune. Sus inquietudes, además de títulos en Euskadi y una plata en el Campeonato de Escuelas de España, siempre como único representante masculino entre la nómina de participantes, se focalizan en los ejercicios de rutinas, los de mayor carga de coreografía, frente a las figuras.

'Siempre está viendo cosas en Internet para introducirlas en sus ejercicios', ahonda Irune. 'Se fija en cómo lo hacen todas. Las españolas, las rusas, las chinas... Pero quiere ser él mismo', asevera. Como en su día lo fue el estadounidense Bill May. El primer modelo masculino para los chicos que quieren ser como Mengual.

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