Domingo por la tarde. Vestuario visitante del Camp Nou. El Atlético acaba de salir goleado. En una esquina, como ausente de sus compañeros, Reyes, cabizbajo y malhumorado, fuera de plano. Javier Aguirre trataba de captar la atención del grupo, animarlo, advertirles de algunos errores pero mantenerles la confianza. Y en ésas, con voz rotunda, se dirigió a Reyes: 'Y usted debe tener más respeto por sus compañeros'.

El jugador no había aceptado de buen grado su sustitución, la había acompañado de malas caras y jurando en hebreo. Durante la bronca de su entrenador, el futbolista no pronunció palabra. Se limitó a escuchar.

Un Reyes diferente

La charla no contribuyó a recuperar el buen humor de Reyes. No le sentó nada bien su sustitución por Maxi, ser una vez más el recambio escogido por el técnico. Y la reprimenda de su entrenador no mejoró su estado de ánimo. Desde ese preciso instante fue otro Reyes, nada que ver con el bromista y dicharachero que acostumbra a amenizar los viajes del equipo.

El utrerano se mostró esquivo y poco participativo en las conversaciones con sus compañeros de plantilla. Eso es lo raro. Pese a ser un recién llegado, se ha convertido junto a Agüero en el jefe de todas las bromas. El del domingo no era Reyes. Se pasó todo el tiempo refugiado en su teléfono móvil y con la sonrisa escondida.

No gustó en la plantilla

El futbolista andaluz no recibió el respaldo de sus compañeros, más bien al contrario. De hecho, algún jugador le reprochó su actitud tras el cambio. En el día de hoy está prevista una reunión entre los altos dirigentes del club madrileño, el director deportivo (Jesús García Pitarch) y el propio Javier Aguirre. En ella se dilucirán las medidas a tomar en este caso así como se valorará la trayectoria del equipo