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"Si pierdo, no puedo aparecer por Twitter"

Entrevista a Allan Romeo Nyom, el futbolista poeta. Al menos, en las redes sociales, donde resplandece el hombre más que el futbolista cuando los resultados del Granada se le permiten. "Twitter no está hecho para perdedores".

Allan Romeo Nyom, en un partido con el Granada.

ALFREDO VARONA

MADRID.- Juega en el Granada y tiene nombre de poeta, Allan Romeo Nyom (Paris, 1988), como si se tratase de Edgar Allan Poe. Su cuenta de Twitter (@AllanNyom) nos ha avisado e inspirado para acercarnos a uno de los pocos futbolistas del mundo que escriben del amor. "El peor error de un hombre es creer que tiene a una mujer asegurada". Nació al lado de París, en Neully-su-Seine, a la orilla derecha del río Sena, donde, pese a todo, eligió un ídolo tan peculiar como Michael Jackson. "No juzgo su personalidad, sino su manera de bailar". Creció y se hizo futbolista, lo que le ha dado una reputación, un estatus que le permite jugar hoy frente al Real Madrid (12:00 horas, Santiago Bernabéu). Un patrimonio que, a los 26 años, le permite ser como quiere ser ("ni en un día se quiere ni en dos se olvida") y viajar, sobre todo viajar. "Mi último capricho ha sido el de ir a Dubai". Se casó con una granadina, a la que dedicó su primer tuit con la delicadeza de los poetas que piensan lo que dicen. "Espero pasar muchas más noches contigo". Así es la personalidad de este hombre, lateral derecho de profesión, que sabe cuando jugarse la vida. "No insultes a un cocodrilo mientras tus pies estén en el agua…".

Desde el 9 de marzo no ha vuelto por Twitter. ¿A qué se debe?

No puedo. Sé cuando sí y cuando no. Ahora no es el momento, cuando los resultados del equipo no son buenos. No estamos bien y hay gente que no entendería que yo me ponga a escribir cosas en las redes sociales. Twitter no está hecho para perdedores.

¿Los sentimiento de uno dependen entonces de los resultados del equipo?

En absoluto. Yo tengo más vida que el fútbol. Si pierdo claro que me entristezco. Pero una vez que llego a casa y veo a mi familia me cambia la cara. Ya hice lo que pude en el campo. Estar enfadado en casa no va a cambiar el resultado.

Huir de Twitter, tampoco.

Lo sé, lo sé, y me molesta no escribir, porque me gusta. Pero entiendo que a la gente pueda molestarle. No quiero que piensen que a mí me da igual. Y si no se puede no se puede.

¿Y esa cultura resultadista que tenemos en España le gusta?

A mí sí me gusta España y, sobre todo, Andalucía, que es lo que realmente conozco. Aquí se vive la vida, aquí he encontrado a mi mujer, aquí la gente te demuestra a diario su simpatía en las calles. Si lo comparo con París, que es de donde vengo, me parece que no hay color, sinceramente.

"Si pierdo claro que me entristezco. Pero una vez que llego a casa y veo a mi familia me cambia la cara. Ya hice lo que pude en el campo"

París es una ciudad maravillosa.

De vacaciones, sí, pero una vez que vives allí creo que no tanto. Una ciudad hay que vivirla para conocerla y yo no cambiaría París por Granada. Hay otro París que no es el que vio usted como turista. Los alquileres son carísimos, tienes que ir a vivir a las afueras y esos son barrios, no sé como decirle, distintos, quizá difíciles.

Yo me había preparado para una conversación con usted llena de poesía.

¿Y por qué no?

Porque acaba de empezar a hablarme del precio de los alquileres.

No, le he dicho lo que significa vivir en París, el París que uno ve de vacaciones no es el que uno respira en el día a día.

París es una de las ciudades más literarias del mundo, en la que gentes como Víctor Hugo, Balzac, hasta Hemingway han escrito del amor. ¿Cómo se hizo usted futbolista?

