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Un callejón con salida

El Madrid se sobrepone a la expulsión de Casillas y suma un triunfo enorme que le devuelve a la Liga

ENRIQUE MARÍN

 

Bastó el traspiés del Barça en Gijón para que el Madrid regresara a una Liga que hasta Mourinho había empezado a dar por perdida con un 'si somos segundos, no pasará nada' que chirrió en las entrañasdel Bernabéu. Como quiera que el portugués ni siquiera estuvo en el entrenamiento previo a desplazarse a Barcelona, pues priorizó la Champions y se fue a espiar al Lyon, nunca sabremos cuáles eran sus intenciones antes de conocer el empate de El Molinón.

El gol de Marcelo, asistido por el mejor Cristiano, escenifica toda la épica blanca 

Pero la alineación de su habitual tridente Di María, Özil y Cristiano por detrás de Adebayor no dejó dudas sobre cuáles fueron sus intenciones ayer: Mourinho salió a por los tres puntos y, por extensión, a quedarse a cinco del Barça. La vuelta de Pepe al once coincidió con la suplencia de Ramos. Otra decisión con mensaje. Otro recado desde el banquillo a los despachos.

Sea como fuere, el Madrid compareció en un abarrotado Cornellà con otro ánimo al que se podía esperar. Un ánimo que, además, pronto se avivó y acabó por llevarle a jugar un partido enorme. Cuando aún no se habían cumplido dos minutos de juego, un pase en largo a Callejón en posible fuera de juego sorprendió a la defensa del Madrid, y especialmente a Pepe. La desesperada salida de Casillas le costó al guardameta la tercera expulsión de su dilatada carrera. Mourinho, obligado a sustituir a uno de sus jugadores para dar entrada a Adán, lo tuvo muy claro. Nada de retirar a un central (intocables para el luso) o a Khedira. El sacrificado fue Di María. Con uno menos y todo el partido por delante, el Madrid no lo dudó un instante y se aplicó con la intensidad que predica Mou y a la que siempre recurren los blancos cuando las circunstancias así lo requieren.

El Espanyol se equivocó al querer correr más en lugar de tocar mejor

Un tiro de Khedira que casi se lo come Kameni y otro de Marcelo que rozó el larguero anunciaron lo que estaba por venir. Un zurdazo de Javi Márquez abrió el fuego cruzado del Espanyol, que confundió no dejarse intimidar con entrar en el cuerpo a cuerpo. Ahí estuvo su error. Los de Pochettino se olvidaron de tocar y se pusieron a correr. En una de esas idas y venidas llegó el gol de Marcelo. El brasileño se coló con tanta destreza en el área pequeña de Kameni como virulencia empleó para batir al camerunés, últimamente muy poco afortunado bajo palos.

Cristiano ofreció su partido más solidario y, por tanto, completo. Asistió una y otra vez a sus compañeros, y especialmente a Marcelo, que completó otra magnífica actuación. XabiAlonso, que en más de una ocasión se jugó la segunda amarilla, también se empleó a fondo. Y se notó. La segunda parte fue más de lo mismo, con llegadas simultáneas a una y otra área. Con Cristiano desbocado y Adán ganándose la confianza como subalterno de Casillas. Con uno menos y polémicas arbitrales al margen, el Madrid era tanto o más que el Espanyol. Es increíble el espíritu de superación del conjunto blanco. Su capacidad para convertir las adversidades en partidos trepidantes en los que se reboza como nadie. Cornellà apretó, pero si el Madrid no ganó con más claridad fue por la mala puntería de Adebayor, asistido una vez por Alonso y hasta dos por Cristiano y estrellado en todas contra Kameni.

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