Hay diferencias culturales de las que ni siquiera las estrellas están a salvo. Así se explica que el público berlinés se impacientara tanto ante el ligero retraso que acompañó ayer el estreno mundial de Hijos de las nubes, el documental producido por Javier Bardem para dar a conocer la situación del pueblo saharaui ante los espectadores de medio mundo. La proyección empezó 30 minutos después de lo esperado, lo que provocó algún que otro grito y silbido, así como una disculpa de los responsables del teatro del oeste de la ciudad en el que tenía lugar.
Pero las protestas ante una impuntualidad casi inevitable en este tipo de eventos acabaron dejando paso a un silencio consternado ante lo que cuenta la película dirigida por Álvaro Longoria. Un documental de espíritu didáctico y comprometido con una causa a la que Bardem se sumó en 2008, tras visitar el Sáhara Occidental con motivo del FiSahara, el festival de cine que se celebra en los campamentos de refugiados de la antigua colonia española año tras año. 'Me llenó un fuerte sentimiento de injusticia', relata el actor en la película, rodada en inglés para alcanzar al mayor número de espectadores posibles, como ayer reconoció Bardem.
'El que aparece en pantalla no soy sólo yo, sino tú y muchos otros como tú'
Su objetivo parece aprovechar la atención mediática hacia su persona para dar a conocer un problema de difícil resolución, bloqueado por la tradicional alianza diplomática entre Marruecos, Estados Unidos y Francia sobre la cuestión. 'Hay que poner los focos sobre el problema', aseguró ayer durante el estreno del documental, narrado por el mismo Bardem. El actor aparece repetidamente en la película, para la que también condujo algunas de las entrevistas. 'No me gusta verme en pantalla, pero nos pareció que sería un símbolo de que cualquier persona puede implicarse por la misma causa. El que aparece en pantalla no soy sólo yo, sino tú y muchos otros como tú. Entre todos podemos provocar un cambio', aseguró ante un público entusiasta.
El documental incluye entrevistas con numerosos diplomáticos y expertos en la cuestión, así como algunas de las personalidades que tomaron parte en el protocolo de la ONU para la resolución del conflicto, tras el acuerdo con Marruecos para la celebración de un referéndum de autodeterminación en la antigua colonia. Pero el compromiso se acabó revelando puramente cosmético. El rey Hassan II, hostil a toda posibilidad de independencia, lo habría boicoteado por activa y por pasiva con métodos 'próximos a los de la mafia', según cuenta uno de los diplomáticos que aparecen en el documental. Tras 20 años, no hay votación a la vista, mientras el respeto a los derechos humanos retrocede en la zona.
'Si el futuro del Sáhara dependiera de mí, lo resolvería ahora mismo'
Tras la proyección, el actor y el director protagonizaron un debate sobre la situación de los 200.000 refugiados saharauis que viven en el desierto. 'La movilización de la sociedad civil es lo único que puede cambiarlo todo', aseguró Bardem. Preguntado si se siente responsable del destino de un pueblo con el que se ha comprometido hasta las últimas consecuencias, el actor contestó con honestidad. 'Sería tener una imagen demasiado elevada de mí mismo sostener algo así. Nuestra responsabilidad ha sido crear un documental suficientemente interesante para atraer la atención. Pero sé que el futuro del Sáhara no depende de mí. Si dependiera de mí, lo resolvería ahora mismo', respondió entre aplausos.
Según Hijos de las nubes, la Primavera Árabe habría empezado, en realidad, en el campamento de Gdeim Izik, en el Sáhara Occidental. Quien lo dice es Noam Chomsky, a quien el director del documental daba ayer la razón. 'Dos meses antes de que Túnez estallara, ya había habido revueltas en los campamentos saharauis', explicó Longoria, uno de los responsables de la productora española Morena, con la que hasta ahora había desarrollado proyectos como el documental Comandante, de Oliver Stone, o las dos películas sobre el Che que dirigió Steven Soderbergh. Longoria aseguró que nunca hubiera rodado una película de ficción sobre el conflicto. 'La realidad supera a la ficción. Si se hiciera una película que resumiera todo esto seguramente nadie se la creería', dijo.
Mientras tanto, Bardem se mostraba prudente respecto a los tímidos pasos de la comunidad internacional para aumentar la presión diplomática contra Marruecos, como la congelación de la ayuda militar estadounidense decretada a finales de 2011 o la interrupción del acuerdo pesquero por parte de la Comisión Europea.
'La película no es ni optimista ni pesimista; cuenta la realidad'
El actor consideró prioritario imponer el respeto a los derechos humanos en la zona a impulsar el referéndum de autodeterminación, que consideró poco probable en un futuro próximo. 'La película no es ni optimista ni pesimista. Hemos puesto en ella toda la realidad', declaró Bardem. Toda, excepto el punto de vista marroquí. Las autoridades del país rechazaron participar en el proyecto. También dijeron que no el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, el exjefe de la diplomacia estadounidense James Baker, el expresidente José María Aznar y los exministros Javier Solana y Miguel Ángel Moratinos.
La película retrata también la vinculación de los saharauis con España durante el periodo colonial, lo que despertó alguna reacción extrañada entre la audiencia berlinesa. 'Creía que existiría resentimiento hacia España [a causa de la devolución de la excolonia a Marruecos]. Pero no fue así, no observé ni un rastro de violencia o rabia. Tienen muy buenos recuerdos de la época en que fueron españoles, porque se sentían protegidos', aseguró Bardem. 'Pero no creo que tenga que ver con el colonialismo, porque nadie puede sentirse bien en un régimen colonial', puntualizó. Palabras más que confirmadas tras haber presenciado en la película al general Salazar, gobernador español del Sáhara en 1974, digno de una comedia del franquismo más tardío.
Tampoco gustaron las declaraciones del exministro de Exteriores francés Roland Dumas, partidario de dejar que las cosas se pudran, en línea con la actitud de la diplomacia francesa en las últimas décadas. Pese a todo, Bardem se negó a ejercer presión a través del boicot a los productos franceses, como propuso un miembro del público. 'El vino francés es maravilloso. Mejor hagamos otra cosa: brindemos con vino francés por la libertad del Sáhara', concluyó el actor.
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