En estos tiempos, todo el mundo aspira a ser futbolista. Todos mis amigos querían ser futbolistas. Es una buena solución para ganarse la vida. Pero de todos los amigos el único que lo logré fui yo. No sé por qué yo sí y ellos no. Pero sí sé que tuve que luchar, pelear hasta que un equipo confiase en mí. Cuando no te conocen es muy difícil. La gente se niega a confiar en los desconocidos.

Una vez se preguntó en Twitter si sería capaz de "sobrevivir a dos olas gigantescas". Al final, ¿ha pasado esa prueba?

¡No! Pero acababa de ver Lo imposible y me salió esa cosa. Me quise preguntar en voz alta si hay gente que cree en los milagros,. Viendo esa película parecía que podían suceder. Por eso me lo pregunté, no por otra cosa.

También se ha acordado de Leonardo DiCaprio en Titanic: "Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder". ¿Ha sido su caso?

Tampoco es eso. Yo siempre he tenido un techo y un plato de comida. Siendo una familia numerosa, nunca pasamos hambre. No me puedo quejar de mi infancia. Teníamos a para comer o para ir a la piscina en verano. Teníamos la ayuda del Gobierno francés a las familias numerosas. Pero si me habla del fútbol, entonces sí. El primer día que empecé no tenía nada y, por lo tanto, no podía perder nada. No me asustaba lo que pudiera pasar.

¿Y ahora que es futbolista?

Tampoco. El fútbol no me deja sin dormir. Yo siempre lo doy todo en el campo y eso me impide estar triste. Tengo esa filosofía desde que empecé. Entonces vi que si me tomaba el fútbol muy en serio, iba a ser muy difícil aguantar en este trabajo. Pero ya llevo seis años en Granada en los que he sabido cómo ser feliz dentro y fuera del fútbol. Comencé en Segunda B. He llegado a Primera y a jugar un Mundial. ¿Quién me lo iba a decir?

"Me niego a que mi vida sea más fácil que las de los demás por el hecho de ser futbolista. No me gusta ir a un restaurante y que no me dejen pagar la cuenta"

¿El combate ha dejado heridas?

Aquella vez sí. Me hice daño en el hombro y me pareció oportuno colgar esa fotografía en Twitter, con una bolsa de hielo en el hombro, quizá para que la gente viese las cosas que te pueden pasar en el fútbol. Pero no hay que tomarlo en serio. A veces, yo tengo esas cosas. Pero luego sé cuando retirarme. El día de San Valentín me hubiese apetecido escribir algo y no lo hice porque perdió el Granada.

Habla mucho de algo que no se hace en el fútbol, la relación entre el hombre y la mujer.

Me gusta, sí, claro. Me gusta recordar que un hombre no se puede creer que tiene a una mujer asegurada por el hecho de que sea su novia o de que se haya casado con ella, no se pueden dejar de tener detalles y… ¿qué es un detalle? No hace falta ni tener dinero para tener un detalle. El último que he tenido con mi mujer, y que le ha encantado, fue una crema para dar masajes.

Todavía quedan futbolistas románticos.

No lo sé. Yo le estoy hablando de mi persona, no del futbolista que soy. En Twitter, donde usted me lee tanto, hablo como una persona y allí se puede ver que me niego a que mi vida sea más fácil que las de los demás por el hecho de ser futbolista. No me gusta ir a un restaurante y que no me dejen pagar la cuenta sólo por la profesión que tengo. Alguna vez me ha ocurrido y no me dejó buen cuerpo. Prefiero pagar lo que consumo.

¿Qué más me puede aportar usted en esta conversación?

Uff, no lo sé. Es una pregunta complicada. Pero supongo que energía, ganas de vivir, ganas de escuchar y de continuar con esta conversación. Sinceramente, creo que soy así y, en el caso de mi familia, aún más. Si tengo que ayudarla con dinero, saben dónde estoy y sobre todo ahora que, por muy lejos que estén, es como si estuviesen al lado gracias al teléfono.

Faltaba hablar de dinero.

No todo es el dinero. Tampoco hacen falta millones para ser feliz. La única diferencia es que, si lo tienes, puedes darte algún capricho, en mi caso el de viajar. Pero si no lo tuviese no pasaría nada. Podría vivir sin viajar: uno se adapta a lo que tiene. Lo aprendí en París y no se me olvida.

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