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Oliveira apuesta por la vida eterna

Pilar López de Ayala protagoniza 'El extraño caso de Angélica', nuevo filme del director portugués de 102 años

CARLOS PRIETO

Imagínese que usted tiene 65 años y hoy es el día de su jubilación tras 37 años en el tajo. Ahora piense qué ocurriría si le dijeran que tiene que trabajar 37 años más. Y que llegado ese momento, cuando cumpla 102 años, no querrá usted retirarse bajo ningún concepto por estar en su mejor momento laboral... Todo esto no pasaría de fantasía terrorífica de no ser porque es exactamente lo que le ocurre a Manoel de Oliveira (Oporto, 1908). No contento con llevar una actividad laboral frenética desde que cumplió 80 años (¡ha rodado 20 filmes desde entonces!), el director portugués de 102 años acaba de sacarse de la chistera una de las mejores películas de su carrera, El extraño caso de Angélica, que llega a nuestras pantallas el viernes tras pasar en 2010 por la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes.

El filme, financiado por la productora catalana Eddie Saeta, es un viejo proyecto de Oliveira basado en una peripecia biográfica. Hace 60 años le encargaron fotografiar a una prima de su mujer que acababa de morir. Una experiencia lo suficientemente turbadora como para llevarla a la gran pantalla. Pero la idea chocó hace medio siglo con la censura del régimen salazarista. Oliveira la recupera ahora para contar la historia de un fotógrafo (Isaac) encargado de hacer la última foto de una joven (Angélica, interpretada por Pilar López de Ayala) recién fallecida. Un trabajo morboso, si se quiere, pero fácil para un fotógrafo profesional como Isaac. Siempre y cuando, claro, la muerta no te sonría justo cuando la apuntas con el objetivo de la cámara. ¿Realidad o alucinación?

Pilar López de Ayala (Madrid, 1978) conoció a Oliveira en septiembre de 2007 en unas circunstancias un tanto extravagantes: 'Subidos en una lancha camino al aeropuerto tras la Mostra de Venecia', recuerda. La actriz destaca la mezcla de 'saber estar' y 'sentido del humor' de un cineasta que llega al rodaje con los deberes hechos. 'Es un director muy preciso. Tiene muy claro cómo quiere contar la historia. Se presenta con todo muy medido, aunque también deja sitio a la improvisación. Pero lo importante es que se trata de un cineasta que sabe mirar', cuenta.

No es raro que López de Ayala diga que Angélica es el rol más 'especial' que ha interpretado nunca. La actriz madrileña no abre la boca en todo el filme. Pero la finada Angélica es algo más que un personaje silencioso. Aunque aparece en muy pocas escenas, la presencia de Angélica (nunca mejor dicho) se palpa en todas y cada una de las secuencias de un filme que habla, entre otras muchas cosas, sobre la obsesión amorosa más allá de la muerte. ¿Este muerto está muy vivo? Por ahí van los tiros.

Oliveira ha rodado 20 películas desde que cumplió 80 años

'Nunca hasta ahora me habían ofrecido interpretar a un espíritu. Angélica no es exactamente un ser humano. He tenido que activar registros como la imaginación y la intuición para interpretarla', cuenta una actriz que también tuvo que recurrir al autocontrol durante el rodaje: 'Cada vez que oímos la palabra acción, los actores tenemos la tendencia a ponernos en marcha, pero en este caso no podía ni moverme ni respirar'.

De entre todos los 'símbolos' y 'detalles poéticos' de El extraño caso de Angélica, López de Ayala se queda con la 'metáfora de una joven que cobra vida cuando se encuentra con su igual'. O cuando la muerte es el inicio de la verdadera vida: 'La muerte permite que Angélica se libere de una realidad que le atenazaba de algún modo'.

Oliveira, por su parte, resumió hace unos días con estas palabras la relación entre su vida, la muerte y las imágenes de El extraño caso de Angélica: 'La realidad es trágica: el hombre muere. Esa es la limitación del hombre: al final él es sólo una fotografía'. El hombre muere, en efecto. Y, mientras, el indestructible Manoel de Oliveira sigue haciendo películas.

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