Este Brasil no tiene nada que ver con aquel del 58. Apenas hay huellas de aquella identidad futbolística que fundía al rumbero pueblo brasileño con la alegría que transmitía su selección. Los rastros que quedan están en el talento individual de sus jugadores, aprisionados en la rigurosa Europa que maman en sus clubes o en el empeño de entrenadores como Dunga en inyectárselo en vena.
Hoy se cumplen cuarenta años de aquella final del 70 ante Italia, de aquel gol de Carlos Alberto que resumió la fantasía de aquel equipo. Sólo perviven los genes artísticos individuales que hicieron que primero Kaká abandonará por un instante su calvario para darle un pase al hueco a Luis Fabiano, que descerrajó un derechazo al ángulo. Un golpeo muy brasileño. Seco, con el empeine. Una bomba a la escuadra.
No lo había merecido Brasil, que puede sobrevivir en este Mundial por su excesivo orden y por esos fogonazos individuales. El otro chispazo de Luis Fabiano rememoró al gol de Pelé en la final del 58 frente a Suecia. Le colocó un sombrero a su marcador y según le caía la pelota, acomodado con el brazo, la reventó sin caer.
Kaká, que fue expulsado, asoma la cabeza con dos pases de gol
Con muy poco, Brasil es capaz de hacer mucho. Se disfraza de Italia para fundir a la contra desde ese armazón que ha sellado y matasellado Dunga. Lleva ya tres años con esa propuesta y la mantiene firme. Le da resultado, que es para lo que le parió el fútbol industrial que jugó y ahora propone. Kaká volvió a abandonar el diván en una jugada muy suya que puede ser la señal de que la pelota puede empezar a hacerle caso. Apareció por la izquierda en un movimiento que Dunga prepara para él.
Se fue de Demel y su centró atrás lo empujó Elano, que le ganó la delantera a la defensa marfileña, ya rendida y pasota. Kaká estuvo tan impreciso en los pases como voluntarioso para ofrecerse. Cuando sintonizó cabeza con pie y balón apareció para contribuir abrir y a cerrar el partido para Brasil. Fue expulsado por una doble amarilla muy rigurosa cuando Costa de Marfil se puso marrullera y pegona.
Sonó el Could you be loved antes del partido. El fútbol africano debería escuchar un par de estrofas de la cadenciosa canción de Bob Marley: 'No dejes que ellos te engañen, ni que traten de enseñarte, ¡oh no! Tenemos nuestra propia mente'. El vídeo no mató a la estrella de la radio, pero la pizarra sí está acabando con el fútbol africano, que va de fracaso en fracaso en este Mundial. Sólo la robusta Ghana está dando la cara.
El fútbol africano debería escuchar a Marley: 'No dejes que te enseñen'
Se extendió tanto la cantinela de que necesitaban orden, de que la anarquía les impedía mirarle a los ojos al fútbol del primer mundo que se pusieron a importar entrenadores europeos tan rancios como Eriksson. El currículum de éste dice que en el colegio fue tomado por un lumbreras porque colocaba las mesas de su clase como un equipo de fútbol...
Hubo más atrevimiento en la alineación del sueco que disposición de sus jugadores en el campo. No le hacen caso. Se ve que no les ha cautivado con su fútbol sofisticado, el mismo que estancó a Inglaterra durante su etapa como seleccionador. En el minuto 25 ya no bajaban a defender. No hubo noticias de Drogba salvó en el arreón final- 'No dejes que ellos te cambien, ni que te arreglen'. El fútbol africano debería escuchar a Marley. También Dunga, que nunca será amado por su pueblo. Could you be loved?...
Brasil: Julio César; Maicon, Lucio, Juan, Bastos; Gilberto Silva, Felipe Melo; Elano (Alves, m. 67), Kaká, Robinho (Ramires, m. 90); y Luis Fabiano.
Costa de Marfil: Barry; Demel, Touré, Zokora, Tiene; Eboué (Romaric, m. 71), Yaya Touré, Tiote; Dindane (Gervinho, m. 53), Drogba y Kalou (Keita, m. 67)
Goles: 1-0. M. 25. Kaká le da un pase interior a Luis Fabiano y éste saca un derechazo escorado que se cuela por él ángulo. 2-0. M. 48. Luis Fabiano hace un sombrero a lo Pelé a Zokora y empalma con la izquierda según le cae el balón. 3-0. M. 62. Kaká desborda por la derecha y su centro atrás lo remata a placer Elano. 3-1. M. 79. Drogba, peina de cabeza a pase de Yaya Touré.
Árbitro: Lannoy (Francia). Expulsó a Kaká (m. 88) por doble amarilla. Amonestó a Tiene, Tiote y Keita.
Soccer City de Johannesburgo: 84.455 espectadores.
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