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Champions Debacle histórica del Barça en Roma

Los azulgranas caen goleados (3-0) tras un nefasto partido y pese al 4-1 favorable de la ida

Messi se retira al final del partido contra la Roma. REUTERS/Tony Gentile

EUROPA PRESS

El FC Barcelona perdió este martes en el Stadio Olimpico (3-0) ante la AS Roma y cayó eliminado en estos cuartos de final de la Liga de Campeones después de dejarse morir en el 'Colosseo' renunciando al balón y a su ADN, ante un conjunto romano que fue muy superior y que con paciencia fue logrando el milagro que buscaba su técnico Di Francesco.

No apareció el Barça en Roma, por lo menos no lo hizo el Barça que no hace tanto asombraba por Europa. Lo que tenía que ser un mero trámite, un dejar pasar los minutos con el balón controlado y buscando algún gol que sentenciara el cruce, se convirtió en una pesadilla donde los blaugranas corrían perdidos tras la pelota y veían como la Roma iba logrando, de uno en uno, los tres goles condenatorios.

Se queda el Barça fuera de las semifinales por tercera campaña consecutiva, y de la manera más dolorosa posible. Sin ocasiones, sin control, sin poder decir un 'aquí mando yo' y sin corregir errores sobre la marcha. Sólo en los últimos minutos, ya con 3-0 en el marcador y la Roma aculada atrás, el Barça tuvo alguna ocasión con Messi o con Dembélé.

El extremo francés fue un refresco y una alternativa que probó tarde Ernesto Valverde, pero suya fue una vaselina lejana que casi obró el milagro. Pero éste no tenía que ser blaugrana. El milagro lo había pedido Eusebio Di Francesco y sus hombres se lo brindaron, con temple y sacando un orgullo convertido en gol.

Necesitaba la Roma un gol tempranero para que los capitalinos creyeran en la remontada y encendieran el 'Colosseo', y Edin Dzeko lo logró en el minuto 6 aprovechando una contra y rompiendo bien el fuera de juego a buen pase largo de su capitán De Rossi. Controló con la derecha y disparó con la zurda picado para sorprender a Marc-André Ter Stegen.

El Barça no reaccionó, con su 4-4-2 que ya no es nada parecido al 4-3-3 de su mejor versión de hace menos de una década. No está lejano el Barça exitoso, pero cada vez está más diluido y en Roma ni se asemejó un diez por ciento a esa excelencia. Valverde salió a amarrar, no a ganar como prometió, o por lo menos lo pareció. Y el Barça, que tenía un colchón cómodo del 4-1, acabó por los suelos como los sueños de los culés.

Avisó Sergi Roberto en el minuto 4 con un buen disparo asistido por Leo Messi. Pero el '10' no pudo entrar en juego y tampoco pudo ir a buscarse la vida como acostumbra, y si desaparece Messi lo hace buena parte del Barça. Tras el gol de Dzeko no cambió nada, sino que se acrecentó el juego ofensivo de la Roma y a los blaugranas se le vieron las costuras. El traje celeste, esta noche, se apedazó y de qué manera.

La dupla Edin Dzeko y Patrik Schick bajó todos los balones, asistieron a sus compañeros y remataron todo lo que era rematable. Marc-André Ter Stegen salvó a su equipo de encajar más goles, y además tuvo que sacar el balón en largo desde su portería como casi nunca hace. Porque si no era él tenía que ser Piqué, ya que no había centro del campo. El juego largo y la consecuente pérdida fueron una constante en un Barça desconocido, desdibujado.

El 1-0 al descanso fue la mejor noticia para un Barça que en la segunda parte consumó su caída. Un claro penalti de Gerard Piqué sobre el bosnio Dzeko puso el 2-0 en el marcador en el minuto 58, con el 'capitano' De Rossi fusilando al meta blaugrana. Y lejos de buscar el 2-1, el Barça siguió dejando pasar los minutos hasta encajar el tercero.

De hecho, la única jugada de cierto peligro del Barça sin contar los minutos finales y el frontón que entonces sí fue el duelo, fue un tiro de Messi en el minuto 74 que Alisson atajó bien. En cambio, Ter Stegen sacaba agua como podía de su área. Y en el minuto 82 el griego Kostas Manolas, que como De Rossi se había marcado en propia en la ida, se desquitó con el gol de la remontada rematando un córner en el primer palo.

Como en 2016 y 2017, el Barça se queda fuera de las semifinales y no será uno de los cuatro mejores equipos del viejo continente. Tercera temporada seguida sin estar en la antesala de la final y dejando una imagen a mejorar de cara a la final de la Copa del Rey, que podría brindar el primer título el 21 de abril, y de una Liga que está encarada como lo estaba esta eliminatoria antes del suicidio culé.

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