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Actualizado:Cesc Fuentes Triquell (Barcelona, 2000) es músico, finalista de la primera edición del programa de TV3, Eufòria, y autor del disco Entre fluids. Conversamos con él en uno de los despachos del Palau Robert, en el marco del ciclo de entrevistas "En català, molt per llegir, molt per escoltar, molt per gaudir", una iniciativa realizada por Público con la colaboración de la Generalitat de Catalunya.
Te gusta más el término "músico" que "cantante". ¿Por qué?
Hay la cara A y la cara B. Por un lado, que me digan lo que quieran, al final yo hago lo que creo que he venido a hacer en este mundo, que es involucrarme en movidas que tienen sentido para mí. Y la cara B es que prefiero el término "músico", incluso "creador", "autor", intermediario de cosas que veo y que siento. No todo nace de mí y creo que "cantante" está más enfocado a una persona que solo nos está cantando. Creo que es un proceso más complejo. Soy más "fabricante" o "artesano".
¿Cuáles son las "movidas" que tienen sentido para ti?
Tiene sentido estar conciliado con mi conciencia y sentir que todo aquello que he plasmado y he podido decir, a pesar de que quizás en 10 años diga lo contrario, como mínimo sabré que es desde la verdad que en aquel momento tenía. Que mi yo futuro mire atrás y diga: "siempre he intentado no maquillar, falsear o censurar lo que he sentido y vivido". La magia de la música y de cualquier creación es ver la autoría y ver la herida, la imperfección y la irreverencia.
Ver también la evolución. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que saliste de 'Eufòria'?
Siempre he querido surfear. Tienes una ola, una presión, una responsabilidad, una expectativa, un sueño. Ahora siento que vivo en un tsunami. Son muchas olas las que ha tenido que aprender a surfear de golpe.
¿Cómo lo has vivido?
A veces las cosas no son orgánicas o no crecen al ritmo que te gustaría que crecieran y tampoco decaen cuando te gustaría que decayeran. Es lo que toca y asimilarlo tal como viene es lo más genuino que puedo hacer.
¿Cuáles son tus métodos para asimilarlo? ¿Buscas apoyo en las personas de tu alrededor?
"La magia de la música es ver la autoría, la herida, la imperfección y la irreverencia"
Veo mi yo de 13 años y he tenido que tener muchas relaciones, he tenido que enamorarme de las personas equivocadas, para ver que ahora ya hace un tiempo que estoy rodeado de un círculo que me querrá independientemente de como vayan las cosas en el mundo y al margen de lo que demuestre un personaje o del éxito y del reconocimiento de un proyecto.
¿Cómo fue la experiencia de cantar en el Palau Sant Jordi?
Como un espejismo, como cuando estás soñando que eres un superhéroe y salvas la humanidad de una lluvia de meteoritos. Te sientes invencible, sientes que has luchado contra una abominación de dimensiones enormes. Es una experiencia que palpé desde mi niño interior.
Los espejismos en el desierto a menudo no existen, pero en este caso sí que era real.
Pero tienes que estar al desierto. En aquel momento, emocional y vitalmente, a pesar de la apariencia, que siempre es traicionera, sentía que debía disfrutarlo, pero a la vez tenía que asumir que tenía 22 años y que llevaba 5 con el mismo proyecto, el mismo método creativo y la misma voluntad de crear para ir a dormir con la conciencia tranquila y para llenar de orgullo el niño interior.
¿Cuál es tu método creativo? Imagino que ha ido cambiando.
Precisamente porque va cambiado, como todos nosotros, en Entre fluids había el factor hedonista y carnal de hacer música, no por pasta o reconocimiento o para aclimatarme a nada o a nadie. Como quien come, duerme o mantiene relaciones sexuales, un impulso interno. En el disco también había el punto de plantearse cuál era el método creativo. Como no había, estaba abierto a conocer muchos. He descubierto diferentes formas de plantear un tema, de escribir lo que sientes o diferentes momentos desde donde escribir. No siempre cuando había llorado, sino cuando estaba rabioso, enamorado, motivado, eufórico o disfórico.
