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Los males de España en el Mundial

ROBERTO MORALES (EFE)

La selección española completó su peor participación en un Mundial, en la primera ocasión en la que defendía título y acabó eliminado en la fase de grupos, por factores como la pérdida de identidad, incapacidad para la reacción, el estado físico o la mala elección del lugar de concentración. En definitiva, las claves del fracaso de España han sido las siguientes:

La lista de Vicente del Bosque fue la más cuestionada de todos los torneos que ha dirigido. Citó a siete jugadores del Barcelona que no habían ganado un solo título en una mala campaña, a otros que llegaban muy justos por lesiones como Diego Costa o Juanfran, y quiso dar un reconocimiento a aquellos futbolistas que han conducido a la Roja a su etapa más gloriosa. Provocó que jugadores que habían merecido estar no estuviesen y que la revitalización que proporciona la renovación del grupo con gente joven apenas se produjese con la única entrada de Koke.

Nunca eligió tan mal su 'cuartel general' España. El error estaba hasta admitido, ya que de haber pasado a octavos de final no habría seguido en Curitiba. La Roja llegó a entrenar a siete grados cuando los partidos se jugaban a más de 25. Los jugadores aseguraron que no condicionó, pero los cambios climatológicos a los que se sometieron fue un factor determinante para las malas sensaciones en el terreno de juego. La selección entrenó de una forma y jugó de otra. Todo le salió al revés. Hasta en el partido que debía jugar bajo el frío salió el sol.

Fue el factor de mayor preocupación en las derrotas ante Holanda y Chile. España perdió su sello, el que ha asombrado al mundo con el estilo del toque. Los retoques de Del Bosque en dos partidos ante defensas de cinco empujaron a ello, las imprecisiones de sus jugadores lo remataron. Salvo en unos minutos de la primera parte del estreno y en el triste final ante Australia, España no definió a que jugaba y en esa indecisión acabó siendo débil defensivamente y perdió su pegada.

Fue el dardo envenenado que lanzó Xabi Alonso tras las dos derrotas que escoció en el grupo. No le faltaba razón. Incluso lo había advertido Del Bosque meses antes del Mundial cuando dijo que no veía la misma mirada en sus jugadores. Tras ganar dos Eurocopas y la Copa del Mundo la sensación del deber cumplido provocó que cuando vinieron mal dadas nunca existiese reacción. Pasó cuando Holanda remontó el partido y falto fe para derribar a Chile.

No se distanciará mucho el estado en el que llegó España si se compara con el resto de las selecciones pero sus jugadores fueron los últimos que acabaron con la final de Liga de Campeones y un campeonato de Liga que condicionó a Del Bosque. Además, para rematar, la Federación preparó la concentración previa en Washington. España llegó a su debut con Holanda con más de un día perdido en largos vuelos que siempre causan mayor desgaste en el jugador. Luego acusó casos como el del 'tocado' Diego Costa o Gerard Piqué y Jordi Alba, que pasaron meses lesionados en la recta final de la temporada.

Le dio su palabra Del Bosque y pareció ser un contrato indestructible llevado hasta la última consecuencia. Costa fue llamado sin estar recuperado de su lesión muscular. En Washington entrenó a medio gas, cojeando, y no fue ápice para que fuera la apuesta del seleccionador ante Holanda y Chile. Las defensas de cinco de sus rivales enterró el planteamiento con falso nueve y Diego, recién llegado y sin los partidos necesarios para acoplarse a un estilo de juego al que no está acostumbrado, fue un elemento extraño en el juego.

Es la gran virtud que dejó como legado Luis Aragonés. Un grupo de jugadores que había roto con el pasado, había aprendido a competir y lo demostraba en los momentos decisivos de los torneos. En los penaltis ante Italia de esa barrera de cuartos que parecía insuperable en la Eurocopa 2008, estando al límite ante Chile en el Mundial 2010, sacando a relucir su mejor fútbol en la semifinal frente a Alemania o sabiendo decantar de su lado la final de Johannesburgo. Con la seguridad impecable en toda la Eurocopa 2012 y la máxima rentabilidad a cada gol antes de la exhibición en la final frente a Italia.

Los internacionales han pasado del 'espíritu de Neustift', pequeña localidad donde se gestó el éxito de la Eurocopa 2008, a aislarse del mundo en la ciudad deportiva 'Cajú', donde ni sus familias se acercaron. Las medidas de seguridad fueron excesivas, hasta había un radio de acción para que el periodista nunca se acercase al jugador cuando antes convivían y en ese ambiente de normalidad se conquistaban títulos. La filosofía de clubes como Real Madrid y Barcelona la han trasladado sus jugadores a la selección sin que nadie en la Federación haya tenido la personalidad de frenarlo. Jugadores tan importantes como Iker Casillas, Xavi Hernández, Gerard Piqué, Sergio Busquets o Sergio Ramos se van sin conceder una sola entrevista. Los que atendieron con cuentagotas entraban por una puerta, por la que salían tras unos minutos con un periodista. La imagen se resumió tras la eliminación cuando en vez de hablar capitanes en rueda de prensa pasaron por ella jugadores que no habían jugado como Raúl Albiol o el debutante Koke. Faltó transparencia en la derrota.

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