Treinta y dos años después, Holanda regresará a una final de un Mundial. No lleva en su trayectoria en este campeonato los genes de aquellas exuberantes selecciones del 74 y del 78, pero en cambio ha transitado con una eficacia incuestionable. No necesitó un partido de altura para aniquilar a Uruguay, que tuvo más resistencia desde la camiseta que desde la pelota.
Holanda resolvió con tres jugadas aisladas dentro de un partido descosido, sin una argamasa consistente. Con eso le vale a esta nueva versión que perdió la agresividad para recuperar el balón arriba. Ahora aguarda en su campo a la espera de que el rival le deje espacios. En ese contexto aparecen sus jugadores más determinantes, Sneijder y Robben. De Van Persie sigue sin haber noticias.
La primera mitad estuvo dominada por el vértigo de la cita. Mucho miedo y poco balón. Demasiada historia sobre las cabezas de dos equipos a los que no se esperaba a estas alturas. Holanda no tiene brillo en su juego porque tampoco tiene futbolistas creativos en el centro del campo. Empleó jugadores dinámicos como Sneijder y apostó por dos medios de contención con cierta llegada como Van Bommel y De Zeeuw.
Nada nuevo en su gris propuesta de todo el Mundial, acentuada con la inclusión del rudo Bouhlarouz en el lateral derecho por el ofensivo Van der Wiel. Todo una declaración de intenciones. Esta Holanda va camino de pasar a la historia más por su solidez defensiva, por su practicismo que por su belleza. Transmite poco y emociona menos. Cualquier comparación con su tradicional fútbol ofensivo es una farsa. Ha ganado todos sus partidos en este Mundial, pero no ha dicho nada nuevo con la pelota.
Holanda está mas entrenada para jugar al contragolpe que para sentirse dominadora. Robben es un caso aparte, como su fútbol. Con la citura caliente es un diablo, pero sin el día inspirado es una rémora porque condiciona los partidos a la aventura de sus regates.
Uruguay tampoco se expresó con demasiada alegría. Jugó a mantener las posiciones, a cazar un contragolpe. Pagó su estatismo defensivo en el golazo de Van Bronckhorst. El veterano lateral se sacó el zurdazo del Mundial, pero le dejaron avabnzar un par de pasos y acomodarse el disparo. La trayectoria fue indiscutible, pero tuvo demasiado tiempo para armar el disparo.
Sin recursos para reaccionar, llegó la hora de Forlán, que decidió buscar soluciones por su cuenta. Controló un balón a 30 metros recortó y sacó un zurdazo que se tragó Stekelenburg. Dos zurriagazos aislados generaron más ruido que el fútbol propuesto por uno y otro.
Van Marwicjk rectificó en el segundo tiempo con la entrada de Van der Vaart. La decisión más valiente que ha tomado en lo que va de campeonato. Prescindió del doble pivote para tener más manejo de balón. Lo logró, aunque sin demasiada fluidez. En la jugada más elaborada, Sneijder chutó con más fe que intención. La pelota se coló manda tras tocar en un defensor uruguayo y con Van Persie en fuera de juego posicional estorbando la visión de Muslera.
Sneijder no es un futbolista de arabescos, pero empuja, llega y hace goles. Su exitosa campaña con el Inter y este Mundial pueden entregarle el Balón de Oro. Su gol hizo que Uruguay se descubriese. En esa dinámica fue ejecutada por Robben, con un cabezazo a la base del poste. El propio Robben desperdició una clara ocasión por adornarse picando la pelota. Uruguay tiró de camiseta tras el gol de Pereira. Demasiado poco para tanta historia.
Uruguay: Muslera; Maxi Pereira, Victorino, Godín, Cáceres; Arévalo, Diego Pérez, Gargano, A. Pereira (Abreu, m. 77); Forlán (Fernández, m. 83) y Cavani.
Holanda: Stekelenburg; , Boulahrouz, Heitinga, Mathijsen, Van Bronckhorst; De Zeeuw (Van der Vaart, m. 46), Van Bommel; Kuyt, Sneijder, Robben (Elia, m. 90); y Van Persie.
Goles: 0-1. M. 18. Van Bronckhorst de fuerte zurdazo cruzado desde 36 metros que entra por la escuadra. 1-1. M. 41. Forlán, con la izquierda, sorprende a Stekelenburg con un tiro potente desde 28 metros que se cuela por el centro. 1-2. M. 71. Sneijder, tras tocar el balón en dos defensores de Uruguay y ayudado por Van Persie, que en posible fuera de juego posicional despistó a Muslera. 1-3. M. 78. Robben, de cabeza. 2-3. M. 91. M. Pereira, de rosca.
Árbitro: Irmatov, de Uzbekiztán. Mostró tarjeta amarilla a Maxi Pereira, Cáceres, Sneijder y Bouhlarouz.
Green Point de Ciudad del Cabo: 66.000 espectadores.
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