Esto genera un disco muy ecléctico.
Ha pasado. También está pasando en el directo, que no hay un ritmo constante. Una paleta cromática que no es imprevisible, pero que no es regular. Yo tampoco soy ejemplo de regularidad ni de equilibrio ni de constancia. Por lo tanto, mi disco es así.
Aprender a convivir con que no todo es estable todo el rato.
Poca cosa lo es. Hace poco que acepté que la estabilidad emocional… quien la tuviera, adelante. Yo tenía que aprender a renunciar a perseguirla. Me ha ido mejor abrazar el desequilibrio.
La cara más visible de Triquell eres tú, pero siempre reivindicas que este proyecto es mucha más gente. ¿Quiénes son?
Sentía que había estado tragando la música que me habían enseñado a lo largo de mi vida, siempre comiendo, comiendo, comiendo… Te llevan el plato a mesa y degustas muchos tipos de gastronomía, vas explorando culturas y siempre estás recibiendo inputs. Llega el punto en que encuentras gente con la que tienes esta voluntad creativa de transformar en output el input, de vomitar lo que has comido. Gente con la que nos permitimos explicarnos las paranoias, miedos, inseguridades, analizar como está el patio y ponernos a cantar cada cual a su manera. Esto es el gremio. El gremio en Occidente está visto como si fuéramos de colonias, como hippies, pero es lo que te ayuda a crecer. Andando solo vas rápido, pero acompañado llegas más lejos.
"Cuesta mucho enfrentarse al aburrimiento, a la soledad y a la desconexión"
Triquell es una banda porque es la gente con la que hice música, con la que estamos ahora mismo en el escenario, con la que he planteado la espina dorsal del álbum y con la que más me puedo abrir. En estos mundos siempre hay gente que pretende, hay mucho vampiro energético en la industria. Si te van bien las cosas siempre hay gente que quiere ser tu amigo.
¿Lo has aprendido a detectar?
Me ha costado. Hace bastante poco que he aprendido a no vaciar mi batería social, energía e ideas donde no toca, porque cuando realmente las quiero ejecutar, las he desgastado y enviado a todas partes.
También hablas del ego y de la necesidad de ser consciente de quién es uno por no dejarse comer por el personaje. ¿Cómo lo consigues?
Haciendo un trabajo interno. Como vivimos hiperconectados los unos a los otros, siempre estamos pendientes de lo que pasa alrededor e intentando que el tópico salga de un mismo. Siempre cotilleamos o hablamos de cómo les va a los otros. Cuesta mucho enfrentarse al aburrimiento, a la soledad y a la desconexión. Apagas el móvil dos días y tienes a la policía a casa.
El concepto "deconstruir" últimamente se lo pone todo el mundo en la boca, pero el trabajo de ser consciente del ego es saber de donde vienes y hacia donde vas y los privilegios con los que cuentas.
Dicho parece una tarea muy fácil, pero creo que no lo es.
No haré nunca el tick de tarea completada. Deseo que hasta que vaya con bastón y tenga nietos, siga pensando quién soy, qué hago, qué está pasando.
¿Quién eres, entonces? Estás en el proceso de descubrirlo.
"En los grandes festivales se contrata a peña que tiene una garantía de éxito y mercantilidad"
No soy lo que la gente diga que soy. Ni yo ni nadie. Eres lo que creas que quieres ser o lo decidas aceptar que eres. Quizás hoy me siento explorador y mañana hiberno y estoy 5 meses sin explorar. Porque es lo que he necesitado. ¿Si has dicho abiertamente y te has abanderado como explorador implica tener que luchar siempre porque la gente te crea y acepte esta condición? ¿O mañana puedes decir que has fracasado y que ahora quieres ser pintor?
En el siguiente álbum, no sabemos si añadiremos un instrumento u otro, si haremos este ritmo o este otro o si el videoclip tendrá esto o aquello. No diremos: "como que Triquell es Triquell y es el cantante, tiene que salir en el videoclip".
