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Poemas contra el amor con miedo

Pablo Fidalgo publica el poemario 'La educación física', sobre la necesidad de amar antes de que pase la juventud

PEIO H. RIAÑO

Que la mentira es el mayor enemigo de la juventud sólo puede asegurarlo alguien que la padezca. La historia del gallego Pablo Fidalgo empezó hace 26 años en Galicia. En los Maristas de Vigo esperó a la clase de educación física, porque de repente el colegio recordaba que sus alumnos tenían cuerpo, que no estaban hechos para pasar la vida sentados ante una mesa. Nadie se tomó la juventud tan en serio como los protagonistas de su poemario La educación física (Pre-Textos), porque nadie como ellos se amaron sólo al recordar que la vida se acaba mañana.

'La voluntad de saber la verdad es lo único que merece la pena de la juventud, intentar saber por qué han querido engañarte, y poder perdonar a los que lo han hecho', explica Pablo a este periódico, mientras recuerda que Godard dijo que era importante encontrar una pandilla con la que insultar al mundo. 'Espero al menos que estemos colaborando un poco en la revolución que se producirá de aquí en cien años', explica irónico.

'La voluntad de saber la verdad es lo único que merece la pena de la juventud'

Porque no está solo. Desde 2005 ha participado en la creación de tres espectáculos, junto a sus compañeros de La Tristura, compañía que de seguir adelante está llamada a ser uno de los relevos más sólidos del panorama escénico, al tiempo que repasan las magulladuras del cuerpo joven entregado al amor. 'Nos probaremos todos los vestidos/ antes de que la noche caiga', lo escribe Pablo en su poemario, pero podría ser el lema del grupo teatral.

De hecho, su joven vida ha soldado irremediablemente el teatro y la poesía a su cuerpo, así que era inevitable que en La educación física se hable de morir en escena, del cuerpo maltratado y dibujado por la historia 'El teatro te cambia la mirada, la forma de desear, te permite ver desde la periferia, salir y entrar. Multiplica los significados de las cosas, hace la verdad más compleja y te lleva a la locura', reconoce. Pero en el poema decide sólo él.

Sus planteamientos caminan por los efectos del amor sobre el estado físico, avisando de que cuando acabe la juventud llegarán los malos tiempos. El libro corre contra ese día: 'Nos amamos sólo al recordar/ que la vida se acabará mañana', escribe. A este joven autor le encantaría borrar su edad de cualquier parte que la anuncie, para que no fuera motivo de reclamo. Llega cargado de poemas para gritar que cuando acabe la juventud ya no quedarán fuerzas para pensar cuál es la propia forma de amar.

'No hay que vivir el amor con miedo, no se puede vivir un amor conservador'

'No hay que vivir el amor con miedo, no se puede vivir un amor conservador. Los valores que nos enseñaron ya les sirven a pocos. Lo difícil es encontrar seres que sepan lo que quieren, que no se asusten de sí mismos', reconoce Fidalgo para confirmar otra de las bases del poemario: que sólo la intimidad nos salvará de la quema.

Este libro huele a Thomas Bernhard por las cuatro esquinas y Pablo Fidalgo confirma que le interesan los autores que trabajan su existencia, los que no dan la vida por sentada, los que la excavan, se exigen... los que 'escriben como si picaran piedra'. 'Abres sus libros y puedes oír su voz. Cada cierto tiempo hay que volver a él para no despistarse', menciona el gallego del dramaturgo, novelista y poeta austriaco.

Rechaza, en ese sentido, la poesía que se vuelve pura crónica o mera anécdota. 'Lo que me importa es la experiencia del lenguaje. Desde luego, no soy un poeta de la experiencia. No sé lo que vivo hasta que lo escribo', a pesar de que en La educación física se acerque tanto, porque no puede evitar partir el verso sin el fracaso.

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