Protagonista activo en la primera final de Wembley, pasivo en esta segunda, Andoni Zubizarreta trazó ayer, desde Londres, la línea que separa aquella primera Copa Europa y la que el Barcelona disputará este sábado ante el Manchester United. 'Cuando jugamos en el 92, había mucha más angustia: no habíamos conseguido ninguna Copa de Europa y era como un ahora o nunca, una necesidad absoluta', recordó Zubizarreta.

'Ahora, es una ilusión. Sabemos que nos jugamos un título importantísimo que nos asentaría en la élite y lo afrontaremos con las mismas ganas porque es una ilusión, pero parece que se toma con absoluta normalidad el hecho de estar ahí, cuando antes era toda una fiesta sólo llegar. Prefiero esta situación, claro', añadió el secretario técnico del Barça, el único miembro de la expedición azulgrana, junto al presidente Sandro Rosell, que viajó con la plantilla dos días antes de lo previsto.

Mientras el Barça realizó su primer ensayo en la ciudad deportiva del Arsenal con toda la plantilla, el Manchester continuó en sus instalaciones, confiado en sus posibilidades pese a los augurios de Gary Lineker. 'El Barça ha de tener un mal día para que el United tenga una oportunidad realista de ganar', sentenció el exdelantero inglés del Barça.

El optimismo de Lineker se extendió a los seguidores azulgrana respecto a sus viajes a Londres. Al cesar en sus erupciones, el Grimsvötn dio ayer un cierto respiro a los aficionados que tienen previsto viajar a la capital británica en avión.