Cuenta Fernando Torres que con apenas un mes en el Liverpool ya conocía más de la historia del mítico club inglés que de la del Atlético de Madrid, su equipo de toda la vida. Hace pocos días, Bojan Krkic admitía no tener ni idea de lo que significa para el Barça la ciudad de Basilea, donde el club azulgrana vivió uno de los episodios más importantes de su historia: no sólo ganó la Recopa del 79, después de dos finales europeas perdidas, sino que aquel partido movilizó a 30.000 culés que recorrieron los mil kilómetros que separan Barcelona de la ciudad suiza en tren o por carretera para estar al lado de su equipo.
Catalunya enloqueció con el Barça, cuya victoria sirvió como excusa para expresar el sentimiento catalanista de los presentes en Basilea, que llenaron las gradas de senyeres, y de los que se quedaron en Barcelona, que salieron a la calle en masa (más de un millón de barcelonistas celebraron la victoria en la ciudad condal) al grito de '¡Visca el Barça, visca Catalunya, volem lEstatut', en referencia al estatuto de autonomía que se aprobaría en referéndum en octubre de ese mismo año. Incluso el entonces president de la Generalitat, Josep Tarradellas, salió al balcón del Palau a medianoche para unirse a la fiesta de los culés que llenaban a esa hora la Plaza de Sant Jaume.
Cuando el Barça ganó la Recopa del 79, Bojan Krkic no había nacido, como ocurre con la mayoría de jugadores del actual equipo azulgrana. Sylvinho acababa de celebrar su quinto aniversario, Puyol, con apenas un año, comenzaba a dar sus primeros pasos. Jorquera tenía dos meses.
Tras el mal trago que pasó Bojan en la sala de prensa, los chicos de Guardiola se aplicaron en la labor: 'a mí me ha contado cosas mi abuelo', sostiene Gerard Piqué. 'Yo he visto muchas veces la imágenes', abunda Xavi. Guardiola tenía ocho años y recuerda algunas imágenes: 'El partido de Carrasco y la alegría de los de casa'. Si les quedaba alguna duda al respecto, ayer pudieron preguntar a tres de los protagonistas de esa final: Juan Manuel Asensi, Toño de la Cruz y Carles Rexach, que viajaron con el equipo a Suiza compartiendo la fila 28 del vuelo PVG7985 destino Basilea.
Han pasado casi 30 años y el Barça no había vuelto a pisar el estadio de St. Jakob hasta ayer. Asensi volvió hace poco tiempo para participar en un reportaje de la televisión catalana con motivo de los 100 años del club.
'Me parece normal que los chavales de ahora no sepan nada de Basilea', comenta comprensivo Rexach. 'Se vive muy deprisa, todo pasa muy rápido. ¡Si la gente ya no se acuerda ni de que Romario, Rivaldo o Ronaldo jugaron en el Barça!', comenta Charly después de explicar una y mil veces por qué falló un penalti en esa final: 'La hierba estaba muy alta', se excusa.
Piqué, tras su experiencia en Manchester, lo tiene claro: 'Allí se vive el fútbol de una manera más sentimental y se recuerdan las efemérides de las grandes gestas'. Probablemente ayuda que las paredes de Old Trafford estén revestidas de fotografías de las hazañas y tragedias de su equipo.
Como podría estar en el Camp Nou la imagen de Hansi Krankl y Juan Manuel Asensi levantando la Recopa de 1979, ante el estallido de alegría de los culés allí presentes, una estampa que forma parte de la memoria de cualquier aficionado azulgrana con edad suficiente para el recuerdo o con algún mayor para contárselo. Fue una victoria épica. El Barçaganó al Fortuna de Dusseldorf por 4 -3 tras una prórroga. Rexach falló el mencionado penalti que se hizo perdonar con un gol, el del desempate, en el tiempo extra. Krankl, cuya esposa se encontraba grave en un hospital de Barcelona tras sufrir un accidente de tráfico, marcó el 4 -2 a falta de diez minutos para el final del partido, una diferencia que los alemanes todavía reducirían hasta el 4-3 definitivo.
El actual St. Jakob Park poco mantiene del St. Jakob Stadium del 79. Básicamente, ocupan el mismo emplazamiento. El viejo estadio fue demolido y reconstruido; se reinauguró en 2001 y fue sede de la última Eurocopa.
El presidente Joan Laporta convenció a su amigo, el ahora vicepresidente Alfons Godall, para que estrenara su carné conducir y un R5, regalo de su abuela, con el viaje a Basilea. Laporta cogió una gripe y se quedó en casa.
Esta noche sí estará en St. Jakob. La muerte del que fuera director de comunicación del club, Ricard Maxenchs, hizo que el presidente se quedara ayer en Barcelona para dar el pésame a la familia.
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