Al Mallorca no se le puede restar ni un punto de mérito en la temporada que está firmando, pero dice mucho de su trayectoria y de la gran brecha futbolística de nuestra Liga entre los dos o tres de arriba y el resto que 24 de los 30 puntos que lleva los haya conseguido en su estadio.

Gregorio Manzano, ya histórico en Palma, tiene a su equipo tan enchufado en Son Moix que gana partidos por inercia. El de este domingo sin ir más lejos. El Mallorca jugó mejor y enseñó más que el Athletic, pero no dominó al equipo de Caparrós. Al Athletic le condenó su propio orden y los candados que impone su técnico. Se marchó de Palma sin probar a Aouate y con sólo un remate de Llorente en la segunda parte, que sacó un defensa con la cabeza.

El primer remate a portería del partido llegó antes del descanso, con un cabezazo de Aduriz, que antes había cruzado un tiro con la izquierda. Fue todo lo que ofreció la primera parte. Los buenos, tipo Yeste, Julio Alvarez, Javi Martínez o el Chori, no aparecieron.

Si el partido se inclinaba iba a ser en un detalle, un error... o de chiripa. La necesaria para que un tiro no muy duro de Julio Alvárez pegue en la espalda de un rival y se cuele. El gol, más la aparición de Muniain, puso el encuentro a otro ritmo. El Athletic se desató a por el empate y el Mallorca mató a la contra. Su especialidad. Aduriz, ocho goles ya, enjauló la octava victoria consecutiva en el Ono Estadi (todos los partidos) y coloca al equipo de Gregorio Manzano en la cuarta plaza.