Algunas ciudades capitalizan el deporte de un país entero. Es el caso de Estambul, una metrópoli entre dos continentes que tradicionalmente concentra todo el fútbol turco. Galatasaray, Besiktas y Fenerbahçe, los tres grandes del país, son sus estiletes. Durante 25 años, los tres se habían repartido el título de Liga. Hasta que el año pasado el Bursaspor, los cocodrilos verdes, se rebelaron contra la tradición.

Bursa, situada a 111 kilómetros de Estambul, con el mar de Mármara de por medio, palidece en la comparación numérica con la capital. Tiene poco más de dos millones de habitantes, frente a los 14 que pueblan la gran ciudad turca, pero el año pasado su equipo tuvo la audacia suficiente para vencer a los gigantes.

Ertugrul Saglam es el técnico del equipo que hoy juega contra el Valencia y tiene claras cuáles son las recetas para competir contra sus rivales. 'Necesitamos seriedad y trabajo ante las fichas astronómicas y los excesos de los jugadores de los grandes equipos de Estambul', comenta el entrenador, antes jugador del propio Bursaspor.

El equipo turco tiene dos problemas principales para ser competitivo en la Liga de Campeones: la defensa y su escasa experiencia internacional. Su técnico trata de disfrazar esos factores a base de trabajo. El viernes, hizo pleno en la Liga venció el cuarto partido en otras tantas jornadas y lidera la clasificación y, el sábado, ya preparaba a fondo su estreno en Liga de Campeones de hoy contra el Valencia.

Por su parte, los de Emery vuelven a la máxima competición continental con una sensible baja, Banega, vertebrador del centro del campo, y con la duda de Vicente.