Esta vez sí. España rompió la maldición que la atormentaba. Que la señalaba como una selección endeble. Capaz de iluminar la fase con fuegos artificiales y caer en la oscuridad más depresiva. Además, lo hizo ante Italia, lo que la desacompleja por completo. Ambas selecciones estaban unidas por comparación hasta ayer. Y era odiosa para España.
Todo lo que no tenía, se le atribuía a Italia. Mentalidad ganadora, oficio, capacidad para retorcerse durante ochenta minutos y acabar ganando. Por fin una generación de futbolistas se ha podido desquitar de tantas afrentas, de tantas noches de desilusión repetidas. España está en una semifinal de un gran torneo por vez primera en 24 años.
Ha cambiado mucho el fútbol español desde entonces. Sin embargo, el refinamiento del juego no dio grandes resultados. Tampoco en ese intervalo en el que Clemente se hizo cargo de la selección y formó un bloque de acero. La historia era siempre la misma. Circular. Empezaba en triunfos y terminaba en derrotas. Todo lo contrario que la de Italia, que comienza con críticas sobre su mal juego y acaba casi siempre en el palco de honor levantado la copa.
La cantinela se repetía cada dos años, en Mundiales o en Eurocopas. Daba igual. A España le superaba la presión. No se puede hablar ni de buena ni de mala suerte. De si Eloy no metió un penalti en México 86, de si Pfaff lo paró todo aquel día, de si Tassoti le rompió el tabique a Luis Enrique o de si Salinas fue incapaz de superar a Pagliuca en un mano a mano histórico en el Mundial 94. España no hace lo que tiene que hacer: meter el gol. Si Cardeñosa se enreda con la portería vacía ante Brasil en Argentina 78, o si Raúl falla un penalti en los cuartos de final de la Eurocopa de 2000 no era un problema del contrario, al que curiosamente esas tragedias no le sucedían.
La historia decía que España en los últimos 24 años no había tenido un portero que lo parara todo. Ni un centrocampista que deslumbrara. Menos un delantero que la metiera para adentro el día más indicado para ello. De las últimas grandes competiciones de naciones no había regresado ningún jugador español revalorizado. Eso quiere decir, que no hubo nadie a la altura de los mejores. Esta vez sí. Y los mejores son los que ganan.
Ahora se puede hablar de Villa, que apareció en la primera fase y en la hora de los ganadores. Igual se puede decir de Torres, de Cesc, de Xavi, de Iniesta, de Silva, de Casillas. Esta vez sí cambiaron los nombre y el resultado final. España sigue, Italia se marcha. El fútbol español llevaba 88 años esperando pronunciar esa frase. Lo ha conseguido de la mano de Luis Aragonés, al que como dijo en la previa, se le recordará por este partido. Por haber recuperado el ADN ganador para España. Ya era hora.
Mundial Brasil 1950
España disputó las semifinales del Mundial 1950. En aquella ocasión participaron 13 equipos, divididos en cuatro grupos. La ronda final la disputaron los mejores de cada grupo, que jugaron una liguilla. Fueron Brasil, España, Suecia y Uruguay. Los españoles sólo consiguieron un punto, al empatar con Uruguay (2-2), con dos tantos de Basora. La roja perdió el resto de encuentros ante Brasil (6-1) y Suecia (3-1). El último partido del Mundial, disputado en el Estadio Maracaná, enfrentó a Uruguay y Brasil. Los anfitriones cayeron (2-1) ante los charrúas: fue el partido del ‘Maracanazo'.
Eurocopa España 1964
España se alzó con su única Eurocopa, al derrotar en la final a la URSS (2-1), gracias a un gol de Marcelino. El partido se disputó en el estadio Santiago Bernabéu, ya que los españoles fueron los anfitriones de aquella competición. Los cuartos de final se disputaron a doble partido. La selección derrotó a Irlanda (5-1, 2-0) y se enfrentó a Hungría en la semifinal. La roja superó a los húngaros (2-1), tras un gol de Amancio en la prórroga. La otra semifinal enfrentó a la URSS con Dinamarca. Ganaron los rusos con un contundente 3-0.
Eurocopa Francia 1984
España se clasificó para jugar aquella Eurocopa, después de realizar una de las grandes gestas de su historia: 12-1 a Malta en el último partido de clasificación. Ocho selecciones disputaron el torneo. En aquella ocasión, no hubo cruces de cuartos y los dos primeros equipos de cada grupo disputaban las semifinales. España derrotó a Alemania en el último minuto con un gol de Maceda, y se vio en semifinales con Dinamarca, que acabaron con empate (1-1). La selección venció a los daneses en penaltis, y se coló en la final. Los anfitriones, Francia, no dieron opción a la roja: 2-0.
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