MADRID.- La gala de los Oscar 2015, en la que triunfó la película Birdman de Alejandro González Iñárritu, no será recordada por su brillantez y su capacidad para amenizar al personal. Y buena culpa de ello la tiene el conductor de la ceremonia, el actor y cómico Neil Patrick Harris, que no logró convencer a casi nadie con sus bromas. Tampoco ayudó las casi cuatro horas que duró el espectáculo en el teatro Dolby de Los Ángeles.

Por eso, la audiencia televisiva tampoco acompañó a la gran fiesta del cine de Hollywood, que fue retransmitida por la cadena ABC. En total, 36,6 millones de personas siguieron desde sus pantallas la gala, un dato que supone una caída de un 16,3% de audiencia con respecto a la gala del año pasado, conducida por la estrella de la televisión Ellen DeGeneres, que logró atraer a una audiencia de 43,7 millones de personas. 

La presentadora logró el año pasado que la gala fuera recordada por su seguridad en el escenario y por momentos como los de su reparto de pizzas entre las estrellas del celuloide por su ya célebre e histórico selfie con algunos de los personajes más famosos del mundo del cine, que batió récords en Twitter.  

Sin embargo, la gala del domingo no aportó el dinamismo y el ritmo que se espera de este tipo de entregas de premios. Neil Patrick Harris comenzó con fuerza pero a medida que iba pasando el tiempo fue decayendo su ánimo y muchos le achacan que en algunos chistes se pasara de frenada. Ni siquiera cuando se quedó en calzoncillos imitando la escena de Michael Keaton logró remontar el vuelo del show.

Así, los Oscars 2015 se han convertido en los menos vistos de los últimos 7 años y hay que remontarse a 2008 para tener un dato más bajo. En aquella ocasión, solo 32 millones siguieron la ceremonia conducida por Jon Stewart y en la que triunfó la película  de los hermanos Coen No es país para viejos, con protagonismo del español Javier Bardem.