Rafael Courtoisie (Uruguay, 1958) es un escritor de extremos, empezando por la divergencia entre su obra poética y su obra narrativa. Por suerte los extremos se tocan y, tanto en prosa como en verso, Courtoisie ha conseguido valerse de una escritura sumamente original, extraña, mutable, merecedora de elogios como los de Octavio Paz: 'Destacan la gran precisión y a la vez una sorprendente libertad en el manejo del lenguaje'.
Lo primero que sorprende de ‘Goma de mascar', su cuarta novela publicada en España es el humor. Es su obra más divertida y ambiciosa.
El humor es el cable a tierra de la ambición, pero no hay proyecto literario sin la sana ambición de explorar y explorarse. En narrativa, el humor es una herramienta formidable de comunicación, pero también una herramienta de construcción y renovación.
La novela comienza con el asesinato de una becaria. Se sospecha de dos de sus profesores, ambos poetas. El primero mimado por Harold Bloom y el segundo por un suplemento cultural. ¿Con esta clave de intriga hace su crítica del mundo contemporáneo?
La acción se desarrolla en torno a una estructura de suspense, con mucho de erótico y de tanático. Una crítica del mundo contemporáneo en términos de la 'vida pública' y política, y en términos de la vida privada de los grandes pro hombres de la creación y la cultura. Pero más que de caricatura yo hablaría de una picaresca postmoderna. La realidad es tan fiera y absurda que el mero retrato fiel de la misma podría percibirse como caricatura.
Chistes, giros imprevistos, frases en inglés, parodias de los poemas de los dos candidatos... uno piensa en Nabokov.
Es probable que el mundo literario que retrata el libro tenga que ver con el mundo en que vivió Nabokov, aunque no haya más afinidad. Escribí la novela mientras vivía en Estados Unidos, en un mundo académico semejante al que comparece en la narración. No necesito ser Sherlock Holmes para darme cuenta de que esa atmósfera me influyó.
Utiliza la novela como medio para la sátira, mientras que en sus libros de poemas el humor es tan sutil que a veces ni se nota.
En poesía trabajo registros que permiten humor, pero un humor en efecto más sutil, menos evidente, un humor más profundo que el que permite la sátira. Intento no ser obvio. La poesía es el trabajo con el lenguaje en sus límites. Es tal vez la forma más precisa de producir conocimiento. Pero la narrativa permite hacer explícitos los conflictos cotidianos del ser humano y reírse con ello.
Una de las cualidades de su escritura es la ruptura de lo previsible. Se podría decir que ésta es su novela más novela, quizá porque se soporte sobre una trama detectivesca.
Aquí he trabajado a partir de una voz en tercera persona, pero atravesada por otras voces. Utilizo el modelo detectivesco para ironizar sobre él y, a la vez, para tener una estructura firme, en la que poder innovar en cada línea sin que la innovación afecte un primer nivel de lectura ágil y divertido.
Los capítulos son muy breves y directos, con puntos de vista diferentes.
Antes mencioné la construcción de una picaresca postmoderna. Para que esta picaresca sea efectiva a comienzos del siglo XXI, debe sostenerse en una prosa disruptiva y ágil, una prosa que se nutra de la estética del video clip, de la llamada estética del parpadeo, una prosa que asimile los cambios que en la percepción de los lectores ha obrado la omnipresencia de la cultura de la imagen, sin dejar de lado lo esencialmente literario. La narración literaria es una de las primeras formas de realidad virtual. Eso exige una puesta a punto de la tecnología del relato.
Pasemos al cotilleo. Quien conozca su poesía, no puede más que pensar que sus parodias de los poemas de Rabbit y Valenzuela tienen mucho de lúcida mala leche. Ambos poetas, ¿existen?
Claro que sí: mira a tu alrededor. Hay decenas de ellos. Pero cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.
Risas de género desconocido
Experimentos aparte, Goma de mascar es una de las novelas más divertidas que se han publicado en España en los últimos meses. El asesinato de la joven lúbrica Kate en el primer capítulo, una becaria que acaba de descubrir un innovador sistema de reciclaje de chicles y que mantiene una relación con dos poetas candidatos al Nobel y enemigos acérrimos, pone en marcha un gran carnaval crítico del mundo contemporáneo con abundantes carcajadas. Goma de mascar también es una novelas impactantes por su personal estilo a ráfagas, con brevísimos capítulos descolocan el puzle de la narración. El género de esta novela, no lo conocemos ¿Intriga policíaca con teniente corrupto? ¿Novela de campus con poetas vanidosos? ¿Crónica realista del sexo posmoderno? Da igual. No se la pierdan.
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