Algo ocurre en la Historia del Arte, que los milagros ganan en frecuencia. El nuevo hallazgo se encontraba silenciado en una colección particular desde la posguerra española. Una galería de diez retratos femeninos y masculinos del pintor veneciano Giandomenico Tiepolo (1727-1804), hijo mayor del maestro neoclásico Giambattis-ta Tiepolo (1696-1770), autor de varios frescos de los techos del Palacio Real de Madrid. Las diez obras eran desconocidas hasta que el propietario ha decidido prestarlos a la Fundación Juan March, para exponerlos en formato íntimo, en una pequeña sala aderezada según el ambiente noble del momento, bajo tela roja y luz tenue.
Las ocho mujeres y dos hombres que aparecen pueden fecharse en torno a 1768, durante la etapa española del artista, que coincide con su plenitud artística. Sin embargo, todo son dudas, reconoce el comisario de la exposición, Andrés Úbeda, que también ostenta el cargo de jefe de Conservación de Pintura Italiana y Francesa (hasta 1700), en el Prado. Fue precisamente en la exposición dedicada a Lorenzo Tiepolo, hermano de Giandomenico, que él mismo dirigió en 1999 en la pinacoteca, donde el actual dueño de las obras le mostró la serie en unas impresiones en un folio.
El hallazgo se encontraba silenciado en una colección particular
Han pasado 13 años de aquel primer contacto y por fin se hace público 'uno de los capítulos menos estudiados de la producción de la familia Tiepolo', explica Úbeda. El Prado tiene un Vía Crucis de Giandomenico y de Lorenzo un amplio conjunto de retratos y tipos de Carlos III, entre otros. Sin embargo, Úbeda, que ha tenido tiempo para proponer la compra a la institución de la que forma parte, asegura que 'tiene calidad suficiente para estar en El Prado'.
'Aunque el propietario nunca se ha expresado a favor de la venta, me encantaría que con el tiempo terminara formando parte de una colección pública para que la serie no se desintegrase', reconoce el especialista quien, a pesar de sus investigaciones, no ha podido llevar el conocimiento sobre estas obras más allá que a referencias indirectas.
De cualquier manera, quien ha dado a conocer este milagro es un centro privado, que se dedica, sobre todo, al arte contemporáneo. 'Es una pequeña aportación a la ciencia histórica', apunta Manuel Fontán, responsable de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March, que avanza la próxima exposición del centro a finales de marzo, La vanguardia aplicada, con 750 piezas vinculadas al diseño.
'Es uno de los capítulos menos estudiados de la familia'
Poco más se sabe del origen de las pinturas, si fue un encargo, quién fue el primer comprador o el lugar en que se pintaron. Úbeda está convencido de que fue en Madrid, pero lo que más le asombra es que a finales del siglo XVIII, los gustos de los mecenas caminaban por otros derroteros. Para empezar, pertenecen al género de retratos de fantasía, de quien Rembrandt dejó todo dicho. Esa fantasía hace referencia a la creación de retratos prototípicos, sin referencias a modelos reales. Basta con la imaginación del pintor.
En el caso del mayor de los hijos de Tiepolo los hombres son representados en plano medio bajo las fórmulas clásicas, barbados como los viejos sabios, ceños fruncidos, calados sobre fondo negro y mirada plomiza. Las mujeres para Giandomenico son otra cosa. Representan la belleza, la delicadeza, la pureza y el aburrimiento. No están tan aburridas como el niño que mira una peonza del pintor francés J. S. Chardin (1699-1779). Los arquetipos que traza Tiepolo descansan sobre la base de la visión más edulcorada de la mujer. Es la visión de la mujer a partir de sus adornos: las telas y los paños, sus pliegues sedosos, sus joyas brillantes, las flores y frutos, sus miradas ensimismadas.
Todas ellas parecen la misma, con su tez casi traslúcida, sus ojos azules, la fina nariz, los labios prietos 'Él crea un modelo de retrato propio. En los modelos femeninos no sigue a su padre, inventa una nueva manera de representar a la mujer', explica Úbeda. 'Desde luego, no es el modelo de belleza española', añade.
El responsable de pintura italiana y francesa (hasta 1700) del Museo Nacional del Prado aclara que esta muestra de las diez pinturas inéditas de Giandomenico Tiepolo cambiará su destino: 'Va a influir radicalmente porque nadie hasta el momento, desde los años setenta, se había sentido con la posibilidad de decir algo sobre esta etapa'.
Una buena manera de abrir el catálogo de la obra de Tiepol, añadir páginas, y multiplicar sus precios en el mercado.
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