En la canción 'CBD i espardenyes, dices: "Soy producto de un producto /De un mercado que vende humanos /Ahora me juzga mucha peña /Que parece que me da igual /Renuncio al amor propio por validación global /Tengas 'flow' constante /A mí dejadme en paz". Es una clara declaración de intenciones.
Una parte de mí necesitaba expresar rabia y un entorno seguro donde puedo proyectarla es a través de la música. Mejor así que no hundiendo a otra gente. Quise hacer una sátira donde plasmaba mucho trauma, donde evidentemente veías una persona que no estaba del todo armónica con lo que le estaba pasando y necesitaba hacer una protesta. Soy muy consciente de la industria que me rodea, de las expectativas que generan sobre mí y de lo que implica el show business. Decidimos que la canción y el videoclip fueran bastante de la mano. Tener este punto osado pero realista. Dejadme ser lo que tenga que ser.
¿Cuál es tu relación con los festivales?
Depende del festival. Por el cartel del Ítaca, intuía una propuesta variada que incluía diversidad cultural. ¿Qué están haciendo los grandes festivales ahora mismo? Contratar peña que ya tiene giras, que está hiperconsolidada y tiene una garantía de éxito y mercantilidad. Estamos unificando la cultura. Vendes un tipo de festividad y de música y como es lo único que la gente recibe, es lo único que acaba tolerando. Nos gusta que nuestra propuesta entre dentro de una diversidad.
Aun así, la música en catalán ha cambiado mucho. Antes decían que toda era muy similar.
Como vivimos hiperconectados, los inputs algorítmicos de plataformas de streaming nos hacen escuchar música diferente. En el descubrimiento semanal te puede salir una canción portuguesa, francesa, de Canadá o italiana. El creador puede tener inputs globales y, por lo tanto, ya no se debe a un solo modus operandi. Si los sabes seleccionar más o menos bien, puedes crear una propuesta rica que salga del baremo que dice que si no tienes una trompeta, no vienes a la fiesta mayor.
Ahora hay esta nueva hornada de artistas de la generación Z.
Urbana, ¿no?
Sí, urbana, pero que tampoco está del todo definida.
El tema urbano es marketing. Cuando estás hipermercantilizando el underground, deja de ser underground. Si tiene un bombo reggeatonero y está producido con un ordenador, que es como se hace el 99% de la música al planeta Tierra, ¿ya es urbano? Entonces me estás diciendo que Love of Lesbian es urbano. Hace 5 años era el trap y hace 10 era el electrolatino. Estos conceptos los va dejando más el promotor y la industria que no el artista.
Mirando atrás, tú tenías otro grupo, Alter Soma, donde cantabais en inglés.
Sí, porque tuve la suerte de viajar mucho y mis inputs venían la gran mayoría de fuera. He tenido el privilegio de aprender a hablar bien el inglés y me salía de forma orgánica escribir en esta lengua. Tenía miedo a hacerlo en catalán, porque me costaba encontrar expresiones fonéticas.
¿Era un miedo de "no me acabo de encontrar" o bien por el estigma que tenemos de la música en catalán?
Yo hace tiempo que he perdido la batalla contra el estigma. Tenía un prejuicio. Lo que agradezco a la experiencia que he tenido este último año es que he visto que hay propuestas interesantes y que hay mil formas preciosas de hacer cosas en catalán.
¿'Eufòria' ha sido la clave para intentarlo en catalán?
Me empoderó. Nunca había interpretado canciones en catalán. Hacíamos versiones de Radiohead, Red Hot Chili Peppers, Norah Jones. Quizás alguna de Manel.
¿Ha sido la fórmula del éxito?
Ha sido mi sorpresa, la contradicción de la que te hablaba. Mi yo estigmatizado no se habría imaginado interpretar canciones en catalán y que después pudiera construir un proyecto. Ahora estoy orgullosísimo de que el 90% de mi álbum sea en catalán. Hay una en inglés.
'Detroit Tango'?
Sí, manteniendo la psicodelia políglota.
*Aquí pots llegir l'entrevista a Triquell en català.
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