Será porque el fútbol que exhiben la roja y el Barça, valga ideológicamente la redundancia, nos tienen mal acostumbrados, pero hay partidos en los que no es descabellado preguntarse a qué demonios juegan ambos contendientes. Si al Suráfrica-México le salvó la emoción de ser el primer partido de un Mundial africano y las ganas que le pusieron los anfitriones, el Uruguay-Francia resultó el bodrio que se presumía. Para que luego nos vengan con la monserga de la historia. Charrúas y galos han ganado dos Mundiales y uno, respectivamente, pero su fútbol hace tiempo que dejó de ser el que fue. Normal que llegaran a Suráfrica a rastras.

Suráfrica retrata a Aguirre

En fútbol, tener el balón no vale de nada si no se sabe qué hacer con él. Esto es lo que le ocurrió ayer a México, muy superior técnicamente a Suráfrica, pero incapaz de imponerse tácticamente al anfitrión. El gol de Tshabalala fue la culminación de una perfecta jugada de contraataque de los Bafana Bafana, el arma al que recurrió Parreira para rascar un punto, que bien pudieron ser tres si el poste no evita el 2-1 el borde del minuto 90 en otro balón largo que se tragó la zaga azteca. El gol de Márquez había hecho justicia, pero no justifica las lagunas del equipo de Aguirre.

Di María, cuando el río suena...

'Es lindo que Mourinho me haya pedido para el Madrid y me deja más tranquilo'

No sé si Di María ha nacido para jugar en el Madrid, pero el argentino está como loco por vestirse de blanco. Si Jorge Mendes ya tenía poder en el Bernabéu con la llegada de Cristiano, el agente portugués es capitán general tras la contratación de Mourinho. El Benfica niega que el Madrid haya ofertado por el argentino, pero el negocio ya está hecho. Cuando el río suena, el negocio llega.