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Iker se convierte en el portero '10'

PEPE GARCÍA-CARPINTERO

Ochenta y ochos años son demasiados. El maleficio contra los italianos iba pasando de generación en generación, sin que nadie pudiera contrarrestarlo. Sólo un superhéroe podía acabar con esto. Y para eso el que mejor se pone el traje es Iker. Dos paradas durante el tiempo reglamentario ya hicieron pensar que Casillas se había puesto su traje preferido. El de las mejores gestas. El de aquel día de Irlanda, el que tantas tardes ha salvado al Madrid y le ha regalado puntos que se han transformado en campeonatos de Liga...

Fueron las manos salvadores. Fue en el segundo lanzamiento de la tanda. De Rossi, todo un seguro, fue a por el balón e Iker salvó el tiro a la derecha. Después, el éxtasis con la parada a Di Natale. Míster Increíble había vuelto. Casillas conseguía romper el maleficio de los italianos. “Los penalties son siempre una lotería. Yo confiaba, hasta el último momento con esa ocasión de Villa, no tener que llegar a la tanda, aunque los italianos si parecían que lo querían”, aseguraba Casillas, que fue designado como el mejor jugador del partido.

Casillas se ganó el éxtasis en una faceta en la que siempre ha mostrado un extraño déficit para alguien que pugna frente a Buffon por el título de mejor portero del mundo.Sin embargo, Iker no quería desaprovechar la noche épica ante Italia para reivindicar sus habilidades ante cinco jugadores que querían dejar a España instalada en el sentimiento del pesimismo. Tras el fallo de Senna, que otorgaba a Camoranesi la posibilidad de empatar a tres, Casillas apenas recompuso el gesto. En sus ojos, la responsabilidad pudo con el fatalismo. “Era bastante duro volver a caer en una tanda de penalties y tenía bastante fe en poder hacerlo bien”, explicaba Iker.

Ayer, el portero del Real Madrid cerró la cuadratura del círculo del fútbol español manteniendo ese ese espíritu de chico de barrio, que un día tuvo que abandonar el instituto apresuradamente y tomar un taxi con destino a Barajas, donde le esperaba su primera oportunidad con el Real Madrid. Desde entonces, Iker se ha instalado en la elite para convertirse en uno de sus protagonistas máximos. Su palmarés, envidiado a nivel de club, está huérfano de un éxito sonado con la roja. Un vacío que puede llenarse en esta Eurocopa. “Si caemos en semifinales será una pena, pero no hay que olvidar que tendremos a una gran Rusia como rival”, explicaba Iker. Antes de perderse en la fiesta del vestuario, Casillas lanzó un mensaje de unidad. “Hemos demostrado que hay que estar con este equipo”. Palabra de capitán.

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